El genio de la ruta


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Publicado por
@EDGARDO20008

08/08/2014#N48029

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Creería haberlo publicado alguna vez pero no pude encontrar donde ni cuando, si es repetido, disculpen.

El Genio de la Ruta

…bueno, para mí es un poco apresurado que por un susto vendas la moto, pero si es tu decisión, véndela nomás, aunque es una lástima, ya que tal vez estés cerca del momento en que se suele aparecer “El Genio de la Ruta”.

A mi me sucedió en los primeros meses en los que tuve motocicleta, recuerdo que decidí “salir a la ruta” por primera vez y elegí como destino Tandil, partiendo para allí un viernes luego del trabajo en una fría tarde de otoño. El sol rápidamente desapareció y lo que había comenzado como una amenaza de llovizna se convirtió en una lluvia declarada que en complicidad con la pobre iluminación del faro de mi vieja moto inglesa, me permitía ver tan solo unos diez metros de camino. El cansancio y el frío pronto se hicieron sentir. Luego de un par de horas alcancé a vislumbrar a unos 200 metros más adelante lo que parecía ser el cartel de una estación de servicio, decidí detenerme allí a recargar combustible y continuar hacia Tandil. En ese momento y sin que haya alcanzado aún la estación de servicio, el motor se detuvo sorpresivamente al mismo tiempo que toda la electricidad de la moto desapareció, quedé totalmente a oscuras en la banquina de aquella vieja ruta, desamparado y sin tener la más mínima idea de que hacer. En ese momento vi un resplandor hacia mi derecha y acompañado por un ruido similar al de introducir un huevo en el aceite hirviendo, (fshhhhhhh) apareció ante mí “El Genio de la Ruta”.

Quedé petrificado con su sola presencia, más aún cuando con una voz gutural (propia de los genios de aquellos tiempos) me expresó:

– Te saludo, soy el Genio de la Ruta y estoy aquí para concederte un regalo

– Bu….buenas noches, balbucee, lo…lo del deseo….es cierto?....puedo pedir cualquier cosa???

– NO!!! Pelotudo!!!...que parte de “re-ga-lo” no entendiste?

– yo no soy un genio de deseos, soy un genio de “regalos”, dicho en otras palabras, no podés elegir, solamente podés decir si aceptás o no mi regalo….y que tampoco es gratis del todo.

– Bueno, tá bien Don genio

seguía estando medio espantado pero al mismo tiempo entregado, así que pregunté:

– de que se trata?

– Bueno, yo te regalo dos jarrones imaginarios que siempre llevarás con vos solo en tu mente, uno está lleno y el otro está vacío, los podés ver ya?

– A ver….si….si los veo!….pero….el de la derecha está perdiendo como un polvillo…

– Si!..así es, el de la derecha es el jarrón lleno de SUERTE y se está vaciando lentamente, mientras que el de la izquierda es el jarrón de la EXPERIENCIA, el juego consiste en que consigas llenar el jarrón de la experiencia antes de que se te agote el jarrón de la suerte. Si lográs eso serás motociclista toda tu vida, sino estarás condenado a deshacerte de tu moto y dedicarte eternamente a hacer lo que mucha gente hace y que es hablar boludeces de los que andan en una.

Así que, probablemente angustiado por el frío y por las ganas de orinar que tenía, pronuncié las palabras que me comprometieron para siempre:

– Tá bien, acepto!

El genio me miró fijo a los ojos y me dijo solemne:

–….bueno, me voy porque me estoy muriendo de frío, estos turbantes no abrigan nada, que tengas buena ruta!!

– No, no, para!! no te vayas!!, vos me dijiste que esto no era gratis, que tengo que hacer??

– Ah si!, me olvidaba, lo único y simple, aunque al mismo tiempo difícil, es tratar que más personas comprendan, aunque no necesariamente compartan que:

”Cuatro ruedas mueven el cuerpo mientras que dos ruedas mueven el alma”

tal vez lo logres tal vez no, pero el desierto también está compuesto de granitos de arena.

Acto seguido despedí al genio deseándole buen vuelo y recordándole que si se cruzaba con su colega, el de los deseos, que lo mandara nomás.

El motor se puso en marcha misteriosamente lo mismo que las luces, yo subí a la moto para continuar hasta la estación de servicio que debido a la lluvia ya casi no se distinguía. Al llegar por fin, cargué combustible y me propuse reanudar el camino hacia Tandil, pero en ese momento algo se me cruzó por la mente y en lugar de arrancar el motor le pregunté al empleado de la estación de servicio si no le molestaba que me quedara a pasar la noche por ahí, ya que supuse que alguna  vez tenía que comenzar a llenar el jarrón de la experiencia…no?

Y aunque esto me ocurrió hace más de 45 años, aún hoy me veo ”muy a mi pesar”, obligado a continuar arriba de las motocicletas esperando alguna vez terminar de llenar ese puto jarrón de la izquierda.

 

 

Comentarios

@MABE

08/08/2014



Me gustan sus cuentos, Don Alf...

(Le deseo que el jarrón de la derecha siga bastatante lleno, aún)  
@SERGIO

16/09/2014



Aca tenes otro fan de tus cuentos que descubrí no hace mucho con uno del biplano (#N45194

 

Un abrazo !! 

 

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