ALGUNAS VIEJAS COSTUMBRES... COMO EL HUEVO DE PASCUA


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Publicado por
@SILMAB

16/04/2006#N9165

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EL HUEVO DE PASCUA
Los huevos de pascua son una tradición pagana precristiana que celebraba el equinoccio de primavera. La idea original era pintar huevos con colores brillantes que representaban el sol de primavera. Diversos pueblos (romanos, galos, chinos, egipcios y persas) han adorado al huevo como símbolo de universal de la vida. Otra historia habla que la iglesia entre los siglos IX al XVIII prohibió el consumo de huevos por considerarlo equivalente a la carne, por lo que la gente los coció y los pintó para diferenciarlo de los frescos y ser consumidos el día de Pascua de Resurrección.

Con el tiempo estas tradiciones fueron incorporadas a la festividad de Pascua de Resurrección y hoy en día el “huevo de pascua” es un símbolo universal que representa el misterio, la magia y la alegría de la vida.

En la actualidad, la tradición continúa con algunas variaciones. En Europa se mantiene la costumbre que data desde la Edad Media de adornar huevos con teñidos y pintados. El comercio y la modernidad por su parte se ha encargado de incorporar los huevos de chocolate, que son escondidos por “el conejo de pascua” para que los niños los busquen.

Una leyenda da explicación a la existencia del “conejo de pascua”. Se dice que un conejo estuvo encerrado en la cueva mortuoria junto a Jesús y que presenció su resurrección. El conejo al salir de la cueva junto con Jesús, fue el mensajero que comunicó a todos la buena nueva, regalando huevos pintados.

Insolitos
En 2006, en Londres, Maison du Chocolat puso a la venta un huevo de pascua decorado con incrustaciones de diamantes, a un costo de 76.000 Euros.

La pascua en culturas antiguas
Desde varios milenios antes de nuestra era, en las culturas mediterráneas, al principio de la primavera (en esta época de marzo) se hacía una fiesta de varios días (hasta una semana) de duración en la primera luna llena de la primavera, por el "paso" del invierno a la primavera.

En estas fiestas se comía pan sin levadura y se realizaban danzas «laberínticas» (con pautas complicadas). Esos patrones se han registrado también en lugares tan separados como Gales (cultura celta) y el nordeste de Rusia.

Según el historiador y novelista Robert Graves, en Los mitos griegos (1955), el laberinto del Minotauro, en Cnosos, no era un verdadero laberinto con paredes, sino que era un dibujo en mosaico sobre un pavimento como un patrón de la danza ritual cretense.


Esta danza se bailaba en Italia (según Plinio, Historia natural 36.85) y en Troya (Escoliasta sobre Andrómaca de Eurípides 1139) y parece haber sido introducida en Britania hacia fines del tercer milenio antes de nuestra era por inmigrantes neolíticos provenientes de África del norte.

Homero (en La Ilíada 18.592) describe el laberinto de Cnosos de la siguiente manera:

Dédalo ideó en Cnossos un suelo
Para que danzase la rubia Ariadna
Lucitano (Sobre la danza 49) se refiere a danzas populares cretenses relacionadas con Ariadna y el laberinto que se bailaban en las fiestas del comienzo de la primavera.

El huevo de pascua aparece en la jarra de vino etrusca de Tragliatella (aprox. 700 a. C.), en el que aparecen el rey sagrado y su sucesor escapando de un laberinto. Del otro lado de este jarrón ilustra un desfile a pie en la dirección del sol, encabezada por el rey sagrado desarmado. Siete hombres le escoltan y cada uno de ellos lleva tres jabalinas y un gran escudo con el dibujo de un jabalí, y el sucesor armado con una lanza va a la retaguardia. El jabalí sería la insignia familiar del rey sucesor, y los siete hombres representaría los siete meses gobernados por el sucesor, que caen entre la cosecha de manzanas y la Pascua de Resurrección.

La escena tiene lugar el día de la muerte ritual del rey, y la diosa Luna (en este caso Pasífae) ha salido a su encuentro: una terrible figura con túnica y con un amenazante brazo en jarras. Con el otro brazo extendido le ofrece una manzana, que es su pasaporte para el Paraíso; las tres jabalinas que lleva cada hombre significan la muerte.

Sin embargo al rey le acompaña una pequeña figura femenina con túnica como la otra; quizá sea la princesa Ariadna (que ayudó al héroe Teseo a salir del laberinto mortal en Cnosos). El rey muestra audazmente, como un contrahechizo de la manzana, un huevo de pascua, el huevo de la resurrección. La pascua era la estación en que se realizaban las danzas «Ciudad de Troya» en los laberintos hechos sobre el césped (quizá como una coreografía) en Gran Bretaña prehistórica y también en Etruria.

En el frente de la jarra hay un dibujo laberíntico que se encuentra no sólo en ciertas monedas de Cnosos, sino también en los intrincados dibujos hechos en el césped y que hasta el siglo XIX pisaban los escolares británicos en la Pascua de Resurrección.

Un huevo sagrado etrusco de traquita negra pulimentada, encontrado en Perusa (Italia), con una flecha en relieve a su alrededor, es este mismo huevo sagrado.


Los misterios eleusinos
Los misterios de Eleusis, fundados en fecha muy temprana —sin duda antes de redactarse los poemas homéricos— fueron durante más de un milenio el símbolo espiritual de la cultura griega. Se sabe que la iniciación era en la Pascua (aunque otros autores dicen que era en la primera luna llena del equinoccio de otoño, en septiembre).

Se realizaba la ceremonia del pan (dedicado a Ceres, la diosa de los cereales) y del vino. Debido a los efectos que producía el pan kykeón, actualmente se piensa que estaba contaminado con algún agente alucinógeno visionario, por ejemplo con cornezuelo de cebada, que hoy sigue creciendo en la llanura de Raros (cerca de Atenas), donde se celebraban los ritos eleusinos.

El de la cebada es un cornezuelo mucho menos tóxico que el de otras regiones europeas, aunque muy psicoactivo; para obtener sus efectos basta pasar por agua las gavillas de cereal y luego tirarlas, pues —al revés que los componentes venenosos— la amida del ácido lisérgico es hidrosoluble.

Considerando que esa agua fue el vehículo utilizado por los administradores del santuario es fácil comprender —sin recurrir a la simple credulidad de los fieles— el hondo e infalible efecto del sacramento teofágico (del griego zeós: ‘dios’ y fagós: ‘comer’).

Entre las personas que participaron en este ritual se encontraban algunos con la capacidad intelectual de Sófocles, Píndaro, Platón, Aristóteles, Marco Aurelio. Cicerón dice (en De leg., 2):

Los Misterios nos dieron la vida, el alimento; enseñaron a las sociedades la costumbre y la ley, enseñaron a los humanos a vivir como humanos.
Se sabe que en el siglo II de nuestra era todavía acudían unas 3000 personas a las «fiestas del Paso».

La religión eleusina —basada en este solo acto anual de gran intensidad, orientado a producir una experiencia extática de muerte y resurrección— fue probablemente una ingeniosa adaptación de viejos ritos chamánicos protoeuropeos a la nueva cultura que Grecia empezaba a ser.

La misma adaptación quedó registrada en toda la cuenca mediterránea. Más o menos por la misma época (o posterior) se conocen misterios del pan y danzas de pascua en Sabazios, en Samotracia, y otros dedicados a Mitra (en Persia), Attis, Dioniso (el dios griego del vino) y Baco (el dios latino equivalente a Dionisos).

NOTA:
La verdad desconocia todo esto... me llamo la atencion y quise compartirlo con uds...
Lo cierto es que en nuestros dias... nadie se pregunta el origen del "huevo de pascua"... pero si es "solicitado" tanto por los pequeños como por muchos adultos!! jajaja
Mis saludos Silvia

 

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