MEJOR SEGUIMOS ASÍ

- ¿Me estás hablando en serio? - preguntó Alejandro.
- ¿Por qué habría de mentirte? - respondió Elsa.
- ¿Pero después de cómo te trató? - insistió él.
- El amor no tiene nada que ver con eso. El amor no se razona.
- No te entiendo - acotó el amigo, preocupado - Mi hermano fue con vos peor que una alimaña. Te engañó, te mintió, inventó excusas estúpidas para alejarse momentáneamente y beber de otras lagunas, volvió contigo para que no lo dejases, de a ratos, te hizo reproches sabiendo que no tenía derecho ni argumentos y finalmente se alejó sin decir palabra. ¿Y lo seguís amando?


- Sí - respondió ella - No puedo evitarlo. No me detengo a pensar en ello demasiado, ni tampoco me quita el sueño. Sigo con mi vida, como siempre, mirando hacia el horizonte y con la cabeza bien en alto. No me arrepiento de haberlo amado en el pasado& y de seguirlo amando a la distancia ahora, en el hoy.

Alejandro movió la cabeza con incredulidad, tratando de entender o al menos de digerir esta información que acababa de escuchar. Terminó diciendo esa frase tan trillada pero no por ello menos cierta:

- A las mujeres no las entiendo. Ya había largado la toalla porque sabía que sus formas de pensar acerca de determinadas cosas eran muy diferentes a las de los hombres acerca de los mismos temas. Pero si a mí una mujer me hubiese hecho la mitad de las cosas que mi hermano te hizo, pues cuando la veo por la calle cruzo la acera. Sin embargo a vos te vi con él en alguna reunión social, vos sola pero él acompañado; observé que lo saludaste con naturalidad dándole un beso en la mejilla y conversando con él de lugares comunes. Honestamente, yo no podría.
- Pero ya ves, yo sí puedo. Pero creo que te estás confundiendo. Aunque lo amo, no lo disculpo.
- Aquí me perdí completamente - acotó Alejandro.
- Te explico, Ale: Lo amo, sí, pero eso no significa que correría a sus brazos si los abriese en mi dirección.
- ¿Aunque te dijese que te ama?
- Solamente lo haría si antes se sentase a hablar con honestidad, si es capaz de hacerlo.
- ¿Decís que no es honesto?
- Digo que no fue honesto conmigo. Me echó las culpas que yo no tenía, como dándose tiempo para tomar distancia. Sabía que yo no estaba en mi mejor momento, pero eso no le impidió ser despiadado conmigo. ¡Fea su actitud! como dirían los adolescentes en el lenguaje tan aggiornado que emplean en los días de hoy.
- Estoy totalmente perdido; no sé si debo o si quiero preguntarte algo, pero sin duda tengo interrogantes que...
- Ya lo sé, Ale, pero nosotros somos grandes amigos, y con los amigos puedo desnudar mi alma sin temores. A tu hermano, como ya te dije, lo amo. Pero no volvería a tener una relación con él bajo sus condiciones. Sus parámetros no son los míos. No le permitiría alejamientos sin una conversación previa, pero no donde acuse, sino donde se explique. No tomo dos veces la misma medicina si no surtió efecto. ¿Me seguís?
- Obvio.
- Y te voy a ser muy franca, Ale. Yo no sé si quiero compartir mi vida con alguien en forma diaria. Es decir, no sé si quiero vivir con alguien. Hace muchos años que no doy explicaciones y que no las pido tampoco. Que como si tengo hambre y no porque sea la hora de comer. Que soy dueña y señora de mis tiempos, y que vivo mirando hacia lo que quiero concretar. Es decir, me acostumbré a vivir en singular.
- Te entiendo.
- Sería quizás traumático intentar convivir con alguien. Me sentiría presa, atada.
- Ajá - fue la lacónica respuesta.
- Pero eso no impide que podría encarar una vida de pareja pero cada cual en su casa, con sus obligaciones, deberes y gastos. No pido nada, no pido ayuda económica. Soy independiente. Y sigo siendo dueña de mis tiempos.
- Y supongamos que él se aviene a tus condiciones... ¿lo intentarías?
- Hoy no sé responderte, Alejandro. No tengo la respuesta. Ni creo que estén dadas las condiciones. Tampoco le veo deseos ni de verme. Mi presencia le incomoda.
- Porque sabe que no procedió bien contigo.
- ¡Por fin llegamos al punto! Pues puede comenzar por disculparse. Eso me daría la pauta de que, definitivamente, está cambiando.
- ¿Querés cambiarlo? Eso nunca da resultado.
- No, no deseo cambiarlo. Deseo que sea honesto consigo mismo. Que aunque "amar significa no tener que pedir perdón", reconocer los errores es un paso para no volver a cometerlos.
- Ahora sí estamos de acuerdo. ¿Sabés cuál es la diferencia, Elsa?
- ¿Cuál?
- Vos maduraste. Sos coherente. Mi hermano sigue siendo un jovencito que no mide las consecuencias de sus actos, y que no tiene agallas para reconocer sus fallas.
- Ése no es mi problema, Ale.
- Sí lo es, Elsa, sí lo es. Porque seguís esperando que él te diga algo aunque sea de labios para afuera.
- Mmmmmm
- Y le vas a creer como le creíste antes.
- No, ya no.
- Te digo que sí. Te conozco.
- Quizás sea mejor entonces que sigamos así, ¿no te parece?
- No, no me parece, cuñada.
- No me llames así; prefiero seguir siendo tu amiga.


Sara Becker
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Comentarios

@LADYDY

22/08/2008

perdon pero nos conocemos y yo te conte mi presente???? porque nadie nos entiende que cuando tuvimos mucho amor por un hombre es dificil terminar con el, aveces es preferible seguir siendo su amante hasta darnos cuenta que todo termino. No volvemos  a vivir con el ni a compartir muchas cosas de las que compartiamos, nos vamos dando cuenta de que ese señor ya no es el mismo y que ya no podemos seguir con el, entonces empezamos a alejarnos y a tener mas amigos a hacer otras cosas.

Por eso me asocie a la pagina para conocer a otra gente y a tener otras salidas a no estar pendiente de sus llamados. Nunca dijo una palabra de amor ni la va a decir nunca. Ya no espero nada de el pero sigo necesitando sus llamados y sigo divirtiendome con sus mensajes.nos juntamos disfrutamos de buenos momentos y despues cada uno intenta hacer su vida. hasta que posiblemente encuentre alguien mejor que el. no nos castigen podemos hacer lo de Elsa porque a lo mejor algo bueno tubo es relacion.        Diana  

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