EL NIÑO DESOBEDIENTE


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Publicado por
@AHYANT_RM

22/03/2014#N46020

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        EL NIÑO DESOBEDIENTE Y SU RELACIÓN CON EL AGUA





Cierta vez, en un pequeño pueblo vivía una familia de clase media y el último

de sus miembros de dicha familia era un muchacho muy desobediente y tanto así que lo  llamaban "el niño desobediente", porque cada vez que le encomendaban hacer algo, él hacía lo contrario. Se le decía que se levantara, él se quedaba en la cama. Si le decían que se vistiera, él se quedaba en pijama. Así una cosa tras otra y por eso su familia acabó olvidando su  nombre y siempre se referían a él como "el niño desobediente". Se pasaba las horas jugando videojuegos en su casa y no respetaba ni a nadie ni a nada. Por ejemplo: si iba al baño, dejaba el caño abierto, y cuando le decían que lo cerrara él respondía: "ahora, ahora", pero no se movía del asiento. Siempre hacía lo contrario. 

Un día de esos en los que tienes la sensación de que va a ocurrir algo mágico "el niño desobediente" abrió el caño del lavador para asearse las manos, pues las tenía pringadas de merengue de torta y se fue al salón a ver la tele, dejando el caño abierto. Su madre, al oír caer el agua desde la cocina, le dijo: "¡Cierra el caño!", y "el niño desobediente
“respondió "ahora, ahora" y siguió viendo la tele. Su padre, al oír caer el agua desde su despacho, le dijo:"¡Cierra el caño!", y "el niño desobediente" respondió: "ahora, ahora" y siguió viendo la tele. Su abuelo, al oír caer el agua desde su cuarto, le dijo: "¡Cierra el caño!", y "el niño desobediente" respondió: "ahora, ahora" y siguió viendo la tele. 

Al cabo de un buen rato, "el niño desobediente" sintió sed y gritó desde el sillón: "mamá, tráeme un vaso de agua", pero nadie respondió. Entonces gritó: "papá, tráeme un vaso de agua", pero nadie respondió. Entonces gritó: “abuelo, tráeme un vaso de agua", pero nadie respondió. Refunfuñando, se levantó para beber un vaso de agua pero, cuál fue su sorpresa cuando, al abrir el caño, no cayó ni una gota. 

"¿Dónde está el agua?", se preguntó, y empezó a buscarla por todas partes. La buscó en los cajones y en los armarios, en las habitaciones y debajo de las camas, buscó en el trastero y hasta miró por la ventana por si el agua se había ido de paseo. Entonces pensó: "caño tonto, seguro que se ha atascado", y metió uno de sus dedos en el caño para comprobarlo. Y en aquel momento, desde el dedo que tenía dentro del caño hasta los dedos de los pies, "el niño desobediente" se convirtió en una gota de agua y se coló por el desagüe. 

Mientras se deslizaba por las tuberías como si bajara por un enorme tobogán "el niño desobediente" gritaba "¡que no sé nadar!” Y estuvo cayendo y cayendo hasta llegar a un río subterráneo. Allí se encontró con otras gotas que le miraban raro. Él decía: "¿qué miras?", y las gotas respondían "glub, glub". Sin saber hasta dónde iba, recorrió junto a las otras gotas el camino del río subterráneo hasta llegar a una laguna, donde millones de gotas esperaban. 

"¿Qué haces aquí?" - preguntó "el niño desobediente". Y las gotas respondían: "Glub, glub". Una gota que hablaba el lenguaje de los niños, se acercó y le dijo: 

- "Vamos a crear electricidad". 

- "¿Para qué?", preguntó el niño. 

- "Para muchas cosas", respondió la gota. "Para que tengas luz en tu casa, para que los electrodomésticos, como la lavadora funcionen... ¿Quieres ayudarnos?


Ninguna gota sobra". 

Y "el niño desobediente", para no variar, contestó: "no. Prefiero irme a mi casa a jugar con la consola de videojuegos”. “Pues para eso hace falta electricidad", le explicó la gota. 



De repente, una gota que parecía mandar más que las otras gotas, dio la orden y todas las gotas se prepararon para crear energía. Como si fueran una sola, se abalanzaron contra una pared, formando montañas de espuma, mientras el niño desobediente las observaba desde atrás. Miraba cómo trabajaban juntas, cómo sudaban la gota gorda para que él pudiera tener electricidad en su casa y recordó lo que le había dicho la gota que hablaba el lenguaje de los niños: "ninguna gota sobra". Y sintió por dentro algo que sólo se puede sentir en uno de esos días en que algo mágico puede ocurrir: sintió la necesidad de ayudar. Y se unió al resto de las gotas para crear energía. 



Cuando hubo terminado, se coló por una cañería y regresó nuevamente al caño de su casa y se transformó en niño nuevamente. Dio muchos abrazos a sus padres y abuelo y, aunque ellos no creyeron su historia, comprobaron que algo había cambiado, porque si le pedían que cerrara el caño,  Corría a cerrar el caño, pues había comprendido la importancia de ahorrar agua. Y con el tiempo dejaron de llamarle "el niño desobediente" y recuperó su nombre. Y colorín colorado esta historia nos ha encantado.



REFLEXIÓN



NO HAY QUE ESPERAR QUE ALGO MÁGICO SUCEDA PARA TOMAR CONCIENCIA DE NUESTROS ACTOS. HACER EL BIEN A LA HUMANIDAD NOS AYUDARÁ A CONTRIBUIR EL BIENESTAR DE NOSOTROS MISMOS Y UNA CALIDAD DE VIDA MEJOR.



AGUA QUE NO HAS DE BEBER, RECICLALA, REUSALA, TRATALA. PERO YA NO LA DEJES CORRER, PORQUE LA VAS A PERDER.” 



-BRAHYANT SMITH'K HERRERA VILLANUEVA- 



22 DE MARZO DEL 2014

NEGRITOS,TALARA,PERÚ


 

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