¿Cuánto vale tu palabra? Prometeme que me gusta
Publicado por
@SALU
Prometeme que me gusta
por María Isabel Sánchez / Enero 10 de 2007
Una promesa vale lo mismo que la persona que la hace. Ya sea sobre los grandes temas de la vida, o acerca de pequeñeces, es un cheque contra la cuenta más valiosa de nuestra vida: la credibilidad y la confianza
Dice el diccionario que una promesa es la expresión de la voluntad de alguien, de hacer algo por otro, o de dar algo. Es interesante preguntarse por qué prometemos cosas y, sobre todo, por qué no cumplimos. ¿Será que lo hacemos muy a la ligera, sin reflexionar demasiado, y con el ánimo de complacer o quedar bien? ¿Será que evaluamos sólo el beneficio inmediato que la promesa nos brinda sobre la actitud del otro, sin calcular los efectos a largo plazo? ¿O es simplemente una actitud más, de un estilo de vida basado en la mentira?
Las promesas que hacemos y el respeto que tenemos por ellas hablan de nosotros.
Nos pasamos la vida haciendo promesas: a Dios, a la Virgen, a nuestros seres queridos, e incluso a nosotros mismos. Si nos analizamos en el momento de la promesa, podríamos observar que casi siempre prometemos a cambio de algo: “si te recibís este año en la facultad te compro la moto”, “si me va bien en el trabajo visito a la Virgen desatanudos”, “si se cura mi mamá dejo de fumar”, “si te acostás conmigo cuando yo tengo ganas, me voy a separar de mi mujer”.
En realidad, la promesa en una transacción con pago diferido, y sin documento de por medio. Y el trato es posible por la gran necesidad que alguno de los dos tiene del “bien” que el otro le promete. Necesitamos creer, y lo hacemos más allá del valor de la palabra del otro, que a veces miente como político en campaña.
Una promesa no debería ser poca cosa: involucra –o debería hacerlo- voluntad, credibilidad, honestidad y responsabilidad. Faltar a las promesas es profanar la confianza del otro. Es una violación a su ingenuidad.
Cuando alguien hace una promesa la persona descubre de qué materia está hecha. Defraudar a otro tiene consecuencias, entre las cuales, la más grave es la pérdida de la confianza y del respeto ajeno. E imagino que también de la autoestima, porque sin duda debe de ser importante que los hijos, la pareja, los socios o los amigos crean en el valor de nuestra palabra.
Prometer en vano es mentir. Una promesa sin conciencia, una oferta a futuro sin la convicción de su cumplimiento, y que se hace solamente para calmar o tranquilizar a otros, para obtener algún beneficio a priori, o para auto engañarnos, es despreciar las expectativas del otro y el valor que le damos a nuestra integridad como personas.
¿Cuánto vale tu palabra?
por María Isabel Sánchez / Enero 10 de 2007
Una promesa vale lo mismo que la persona que la hace. Ya sea sobre los grandes temas de la vida, o acerca de pequeñeces, es un cheque contra la cuenta más valiosa de nuestra vida: la credibilidad y la confianza
Dice el diccionario que una promesa es la expresión de la voluntad de alguien, de hacer algo por otro, o de dar algo. Es interesante preguntarse por qué prometemos cosas y, sobre todo, por qué no cumplimos. ¿Será que lo hacemos muy a la ligera, sin reflexionar demasiado, y con el ánimo de complacer o quedar bien? ¿Será que evaluamos sólo el beneficio inmediato que la promesa nos brinda sobre la actitud del otro, sin calcular los efectos a largo plazo? ¿O es simplemente una actitud más, de un estilo de vida basado en la mentira?
Las promesas que hacemos y el respeto que tenemos por ellas hablan de nosotros.
Nos pasamos la vida haciendo promesas: a Dios, a la Virgen, a nuestros seres queridos, e incluso a nosotros mismos. Si nos analizamos en el momento de la promesa, podríamos observar que casi siempre prometemos a cambio de algo: “si te recibís este año en la facultad te compro la moto”, “si me va bien en el trabajo visito a la Virgen desatanudos”, “si se cura mi mamá dejo de fumar”, “si te acostás conmigo cuando yo tengo ganas, me voy a separar de mi mujer”.
En realidad, la promesa en una transacción con pago diferido, y sin documento de por medio. Y el trato es posible por la gran necesidad que alguno de los dos tiene del “bien” que el otro le promete. Necesitamos creer, y lo hacemos más allá del valor de la palabra del otro, que a veces miente como político en campaña.
Una promesa no debería ser poca cosa: involucra –o debería hacerlo- voluntad, credibilidad, honestidad y responsabilidad. Faltar a las promesas es profanar la confianza del otro. Es una violación a su ingenuidad.
Cuando alguien hace una promesa la persona descubre de qué materia está hecha. Defraudar a otro tiene consecuencias, entre las cuales, la más grave es la pérdida de la confianza y del respeto ajeno. E imagino que también de la autoestima, porque sin duda debe de ser importante que los hijos, la pareja, los socios o los amigos crean en el valor de nuestra palabra.
Prometer en vano es mentir. Una promesa sin conciencia, una oferta a futuro sin la convicción de su cumplimiento, y que se hace solamente para calmar o tranquilizar a otros, para obtener algún beneficio a priori, o para auto engañarnos, es despreciar las expectativas del otro y el valor que le damos a nuestra integridad como personas.
¿Cuánto vale tu palabra?
Comentarios
@SALU
15/01/2008
creo que hay una cultura de desvalorizacion de la palabra empeñada .
cuando era joven creo que hubiera dado la vida con tal de mantener la palabra empeñada , lamentablemente creo que hoy no ! aprendimos a acomodar , a disculparnos , a pedir perdon , a entendiste mal , etc etc
y en lo comercial menos !
es una lucha como diria Calvo ! competir diciendo la verdad en una sociedad que saca ventaja de todo en todos los ambitos
@GRACHU_JAZMIN
15/01/2008
como dice jose hay una cultura de desvalizacion de la palabra, eso no quita que yo considere que mi palabra vale mucho....tengo claras mis ideas y cuando aparece una duda, antes consulto.
Es luchar contra una corriente el ir con la verdad y la frontalidad en esta sociedad, me ha traido mas de un problema, pero no lo puedo evirtar.
@MABE
15/01/2008
Prometo muuuuy poco (a mí o a otros).
Le doy demasiada importancia a "la palabra empeñada". La uno con el "compromiso asumido". Y siempre,pero siempre de siempre, haré lo imposible por cumplirlo)
Y no coincido en que sea sólo una promesa de pago, ni la uso unicamente para eso.
De cualquier manera creo que decir "la verdad" es una cosa y "dar nuestra palabra", otra.
Besooos, José
Mabel
Esta cadena ya está cerrada y no se pueden dejar nuevos comentarios. Si el tema te interesa puedes abrir una nueva . Puedes hacer referencia a esta cadena incluyendo el link
Más notas de LibreVer todas
Más notas de Libre
Ayer - Hoy
@SIL_URBANITA08 15/01/2008
TE OFENDES FÁCILMENTE
@DANTEX 10/04/2024
Preguntas curiosas.
@DANTEX 12/04/2024
No gana quien impone su orgullo, gana quien regala su humildad.
alberto50aLos grandes momentos son los que nos atrapan desprevenidos, aquellos que para otros son sólo pequeños
ARG
Me gusta leer , mirar películas o series ,caminar y la vida al aire libre. Hace
¿CONOCERLA?
Más Mujeres
ARG
Soy un buen tipo, divertido, alegre, de buen humor, con hijas grandes dos nietos
¿CONOCERLO?
Más Hombres
Salidas Grupales
Ver TodasAire Libre
Costanera de Vicente Lopez con una sonrisa y merie
@GABRIELMAX - Sábado 11/05/2024
0
49
Me interesa
ir a Bailar
MOJITOS DE CUBA, NOS VOLVEMOS A ENCONTRAR, BAILAM
@GABY_LACOLO21 - Jueves 18/04/2024
40
69
Me interesa