Propiedad Privada


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Escrito por
@SIRENAALSUR

01/07/2006#N10413

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Propiedad privada


Esa absurda iniquidad de la soberanía trae aparejada sorpresas.
Y no lo digo solamente por el insólito habitante del planeta que visitó el Principito; ése que estaba convencido de haberse adueñado de las estrellas. Lo afirmo, principalmente, por el hombre que apareció anoche en mis sueños.
Vestía como un ejecutivo, no le faltaba ni siquiera el maletín. Correcto, prolijo, limpio; qué digo limpio, limpísimo! Peinado a la gomina y trajeado. La voz de Sinatra y un aire a Valentino. Gallardo, seductor, y -sobre todo- ungido de una innata autoridad indubitable.
Llama a mi puerta. Abro. Me sonríe. Me turbo. Me dice que espera no tener que llegar a enfrentarse conmigo en los tribunales. Me asusto. Saca un papel lleno de números. Tiemblo. Reclama que lo lea. No entiendo. Afirma que debo cuarenta y un años de impuestos. Pregunto. Responde algo respecto al trino de los pájaros, a las mariposas, al sol y a la lluvia. Escucho palabras inconexas, yuxtapuestas en un comunicado incoherente y absurdo. Exige que pague. Me resisto. Insiste con el juicio. Despierto sobresaltada; bañada en sudor y pánico.
Una parte de mí, no cree que el recaudador vuelva a presentarse.
Otra, está preparando un alegato por si llegamos a enfrentarnos en un proceso judicial.
Otra se cuestiona si no sería preferible adueñarse de algo salvaje -como por ejemplo los senderos que conducen al más allá- y obtener un usufructo razonable.
Pero la parte de mí más subversiva, la más intransigente, está pensando en rematarse al mejor postor.

 

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