Grandes errores de la historia

Señoras y señores, aunque sé que muchos
-entre ellos gente que conozco bien- 
no quieren meterse en temas urticantes ni poner sobre el "trapete" aquellos errores cometidos a través de la historia universal, tal vez para conservar el trabajo, quizá para mantener un engañoso lugar de prestigio entre sus colegas o simplemente, para resguardar su vida, yo… Gillespi, 
me animaré a decir toda la verdad. 
Atención don Ibañez, don García Hamilton, don O'Donnell, don Pigna y otros tantos que
se colgaron de las tetas de la historia:
Hoy, todo lo que ustedes han callado, será por mí develado. 
Ya mismo pongo el primer dedo sobre la llaga… y ojo, me quedan nueve más. 
Corrijo de entrada, cuando mencionan la “historia de todos los tiempos” ¿están hablando del tiempo pasado, del presente, del futuro? 
¡No! ¡De ninguna manera! ¡Están equivocados!
Es un frecuente y craso error decir “de todos los tiempos”. La historia es de un solo tiempo: EL PASADO. Listo, basta de zonceras y charlatanes. 
A continuación les detallaré cuatro errores importantes de la historia: 

Primer error 
Comencemos por el principio de todo: Grecia. Cuna de la civilización occidental. Escupía filósofos como fábrica de embutidos. Uno de los tantos, bastante bueno como lo era Platón… sí, justamente del mismísimo Platón estoy hablando, nada menos, ¿saben lo que dijo? 
“Que todos vivimos en una cueva y lo que vemos son sombras” 
¡Un bruto! Le faltó decir que el mundo era chato y lo sostenían cuatro mulitas. Pregunto, ¿estábamos ante un delirante?, ¿no tomaba su medicación?, ¿se juntaba mucho con Susana Giménez? 
No podemos soslayar que la filosofía mundial nació (o sea sentó sus bases) a partir de semejantes pensamientos. Entonces, ¿cómo podemos estar hoy en día si mucho tuvo origen en esa barbaridad que dijo el discípulo olfa de Sócrates? 

Segundo error 
Los vikingos. Todos conocemos que salían en las barcazas, con sus pelos rubios trenzados, cascos con cuernos, gritando en nombre del dios Toór. ¡Miren qué dios tenía esa gente! Dime con qué dios andas y te diré quién eres... teniendo tantos nombres, cómo se les ocurre elegir "to-or". 
¡Por favor! Después con esos barcos llegan a América... andan unos días por acá y se vuelven a su tierra, al lugar que los vio partir... a la tierra de los vikingos que quién “carancho” (repito ya que les gustó tanto este término) sabe cómo se llama… ¿Vikingolandia? ¿Cómo? ¿A ver? 
Ahora bien, estuvieron en suelo americano, vieron los animales, las plantas, condimentos, riquezas, etc. ¿No se les ocurrió aprovechar semejante descubrimiento? No, porque eran unos rubios grandotes que parecían salidos de un casting de “100 % lucha” que no tenían nada adentro de la cabeza y por su culpa nos descubrió ese italiano de Colón que después trajo a unos españoles que tampoco tenían tantas luces. ¡Podríamos ser todos vikingos ahora! Luciendo físicos y cabellera de strippers, seríamos los hombres ideales de la Pradón, la Alfano y la Casán. 
Guarnin 1: El párrafo anterior incluye un chiste de trazo grueso referido a la gente oriunda de España que, cabe aclarar, goza de mi total y absoluta simpatía. Es más, mi apellido real es de origen español y muchos familiares y amigos lo son. Con lo cual, lo dicho debe ser tomado como tal, un mero comentario gracioso sin otras intenciones. ¡Qué viva España! 
Guarnin 2: El párrafo anterior incluye un chiste de trazo grueso referido a los vikingos, a pesar de no conocer ningún vikingo en la actualidad, también gozan de mi cariño y aquello debe ser tomado como una humorada. 

Tercer error
Roma. Un imperio. Una potencia mundial... el origen del derecho, el desarrollo de las artes, de las ciencias, del sexo, de las comidas a la romana, del penal a Delem, de la producción agrícola, de la cría de ganado lanar... ¿Qué hace Roma? Se le canta entrar en decadencia y desaparecer del mapa. De ser un imperio pasa a ser la capital de un paisito… así de pequeño. De tener todo el mundo a sus pies, los chabones deciden transformarse en una botita allá en el toór del continente europeo.
Aquí hay algo que no cierra. No me vengan con que fue Nerón y sus excentricidades lo que llevó a un imperio a desaparecer. Eran unos bardos. ¿Y qué pasó por culpa de los romanos en el futuro? Padecimos la primera guerra mundial, la segunda guerra mundial y todo eso, porque el mundo estaba separado en un montón de países que de haber seguido siendo un imperio seríamos todos hermanos imperiales. 

Cuarto error
Independencia de España. Todo muy lindo eso de ser independientes... San Martín, Belgrano, Castelli y demás… pero nadie pensó que al independizarnos de la “madre patria” quedábamos solos y a merced de potencias más poderosas como Estados Unidos, Luxemburgo o Inglaterra. 
Qué es preferible ¿ser cola de ratón o cabeza de león? 
Si hoy no estuviéramos independizados nuestra deuda externa la debería pagar España. Además, fíjense lo bien que les va ahora (Beckham, Messi, quieren comprar a Henry). Repsol sería nuestra petrolera nacional, Nino Bravo y Sabina hubiesen sido nuestros cantantes… y otra cosa, el idioma sería sencillo pues nadie dudaría si zapato se escribe con zeta porque pronunciaríamos la zeta naturalmente, como suena. 
En lugar del choripán comeríamos jamón de Jabugo, natillas en vez de postre Royal de vainilla y viviríamos de bar en bar a la salida del laburo. ¿Qué tal? 
Imagino que ya se habrán dado cuenta -luego de esta notable exposición- el porqué del silencio de tantos historiadores en ocultar o negar semejantes verdades, no tuvieron valentía… les faltó cojones, tío. 
Se los resumo con aquellas palabras de alguien que, ante un pasado diferente, hoy sería un coterráneo, un hermano, nuestro Sergio Denis,
un Leo Dan: 
“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”