Se descubrirá la verdad acerca de los experimentos del Escua

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@RICHI56

28/02/2011#N35307

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Generalmente, al pensar en las atrocidades relacionadas con la Segunda Guerra Mundial siempre nos vienen a la mente los crímenes de guerra de los nazis alemanes, pero hay que recordar que no fueron los únicos, y que otros países fueron responsables de barbariesparecidas e igual de condenables. Hay que recordar las purgas realizadas por Stalin o el tema que nos ocupa: el Escuadrón 731 japonés.

Para el que desconozca dicho escuadrón y a modo de resumen, diremos que fué algo así como el equivalente nipón a las SS de Hitler. Se trataba de un programa de investigación encubierto bajo el nombre de Laboratorio de Investigación del Ejército sobre Prevención Epidémica y a las órdenes del General Ishii. Este supuesto laboratorio se dedicó a experimentar con seres humanos vivos durante la Segunda Guerra Chino-Japonesa y la Segunda Gerra Mundial. Miles fueron los chinos, mongoles, koreanos, rusos y americanos con los que experimentaron. Entre sus actividades encontramos investigación con agentes biológicos y armas boquímicas, vivisecciones sin anestesia,amputaciones y todo tipo de barbaridades para estudiar diferentes efectos en el cuerpo humano.

Estos horrores son algo que los japoneses desconocían acerca de su gobierno pero que mantiene en vilo a la horrorizada opinión pública desde que se descubrieron los hechos. Recientemente, la polémica ha vuelto a desatarse debido a las investigaciones llevadas a cabo con unos restos encontrados en una fosa común descubierta en unas excavaciones en 1989.

Los huesos presentaban marcas de sierras y algunas calaveras tenían agujeros de taladro y porciones de hueso cortadas. El asunto levantó tanta controversia que los restos se almacenaron en un depósito. Ahora, nuevos detalles acerca del sufrimiento de las víctimas pueden ser revelados ya que las autoridades de Tokio han anunciado planes para abrir una investigación relacionada con estos cadáveres, que se creen fruto de los experimentos del Escuadrón 731. También se buscarán nuevas fosas comunes que puedan arrojar luz sobre las investigaciones.

Toyo Ishii, una ex-enfermera que comparte apellido con el General responsable de estas barbaridades y que ejercía en la época en la que Japón se rindió (Agosto del ‘45) asegura haber recibido órdenes, tanto ella como sus compañeros en el hospital de campaña, que les impelían a enterrar cuerpos, huesos y miembros amputados (dice que es imposible de determinar a cuánta gente correspondían los restos) antes de que llegasen los aliados. En la misma entrevista afirmó que en el hospital tenían tres morgues donde los cuerpos, numerados con etiquetas alrededor de sus cuellos, eran sumergidos en cubas de formol para conservarlos antes de diseccionarlos. Los órganos y otras partes del cuerpo eran preservadas en jarras de vidrio. Esta enfermera además ha ayudado a señalar la localización de diversas fosas comunes que el gobierno japonés se dispone a excavar.

Las investigaciones que se llevaron a cabo en 1989 concluyeron que los restos pertenecían, en su mayor parte a asiáticos no japoneses y que probablemente habían sido usados para “educación médica” o llevados a la escuela de medicina desde los campos de batalla para su análisis. El Ministerio de Salud ha denegado repetidas veces las peticiones de familiares de diversos soldados chinos que fueron supuestasvíctimas del Escuadrón 731 para realizar exámenes de ADN a los huesos.

Mientras, la extrema derecha japonesa se niega a aceptar que el escuadrón fuese algo más que un equipo de sanidad que operó tras las líneas de batalla. Además, no se menciona nada acerca de sus actividades en los libros de historia de las escuelas japonesas. Muchos de los científicos relacionados con el llamado Laboratorio de Investigación del Ejército sobre Prevención Epidémica llevaron tras la guerra largas carreras en la política, la educación, los negocios y la medicina.

“Mucha gente no cree que eso ni si quiera ocurriese y el resto prefieren ocultarlo y olvidarse de lo que Japón hizo durante la guerra”, manifesta al respecto Tsuyoshi Amemiya, un historiador militar retirado. “La gente joven lo desconoce y no lo quiere saber”.

Esperemos que el gobierno japonés se enfrente a los fantasmas de su pasado y ayude a esclarecer la verdad acerca de las actividades de este grupo de Mengueles nipones