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Escrito por
@MIRY_SOL

25/03/2013#N43027

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Encuentros

 

Se arropó bien. Se sentó en el sillón junto al ventanal. Algo adormilada miró la cantidad plantas que ella cuidaba con tanto esmero y que adornaban su patio. Estiró el cuerpo, se ajustó el pijama de algodón y ordenándose el cabello aún aplastado por la almohada se dijo: “¿y por qué no?” Debería arriesgarse. Hacía un tiempo que sentía necesidad de una compañía masculina. Convivencia, Noooooooooo... Eso ya lo había vivido en las buenas y en las malas. Lo que en realidad quería era tener con quien salir, conversar, intercambiar ideas, y después se vería.

     Pero cómo llegar a esto se preguntaba. Era reacia a participar en grupos, sobre todo aquellos que se dicen de “solos y solas”. Le gustaría algo más espontáneo, casi de incógnito. Pero debía hacer algo, porque estaba segura de que nadie le tocaría el timbre para decirle: “Señora, ¿quiere salir conmigo?”.

     Decidió darse una buena ducha y prepararse un rico mate.  Luego se sentó a la computadora y llenó una ficha de una página de encuentros, de esas páginas de contacto que hay en Internet. Pasaban los días y siempre que se conectaba encontraba cosas irrisorias: Fotos de jóvenes veinteneros, frases como “soy seductor, no me gusta la mentira”, “odio la infidelidad” soy un hombre de verdad con las cosas claras”, “no tengo problemas de ninguna índole”. Cuánta pavada, se dijo. Pero ya estaba en la pista, y pensaba bailar.

     Y así fue que apareció un pequeño recuadro sin foto. Con un perfil interesante, y lo que más le atrajo era que no había frases, sino tan sólo un “CONOCÉME”. 

     Envió un mensaje que fue contestado casi inmediatamente. Así se enteró que él era ingeniero, más precisamente ingeniero en minas o algo por el estilo. Había nacido en la Puna de Atacama, donde aún residía su madre. Viajaba constantemente a lugares mineros, había incursionado en las profundidades de las minas, y le producía un placer enorme recorrer los oscuros y húmedos túneles a mil quinientos metros de profundidad.

Actualmente, estaba en una empresa de gran envergadura dependiente del gobierno, y  comentaba que era un predio tan grande que para trasladarse de un lugar a otro lo hacia en un coche oficial con  chofer. No tenia uno  de su propiedad, y alquilaba un departamento de dos ambientes... ¡Que raro! Comenzaron a rondarle ciertas dudas

Pasado un tiempo prudente de este contacto envió su móvil y pidió el de ella conocieron sus voces, y hacia mucho que ella no se sentía tan halagada

¡Me gusta mucho tu voz!, además admiro mucho tu profesión. Es una vocación de verdadero servicio. Eso Dios lo premia. Nuevamente las dudas.  Pero no se dejaría llevar por que ciertas opiniones no coincidían con otras formalidades

Bueno...dijo él un día ¿no te parece que es hora que conozcamos nuestras caras

Aceptó, ya que pensaba que no se podía dilatar más este momento, pero le propuso a él que eligiera día, hora y lugar

Dijo Núñez, límite con Saavedra... tan a contramano no le quedaba. Al día siguiente le envío un mensaje de texto con la dirección exacta .El colectivo 133 la dejaba justo, y apareció la pregunta clásica en estos casos ¿como nos identificamos?

Bueno...yo iré  con pantalón gris, paletó gris, pulóver, saco sport bordó, camisa blanca y corbata bordó.

Ella cerró sus ojos y dejó volar su imaginación, Se le presentaba un hombre, elegante, de buen gusto y delicado en el trato.

Se produjo un silencio. Del otro lado de la línea un suave murmullo

Abrió los ojos, y dijo...ay ¡perdóname! Y saliendo de su ensoñación, comentó –estaba pensando que yo iré de jeans negro, polera negra y campera blanca. ¿OK?

Estaba nerviosa, era su primera cita con un desconocido después de tantos años.

Al día siguiente, se vistió lentamente, eligiendo minuciosamente cada accesorio. Era conciente de que a pesar de su edad, se mantenía elegante. Subió al colectivo, y mientras viajaba pensaba qué temas se tocarían, y cómo se manejaría ella frente a esta nueva situación.

Bajó en la numeración justa, se detuvo, observó el lugar y muy sorprendida se dio cuenta de que estaba frente a un”tenedor libre”, pero justamente de los buenos (que los hay). Entró. La aturdió el ruido de los platos, el olor a fritura, el murmullo, el choque entre la gente que circulaba sirviéndose comida y las mozas que levantaban los platos y bandejas con restos de lo ya ingerido. No iba a negar que le produjo un poco de asco.  Buscó a un hombre con la ropa descripta. No había nadie con ese aspecto. Ya un poco inquieta tomó el celular y llamó.

     — Estoy en el lugar que me indicaste, pero no te ubico.

     —Ah, y yo te estoy esperando en la esquina. Subí al primer piso que ya voy.

     Mientras subía pensó: “¿estaré tan confundida?, Si quedamos en encontrarnos dentro del restaurante... ”.

     Bueno no servía pensar tanto... era momento de pasarla bien y punto.

Llegó al primer piso, pero en vez de sentarse, decidió apoyarse en la baranda y esperar para verlo cuando entrara. Lo volvió a imaginar elegante y sugestivo como cuando habían hablado por teléfono. 

Él no tardó mucho. El único hombre que subía la escalera llevaba el atuendo y los colores descriptos por teléfono. Un señor mayor, de baja estatura, con pantalones grises flameando, quizá de tanto uso o por holgados, una corbata ladeada, y aquello que él llamaba “paletó (termino de antaño) bastante gastado. Se acercó y se dieron un beso en la mejilla .Ella no podía emitir palabra .Pero tratando de ser positiva, se repuso y se dijo para sus adentros “la apariencia no importa, quizás sea un tipo agradable para compartir un momento”.

    —¿Bajamos? —sugirió él—. La comida está en las góndolas y hay que servirse solo.

    Ella lo siguió,  con cierto recelo, no le gustaba tener que hacer cola para comer. Prefería un choripán.

   Cada uno retiró una bandeja que ya venía provista de un vaso de cartón y cubiertos de plástico.

    —¡Me encanta este lugar! —Dijo él—, siempre que vienen mis hermanos de Jujuy,  los traigo acá, y se dan una panzada que ni te cuento.

    Ella se mantenía en silencio, y sólo atinaba a hacer lo mismo que él. Se sirvieron una seca suprema de pollo a la plancha, puré de calabaza y agua mineral. Haciendo un poco de equilibrio con las bandejas cargadas subieron al primer piso.

Se ubicaron en la mesa,  ella dudaba si empezar a comer o esperar, porque seguro que esa comida ya venía fría. Decidió esperar. El se calzó los pequeños anteojos sobre sus diminutos y aindiados ojos y sonrió. ¡Uy!, para qué... ahí ella se dio cuenta de que los dientes de él habían tomado caminos distintos. Uno con la punta hacia la izquierda se chocaba con el de la derecha que se encimaba con el del centro. Por favor, dijo para sí, no te rías más que me pongo bizca.

    Ella comió escuchando la serie de ruidos extraños que él producía al deglutir...Y, bueno debe ser que los puntanos, comen así.

Para sacarse esa imagen de encima, centró su vista en el plato y dijo ¿vivís sólo?

     —Noo... con mi mujer... pero en piezas separadas —aclaró, se metió otro pedazo de pollo en la boca, levantó la vista y con esa sonrisa con dientes sin ruta agregó—: Así estamos bárbaros, ella en lo suyo y yo en lo mío.

     Tímidamente, ella preguntó: “¿has tenido otras mujeres entonces?

    —Sí, encuentros casuales. Vos sabes, el hombre no es como la mujer, tenemos necesidades ¿vos me entendes? Che, esta comida es un manjar.

    La cara de la mujer se había transformado en una máscara de espanto.

    El siguió hablando de lo suyo, de las minas de carbón, de su familia, de su Jujuy querido y de su trabajo actual. Comentó que ese día tenía una reunión en el Ministerio, pero que le resultaba raro que aún no lo llamaran.

     Qué raro.

     Tímidamente ella tomó el ticket de la consumición como para apurar las cosas. Eran $40. Sacó de su cartera $20, los dejó sobre la mesa y comenzó a ponerse su hermosa campera blanca.

     —De ninguna manera —dijo él, muy ofendido—. Yo te invité.

     Y al no obtener respuesta agregó... “bueno, la próxima  vez arreglamos mejor”.

     “Faltaba más”, contestó ella gentilmente, “Fue un gusto,  pero se me hace tarde y mi hija me espera”.

     Bajó velozmente la escalera, mientras él se quedaba terminando su exquisita suprema. Cruzó la calle y se detuvo en la parada del 133, que no tardó mucho en llegar.

Subió y encontró un asiento individual cuya ventanilla daba justo a la entrada del restaurante. Apoyó su cara contra el vidrio y pudo observar como su acompañante de hacia un momento salía raudamente con sus pantalones flameadores y su raído paletó.

El colectivo comenzó su marcha y ella se quedó pensando en cómo se estarían riendo los verdaderos ingenieros de la empresa y los compañeros que sin duda lo habían hecho participar de la página de Encuentros.

     ¿El se reiría de lo acontecido? Difícil. El “ingeniero” estaría compenetrado nuevamente en su trabajo de maestranza, ordenanza y limpieza de la empresa.

 

 

Comentarios

@FITO

25/03/2013



Me encantó el tema de la narración. Estos encuentros suelen ser difíciles para ambos, salvo para aquellos que están con la caña de pescar y cualquier pique le viene bien. Veo positiva la actitud de ella, lo intentó. Esperemos que sea imaginario, no me gustaría saber que alguien pasa un momento tan feo.

Rodolfo  
@SIL_VANA

26/03/2013



 Valiò el intento    !!!!    Pudo ilusionarse , prepararse y decidir . Por què no ??? Otro puede finalizar como  lo soñò .    (  para èl y para ella )  -        Silvana   
@SIL_VANA

26/03/2013



 Valiò el intento    !!!!    Pudo ilusionarse , prepararse y decidir . Por què no ??? Otro puede finalizar como  lo soñò .    (  para èl y para ella )  -        Silvana   
@SIL_VANA

26/03/2013



 Valiò el intento    !!!!    Pudo ilusionarse , prepararse y decidir . Por què no ??? Otro puede finalizar como  lo soñò .    (  para èl y para ella )  -        Silvana   
@MIRY_SOL

01/04/2013

EDGARDO

GOOGLEAR SOBRE EL TEMA "MINERIA"

¿PARA QUE?.ELLA NO IBA A HACER UN CURSO SOBRE EL TEMA , IBA ACONOCER UN HOMBRE QUE LE HABIA DADO UN PERFIL

PERO...ESE PERFIL COMO TANTOS QUE SE ENCUENTRAN EN ESTE TIPO DE PAGINAS NO ERA REAL

ME PARECE QUE ES INTELECTUALIZAR MUCHO, PERO SIEMPRE TU OPINION ES INTERESANTE YA QUE LO QUE HELEIDO TUYO LO ES

SALUDOS



MIRY_SOL  

ARG

ARG

MUJER de 54 en San Cristobal

Me gustan las actividades al aire libre, caminatas, ir a parques, también los r

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HOMBRE de 54 en Boedo

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Abogado, no carancho. Tranqui. Vida sana, lo que no excluye placeres mundanos. ð

¿CONOCERLO?

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