Vivir solos: la tendencia que alcanza al 35,6 por ciento de


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@DANTEX

26/04/2018#N66272

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Vivir solos: la tendencia que alcanza al 35,6 por ciento de los porteños



 





Quienes estudian el fenómeno advierten que la vida modular puede llevar a perder conexión y sensibilidad social. Si bien no es lo mismo que la soledad, la sensación de estar aislados trae perjuicios para el bienestar emocional y para la salud. Si querés un resumen de todo esto, mirá el video explicativo.




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Basta con detenerse a observar por un rato el devenir de nuestras vidas para advertir una de las grandes paradojas de este tiempo: en la era de la hiperconexión, parecemos llevar vidas cada vez más modulares, aisladas o, valga la contradicción, desconectadas. Esta idea, instalada ya, dispara algunas preguntas: ¿Qué consecuencias trae para la composición de nuestros hogares? ¿Cuáles son los raíces de este fenómeno urbano que también se replica en otras partes del mundo? ¿Qué potenciales problemas o interrogantes despierta en quienes estudian el bienestar en la vida adulta?



En lo que refiere a esta tendencia, los datos hablan por sí solos. Según datos de la Dirección General de Estadística Censos de la Ciudad, en Buenos Aires, el 35,6% de los hogares son unipersonales o, dicho de otra manera, son casas en las que vive una sola persona. ¿Cómo fue antes? Alcanza sólo con ver la evolución desde 1980 a hoy para advertir que en los últimos 38 años la incidencia de los hogares unipersonales aumentó un 123%, dejando atrás ese modesto 15,9 por ciento que representaban en los 80.



Si analizamos la foto de la vida “unipersonal” en la ciudad, podemos ver algunos indicadores claros. En el corredor Norte, llega a representar el 44,2% de los hogares mientras que en el sur es apenas el 24,2%. Los segmentos etarios más representados en los hogares unipersonales son el de 30 a 49 años y el de mayores de 60. Además, un 61% de los que viven solos son mujeres.



¿Cuáles son algunas de las razones que explican la tendencia de la vida en solitario? Según los expertos, se trata de un fenómeno con múltiples causas, que se da por motivos que varían de acuerdo a la edad y al momento vital que atraviese cada persona.



En principio, hay un cambio en la valoración de la autonomía de las personas jóvenes. Salir de la casa de los padres antes de los 30 o en el inicio de esa década está valorado como un salto de independencia y de madurez emocional. Tiempo atrás, este rito de pasaje se producía con el casamiento, cuando se conformaba un proyecto de familia. Al mismo tiempo, hubo un corrimiento de las prioridades personales. El mundo profesional ganó terreno y son muchos los que eligen postergar la construcción de una familia para priorizar el avance en la carrera.



Otro de los elementos determinantes para quienes llegan a la ciudad es la dificultad de construir nuevos lazos viniendo o del interior o de otro país. Finalmente, también aparecen las causas vinculadas con las pérdidas o los cambios en el núcleo familiar. Entre los adultos mayores, la soledad viene usualmente como consecuencia de la muerte del compañero o compañera de vida.





El impacto de la soledad en el bienestar y la salud



Para hablar sobre las posibles consecuencias adversas de la vida en soledad, es importante señalar una diferencia conceptual clave. La soledad no es un problema o una circunstancia negativa per se. Sentirse solo o aislado, sí. El idioma inglés, de hecho, tiene dos términos distintivos que, en español, son traducidos en ocasiones como sinónimos: “solitude”, en referencia al estado de soledad, y “loneliness”, para aludir a la sensación de aislamiento o desconexión.



Dicho eso: si bien la vida en soledad no es necesariamente algo negativo, vivir sólo en compañía de nosotros mismos nos puede predisponer a ciertas conductas de aislamiento. Al respecto, Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, quien se dedicó a estudiar el crecimiento de los hogares unipersonales, dice: “Así como la búsqueda de vivir solo puede ser considerada un atributo, también tiene un perjuicio que es el déficit de sociabilidad. Eso puede ser muy tortuoso. Lo que pudo haber ganado una persona en independencia lo puede perder en sensibilidad social. Perder un grado de conectividad con la sociedad o con el cambio cultural puede entonces ser una pérdida mayor al atributo de haber logrado la independencia”.



Robert Waldinger es psiquiatra y es uno de los referentes mundiales en la investigación del bienestar humano. Hoy está al frente de uno de los estudios más grandes en este área del que se tenga registro. Se trata del Harvard Study for Adult Development, que se desarrolló a lo largo de 75 años. “Uno de los hallazgos más importantes del estudio es que las personas que tienen relaciones cercanas de afecto se mantienen más saludables y viven más felices a medida que envejecen”, señala.



Y agrega: “La sensación de estar menos conectados con las personas de lo que deseamos demuestra ser tóxica y perjudicial para el cuerpo y para el bienestar emocional”.


Precisamente por su fuerte impacto en el bienestar, el aislamiento o la percepción de estar desconectado de los otros es motivo de preocupación en el mundo entero. En el Reino Unido, Theresa May se encargó de crear un Ministerio de la Soledad, para atender los problemas de un segmento que en ese país alcanza los 9 millones de personas.



En tiempos donde cada vez surgen más plataformas para conectarnos, es importante entender que nada puede reemplazar el contacto real entre las personas. El surgimiento de más negocios y plataformas que apuntan a unir a las personas (en muchos casos, para la búsqueda de pareja) delatan las dificultades que encontramos para la conexión interpersonal. Al respecto, Waldinger observa: “Muchos usan las redes solo para quedarse en casa, tener mil amigos y no ver a ninguno en tiempo real. Sabemos ya que ver personas en tiempo y espacio real nos ayuda emocionalmente. Porque confiando en un amigo y descargando nuestros problemas, literalmente, nuestros cuerpos se calman”.



La tendencia de la vida en solitario también tiene repercusiones en el mundo del consumo. Según datos de Focus Market, los hogares unipersonales gastan un 60 por ciento más en consumo masivo que la media. Por un lado, gastan más en alimentos (porque recurren más al delivery y compran en paquetes de pocas unidades) y además tienen un alto nivel de gastos en servicios (telefonía, Internet, servicio de cable) con paquetes que no se adaptan a la escala de su economía. Cabe señalar aquí otro dato que los distingue: son los hogares con un mayor promedio de ingreso per cápita.



Si bien son muchas las dimensiones de este fenómeno, vale la pena reflexionar acerca de lo que esta tendencia puede generar en el corazón de nuestra cultura y en nuestro desarrollo personal. Cabe preguntarse entonces si nuestra libertad y autonomía pueden ser en ocasiones las banderas que agitamos para aislarnos de un mundo cada vez más complejo





 

Comentarios

@CEI

27/04/2018

Excelente,estadísticamente es muy triste.  
@PATTI55

29/04/2018



. Muy buen artículo, no me puso para nada triste. Todo lo contrario.!!!!!!!

Me gustó la diferencia entre solitude contraria a loneliness.

Y hoy para no estar sola(aunque tengo un amigo cinéfilo)decidí ira a la City.

En este último trimestre no tomé contacto para  nada.

Espero pasarla bien y encontrar  gente alegre,piola

Gracias por tu artículosmiley Patti55

 

   
@DANTEX

29/04/2018



que bno claro que hay que abrirse y construir un proyecto para motivarse y no dejar de persistir .logico q es mi vision .Saludos  

ARG

ARG

MUJER de 54 en Ramos Mejía

La gente con buena onda

¿CONOCERLA?

NO

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ARG

ARG

HOMBRE de 54 en Boedo

54

CABA, Boedo

Abogado, no carancho. Tranqui. Vida sana, lo que no excluye placeres mundanos.

¿CONOCERLO?

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