Duende - 4

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Escrito por
@FITO

24/03/2013#N43022

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Volví. Entre nubes bajas y sueños altos, volví a recorrer el sendero hasta la casita del duende. No hizo falta que lo llamara. Suspendido en el aire e iluminado por un rayito de sol que se filtraba entre las hojas de los árboles, me estaba aguardando. Lo saludé con un ¡Hola! Quizás medio apagado y tontamente miré mi pie y al suelo, emití un suspiro, pero sin dejar de mirar hacia abajo, mi pie y el suelo. Otro suspiro, hasta que él me dice:

- ¡Te escucho, vamos! ¿No has venido a contar?

- ¡Psé!.

Me costaba hablar. Me pregunté porque en mi sueño me costaba hablar. ¿No era yo el dueño de e se espacio, de ese tiempo, de ese sueño? ¿Por qué perdía mis fuerzas? Por fin, pude respirar hondo y contarle. ¿Contarle? Creo que esta vez lo sabía todo.

- ¿Recuerdas la montaña que quería escalar?

- Sí.

- Sucede que está delante de mí.

- Pues bien felicitaciones. Adelante entonces…

- Sucede que tengo temor. Figúrate que inicio el ascenso y me caigo, o me lastimo. Tengo temor…

- ¡Hay, hay! Estos seres imperfectos. Vive tu tiempo. Siempre te lo repito. Dime una cosa. ¿Qué ves ahora, donde estás parado? Un claro en el bosque, con árboles que van tapando lo que está detrás. Ahora imagínate que puedes elevarte. ¡Estás en tu sueño, puedes hacerlo! ¡Vamos! Yo me elevo contigo.

Y fuimos ascendiendo. Tan lento o tan rápido como quisimos hacerlo. Me vi flotar en el aire. Mis pies sin tocar el suelo. Y sonriendo. Era una nueva experiencia. El suelo se alejaba, la casita del duende cada vez más pequeña, hasta que finalmente, luego de esquivar la copa de los árboles y superarlos vi a todo el bosque, a todos los árboles y un poco más elevado vi al arroyo y al agua que lo recorría o que lo formaba. Me detuve y giré. Giré sobre mi varias veces, señalando y descubriendo cosas. Sonreía. Estaba bien. Contento.

- ¿Te das cuenta porque estamos aquí, en el aire?

- Creo que sí, pero quiero oírte.

- Sube la montaña, disfruta cada paso que des. Toma tu tiempo. Mira a tu a alrededor. Verás, a medida que vas ascendiendo, nuevos valles, nuevos ríos, animales y vegetación distinta. No pienses en la montaña como algo que debes escalar, sino como un medio que te permita redescubrir todo. Todo lo que hay en ti y en ella y que tú no quieres ver. ¿Entiendes?

Asentí con la cabeza y comencé a descender. En silencio, sin palabras. Ya con los pies en la tierra y sin comprender porque me sacudía la ropa, miré al duende y sonriendo le dije:

- ¡Gracias amigo! Ya no temo por escalar, caerme o lastimarme. Cada paso que voy a dar, más cerca voy a estar de la meta. Duende, no sólo no temo, sino que estoy ansioso por llegar y desde ahí, desde la cumbre ver, sentir todo de otra forma. Gracias duende.

Al despertar y sentir que el sol estaba ahí, me sentí bien. Al rato me sorprendió reconocer que estaba cantando tu canción.

Comentarios

@SIL_VANA

24/03/2013

Gracias ! Gracias ! Gracias ! Gracias ! Por los cuatro cuentos . " CANTAR TU CANCIÒN " . Es no olvidarnos , recuperarlo , estar con aquella canciòn , sueño , hecho , persona , ........... que nos dio fuerzas para vencer . Silvana