Recordándote en un rincón


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Escrito por
@RASARO78

03/08/2006#N10894

0 Actividad semanal
522 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya
No puede haber una última carta,
porque sería cegarme a la realidad tan seria que tengo,
de ver tu sonrisa iluminando mi sendero,
cuando mis sentidos buscan el calor y el perfume de tu cuerpo
en la mitad de la noche, y mirar tu espalda que rompe
con la oscuridad de la habitación;
majestuosa virtud que enseña que el mundo no gira alrededor de los demás,
y cuán ansiosos estamos por guardar y tener algo y alguien en quien creer,
las luces se apagan y la silueta de tu rostro aparece como fantasma que roba mi sueño.

Esta mañana mi café y mi recuerdo huelen diferente,
como si disputaran un lugar en los astros de la bendición de tu mirada;
creo que no saben que la diferencia entre saber y conocer es madurar y valorar.
¡Cielos! El poeta dice que el amor es un perro enviado del infierno. Lo miro fijamente a los ojos y le miento:
realmente no ha estado una noche a tu lado,
y amanecer entre sábanas que estorban el flujo de nuestros pensamientos, que muestran lo insigne de la costumbre y de lo vacío.

No, no es fácil apelmazar todas aquellas anécdotas que cuento en un viejo lugar,
acompañado de viejos conocidos y alguno que otro amigo,
con una cerveza y un cigarro que nos acompañe;
sobre todo cuando muestro aquellas placas que ni siquiera se acercan a las emociones que sentía en aquellos alegres momentos,
cuando en verdad somos uno mismo, indivisibles.

Timoratos ambiguos que ansían encontrar con presagios
su anodino camino,
sin saber que la axioma se encuentra en la egolatría,
sólo hazla virar cuando creas y así lo sientas;
ya hazme callar y parar Bonita, mis sentidos comienzan a turbarse por la víbora del vaso que estoy tomando por mi sedienta necesidad de un beso tuyo.
Mi cabeza comienza a sangrar,
y las arpías que intentan robar tu alma y tu corazón, comienzan a volar bajo y con decisión,
el “espantapájaros” que te custodiaba lo corriste y lo estás quemando con tus bofetadas.
¡Ohh virgen de las jeringas!, ¿porqué no te apiadas de los que sangran como yo y viven de una oración?

 

Comentarios

Aún no hay comentarios. Iniciá una conversación acerca de este tema.