La venganza de Marita Reyes. Cap. Marita y su hermano.


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Publicado por
@VIVIANSIL

01/07/2014#N47373

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Las ausencias de los seres queridos ya se trate de breves o prolongado períodos, ya se trate de ausencias permanentes, suelen producir vacíos en el alma inconfundibles. Esto fue un aprendizaje temprano en la vida de Marita que, por supuesto, no pudo hallarle sentido a esa experiencia hasta que ella fuera un poco mayor. Años después, ya adulta, haciendo una mirada retrospectiva hacia su infancia reconocería los efectos sin retorno de esa experiencia. Vaya a saber por qué motivos, por qué razones los adultos toman decisiones sobre los más pequeños aún en contra de su propia voluntad. Vaya a saber por qué la peor decisión fue considerada la mejor, la más apropiada. Tal vez el rechazo de su abuela hacia ese nieto desconocido. Tal vez las exigencias de un futuro brillante. Lo cierto es que Marita, a los seis años ya no vivía con su hermano. De lunes a viernes el joven estudiaba en un internado debido a las sobresalientes capacidades intelectuales que había demostrado. Marita no entendía bien cómo era que cada domingo su madre cayera en un llanto desconsolado vencida por la angustia ante la despedida de su hijo, que su padre lo acompañara a ese lugar con la cabeza gacha, cabizbajo, vencido, y su hermano sostuviera una sólida posición impávido, con su uniforme impecable, con sólo apenas trece años.

No había lugar a otra conclusión en la mente de una niña de seis años: Son raros los grandes, ¿no? ¿Por qué se lo llevan a mi hermano si no hizo nada? ¿Por qué no se lo llevan a Balbuena?

La única persona que recuperaba su tranquilidad con esa ausencia era la abuela. Ese joven la inquietaba. Por ocultas razones la inquietaba. Por sabidas razones la inquietaba…

En medio de la desazón y la angustia que inundaban los atardeceres dominicales Marita prefería acudir al recuerdo de aquellos momentos en que siendo aún más pequeña, su hermano la utilizaba de arquero mientras él practicaba penales. O aquella escena memorable en que la rescató de la paliza que le propinaban unas malvadas vecinitas del barrio y él, muy valientemente, salió a fajarlas defendiendo de tal injusticia a su hermanita. Otro momento inolvidable fue la víspera de reyes magos juntando pasto para los camellos, y el amanecer del día siguiente con la bicicleta, el Rasti y la Piel Rose. Marita prefería los buenos recuerdos pasados a las angustias deplorables del presente y eso la hacía una pequeña muy fuerte.

Seguramente esa fortaleza se convirtió en un rasgo de carácter que en el futuro le daría la capacidad de determinación inconfundible de una mujer que tomaba decisiones en momentos en que no había lugar para las dudas.

 

Otro borrador siguiendo los consejos y sugerencias de mis lectores. En palabras de Kuky, una pequeña y breve ramita de este árbol de historias. Desde ya espero más sugerencias. Viviana.

 

Comentarios

@KUKITYTA

01/07/2014



Vivi, en palabras mías, una pequeña ramita que abre otras!

Me gustó mucho, se sigue vislumbrando más historias escondidas, mi sugerencia es que desarrolles un poco más cada conflicto y hagas varios relatos, uno por cada idea que se te ocurre, ya que todas son atractivas e invitan a seguir leyendo. Da la sensación que tenés como para escribir un libro entero. smiley

Ahora quiero saber qué pasa entre la abuela y el hermano, nos vas a tener atrapados hasta que publiques la vida de Marita Reyes!!!!!

Felicitaciones! Ruth