Egos revueltos

Por: Adriana Balaguer, el 02 de abril de 2009, 07:09 AM

Cuántas veces, en una reunión de trabajo, no son proyectos los que se confrontan, sino egos. Nadie quiere ceder; todos quieren una victoria personal, una que se ajuste al narcisismo y a las fantasías profesionales de quienes no tienen en mente la palabra "equipo". ¿Es este el "empoderamiento" soñado?

Clarisa D. trabajaba en un estudio de arquitectura. Sus proyectos eran considerados originales y casi siempre conseguía convencer a los clientes de sus virtudes. Solía desarrollarlos sola, por lo menos en la etapa del diseño. Pero una vez le encargaron realizar un trabajo con otro arquitecto de la empresa. La idea era que se potenciaran, que pudieran aunar esfuerzos y sacar algo realmente vanguardista.

Nunca imaginaron los ejecutivos de la compañía que esto sería imposible. Ninguno de los dos estaba dispuesto a escuchar a fondo la propuesta del otro. Menos a resignar las ideas propias buscando una síntesis superadora.

Tanto tardaron en limar asperezas, que tuvieron que posponer la fecha de entrega al cliente. Y tuvo que intervenir un tercer profesional para poder destrabar lo que parecía un conflicto sin salida. Resultado: ni Clarisa ni su "co-equiper", a pesar de ser los "dueños" del proyecto, lo terminaron llevando adelante. La obra quedó en manos del joven profesional que ofició de mediador y que no vio afectada su autoestima por tener que ejecutar la obra de un par de brillantes egocéntricos.

¿Qué cosas perdiste en el camino por no poder controlar tu ego?

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