PROMESAS EN EL SUR


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Publicado por
@ANAMARIA317

31/08/2008#N23377

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ESTE CUENTO TIENE LA PARTICULARIDAD DE HABER SIDO ¡¡YOOOOOO!! LA "MUSA",   LO ESCRIBIÓ UNA ÍNTIMA AMIGA  "MABEL CIAFFONE", ´SOPORTÓ ! MIS CHARLAS SOBRE MI VIAJE  AL SUR, GANÓ PREMIOS Y HA SIDO PUBLICADO EN UN LIBRO QUE SE LLAMA "UTOPÍAS". TODO UN ORGULLO "LA MABE".

PROMESAS EN EL SUR

 
 
 
 
La mujer aceleró con firmeza; en el espejo, la ciudad iba diluyéndose de a poco igual que la tarde. Miles de luces apenas perceptibles comenzaban a encenderse, y la Ciudad como una inexpugnable triste puta vestida de señora bien, se quedaba sin Inés. Hacia delante, la imagen de la ruta inagotable, como una larga serpiente acariciada por el campo.
Conducir su auto le daba seguridad y una sensación de fortaleza inexpugnable. Nadie podía advertir al verla. Que no sabía hacia donde iba.
Entre   música y cigarrillos, sus pies, convertidos en extensiones de los pedales,
Se dejaban ir y venir con relajada destreza. Confiaba en que el cansancio la llevaría a detenerse en el lugar adecuado. Entre tanto, necesitaba pensar cómo organizarse. Buscar un nuevo nombre, sería un buen principio. Nadie cambia su vida arrastrando el mismo con el que fué bautizada. Debería sonar enérgico y sencillo a la vez. Ensayó mentalmente distintas opciones; Greta “No... suena a princesa alemana... “Lucía? “Tampoco demasiado dulce...” María? “Heroína de melodrama antiguo... no, no era apropiado “Laura? “Puede ser, suena contundente y sin historia...” Si, Laura era un buen nombre. EL cassette se detuvo y los dedos de Inés interrumpieron el rítmico golpeteo sobre el volante. Ya era tiempo de inventarle una vida a Laura. A efectos de no soslayar detalle alguno, imaginó tener frente a sí una ficha en blanco para completar. La edad parecía como un dato imprescindible; y en vista de que el tiempo no la había maltratado demasiado, no estaba de más restarle un par de años. En cuanto a sus estudios, sería mucho más inespecífica; Todos los que hubiera querido. Con respeto a su profesión, debía elegirla con sumo cuidado; Algo creíble, pero que afectara a la vez, cierta dosis de misterio. Escritora, actriz, periodista. Actividades estas que suelen tolerar ciertas licencias. Sabido es que la mujer “común” se convierte en una puta con solo incurrir en ciertos deslices. En cambio de una intelectual. Se dirá que es emocionalmente inestable”. De todos modos necesitaba mantener un bajo perfil, al menos hasta sentirse firme en el terreno. “Habrá hombres en el Sur” ? –pensó- “Si, son como hormigas, van de aquí para allá, y una tiene la sensación de que han llegado primero a todas partes”. Pero, se consoló saberse a salvo de madre, padre, hermanos, ex parejas, ex suegras y ex amigas de sus ex parejas. Si el Sur debería ser el paraíso mismo.
Volvió con la mente a la confección de su nueva ficha personal. Qué diría con respecto a su familia? “Todos muertos en un accidente de aviación... No mejor de tren, suena más a clase media...” En relación a su estado civil, no quedan dudas; Soltera, Inés siguió conduciendo como una autómata durante horas, percibiendo el paisaje que se deslizaba anónimo sin dejar rastro alguno en su memoria. En un momento los párpados comenzaron a pesarle: Era tiempo de detener la marcha. La primera Hostería que se anunciaba con un humilde cartel la desvió de la ruta. Se detuvo y descendió del auto. Por unos instantes creyó que el viento la levantaba del piso y tuvo que buscar rápidamente la puerta de aquel sitio, donde un muchacho semi-dormido la recibió con amable discreción.
(Una inmensa fila de fantasmas, malhumorados e incómodos por tanto viaje, bajaban del auto, también, intentando desentumecerse. El viento pareció conspirar contra sus etéreas humanidades. Se volaban mezclados con la fina arenilla, para retomar tenaces y asirse a la puerta de la Hostería. Maltrechos pero íntegros, dejando entrever una cuidada alimentación, lograron por fin entrar, acomodándose cerca de la mujer).
La rubia se presentó como “Laura” y pidió café bien cargado, bien caliente.
Era fácil estar allí, sintiéndose parte de ese aire rebelde, con la taza humeando debajo de su nariz, y el perfil del Sur dibujado en la ventana. Se le metió en el cuerpo una sensación de libertad, de liviandad, como un barco que por fin se libera del anclaje.
“Laura-pensó- “soy Laura, mi propio modelo para armar”.
Tras el vidrio podía advertirse el frío y los remolinos de viento. Esas ráfagas parecían poder contra todo lo que uno les opusiera. Miró de soslayo a los fantasmas; se veían inofensivos, casi amistosos, pero no se dejó conmover.- NO alimento más parásitos”, se dijo.
El muchacho de la amable discreción interrumpió sus cavilaciones: Le bajo el equipaje, señora? La rubia respondió que no, moviendo la cabeza con suavidad.
Para qué explicarle que ya toda su carga había bajado del auto. Se sostuvo un minuto el cigarrillo.
-Tenés fuego?
-No, no fumo... pero no se preocupe, señora, enseguida se lo consigo; Acá en el Sur, lo que no existe, se inventa...
Y la porteña de mirada triste pareció conformarse con la promesa.
                                                      MABEL CIAFFONE
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

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