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Suele ser sencillo no creer en fantasmas, pero, cuando esto deja el ámbito de lo irreal y llena el mundo en que uno cree, empieza a ver las cosas de otra forma.
Podría suponerse que cualquier clase de fenómeno del tipo paranormal que dicen los especialistas en el área, es una serie de eventos que escapan a la comprensión del ser humano; sin embargo, no es necesario ser psicólogo, o mejor aún, parapsicólogo, para entender.
Suponer ¿qué? Aprender que los sentimientos perdidos una vez, más adelante al futuro, hacen parte de un fantasma que nunca deja el lugar aquel donde fue invocado por vez primera.
Menester resulta entonces, recordar una serie de hechos que acontecieron tiempo atrás en la memoria del olvido; hechos, sucesos, que dejaron huellas que aún hoy continúan latentes, y persiguen cuales sombras, a personas que de alguna forma, tuvieron mucho que ver con el pasado.
En realidad la época no importa. Pudo haber sido ayer. Lo único que sé, es que ya las sombras están al acecho. Siempre presagiando males y desgracias. ¡Malditas!
Sombras. Oscuridad. Figuras amorfas. Más oscuridad. Siempre eso. Desde esa noche en que apareció la primera de éstas. Primera noche de muerte, de olvido, de desgracia.

No puedo recordar con claridad. Quizá, ya los pocos meses que se han pasado sin remedio, me han condenado a permitir que desenroque al rey, y permita que las sombras me den mate en dos jugadas.

Tal vez… sólo tal vez… quisiera…

Desearía poder olvidar todo los que sucedió, pero no. No es así. Lamentablemente, la psicología siempre ha dicho que una de las principales características de la memoria (esa infeliz), es que no olvida, sino que mantiene los recuerdos latentes. Perdurables (¡maldición!). De todas maneras, esto no se trata de psicología. Se trata de recuerdos. De suma estupidez.

La música, jugó un papel importante dentro de esta estructura. Pero, contrario a lo que más de uno creyó, no fue el Metal, ni tampoco fue esa clase de influencia. O sí, tal vez, fue así. Perdonen de nuevo que a veces me corte en las ideas, pero los recuerdos vienen y se van con rapidez; nada que ver. Como decía, no fue influencia del tipo ‘destruye todo, Dios es tu enemigo’, ni estupideces de ese estilo. Fue todo y nada al mismo tiempo.

Pero… ¡maldición!… quisiera que todos estos absurdos recuerdos se fueran al quinto carajo. No tienen sentido. Quizá.

Quizá. Tan sólo.

Oyes trinar los pájaros; ves el nacimiento de un nuevo día y recuerdas aquel momento mágico en que la vida y los sueños se fueron para siempre. Tratas de aprehender nuevas cosas, pero no logras retener más allá de un diez por ciento de nada.

Ignoro que hay de nuevo sobre el mundo. La faz de la tierra es, desde hace algún tiempo, un sitio desagradable y desconocido para mí.

Dicen que estoy loco. Que tengo muchas personalidades. Que, quizá, no valgo una mierda. No lo sé, y maldita la gracia que me hace. … Tal vez si pudiera recordar… quien soy y cual es mi parte en este juego absurdo.

Baste de prolegómenos. De introducciones idiotas. Llega un momento en que hay que decir las cosas tal y como son. Enviar los sentimientos y el moralismo, al infierno.

Realmente, no es fácil. No, cuando se carga aún con la depresión más asquerosa, de saber que una de las personas que más amas, ha muerto. La palmó. Falleció. Te dejó solo. Te sientes tan abatido, que quisieras que todo se fuera al carajo, como dije anteriormente. Oyes la música sonar, pero ya no tiene el mismo sentido que antes de aquello. Sin embargo…

Nada.

Así, como suena: nada.

Quizá, sea más fácil empezar desde el principio. No sé. En realidad, no tengo idea. Ni quiera se en verdad debería estar hablando acá y ahora…

A veces es tan sencillo dejar caer una hoja, que puedes oír su seseo mientras oscila lentamente hasta tocar el piso.
Es fácil, ver las estrellas y recordar. A quien amas, a quien odias. Simplemente recordar.
Lograr, poco a poco, recuperar la cordura en medio de tanta mierda.
Tratar de estar mejor. Mucho mejor aún que ayer.
Los fantasmas que te atormentan, cada día se difuminan más. Aún oyes sus mensajes. Tratas de cumplir sus pedidos. Oras. Ayudas a personas que merecen una nueva oportunidad. Procuras alejarte de una guerra que aún no te corresponde, pero, a veces es difícil.
Te preguntas muchas cosas al tiempo hombre, pero no hallas respuestas correctas.
Ya no eres un niño. Sin embargo, aun hay cosas que no son perfectamente claras.

Decía antes, que ya er

 

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