Las cosas que un hombre jamás entenderá de una mujer y vicev


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Publicado por
@SALU

30/05/2009#N26751

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Las cosas que un hombre jamás entenderá de una mujer



Las cosas que un hombre jamás entenderá de una mujer, y viceversa













Más allá del empecinamiento de algunos por lograr "igualdad", lo cierto es que hombres y mujeres son distintos (¡faaaaa, qué teoría que nos mandamos!). Y en eso de no ser iguales, están incluidas aquellas cosas que jamás entenderemos unos de las otras, y viceversa.



Vayamo salobife, vayamo:



Al baño en manada.







Es un tema bastante difundido, pero que mantiene el misterio. ¿Por qué las minas, cuando están en un bar o restorán, tienen que ir juntas al baño? Las posibilidades serían:



* Cuando están en un lugar público, tienen una incontenible tendencia lésbica, que las lleva a correr hacia el ñoba para toquetearse, hacerse sesentaynueves y ensartarse pomos de dentífrico y lápices labiales por todos los buracos.



* No se nos ocurren otras opciones.



Entonces, chicas, ¿nos confiesan que se tortean a lo loco o pueden al menos inventarnos algo medianamente creíble sobre este hábito?









El mito del asado.







Es choto decirlo, y uno se siente hasta un traidor del género, pero seamos sinceros: hacer un asado es una pelotudez. Lo único complicado es lograr que el carbón prenda y comiencen a formarse las brasas. Después de eso, se trata de ir dando vuelta la carne, evitar que se cocine demasiado rápido, y listo.



Pero sin embargo, hemos impregnado al asunto de un halo místico, y cuando terminamos de asar exigimos un nivel de reconocimiento que no se le da ni a un Nobel de Física. Las minas, que se suelen romper el ort* cocinando cosas infinitamente más complicadas sin recibir un mísero agradecimiento, jamás comprenderán el porqué.



N. d. P. (Nota del posteador): Me permito disentir con esto, pero lo reproduzco fielmente. Hay muchos posts sobre lo complicado que es hacer un asado. Gracias.









Contar cómo se c*ge.







Para un tipo, contarle a otro -por muy amigo que sea- cómo se clava uno a su mujer, es o un acto de extraño degeneramiento, o una penosa provocación de gay reprimido. Entre ellas, en cambio, es de lo más natural. Diálogo nada hipotético:



-Ey, Antonella, ¿cómo andás?¡Qué cara de fundida, nena!



-Ay, sí, Lucy, es que ayer se me dio por hacer chipás tarde a la noche, y encima al gordo no sé qué le pasó que me pegó una recontraclavada. Al final dormí a las tres y media.



-Jeje, te mató, eh.



-Sí, primero me apretó contra la puerta de la pieza, y empezó ahí la clavación, viste.



-¿Vos hacés los chipás con almidón nomás?



-No, mezclo un poco con harina común. Sino salen muy duros, para mi gusto.



-Así que te surtió contra la puerta, jeje.



-Sí, después me dio vuelta y entró a bombear a lo loco. Lo que tenés que tener cuidado es de cortar chiquito el queso.



-¿Anal??? Aaah, chiquito, claro. Yo ponía dados grandes, y se desarmaba todo.



-No, no cortes grande, porque sino se cocina mal. Bah, si querés hacer chipacitos. Si vas a hacer chipás grandes dejalo. Nooo, anal no, le tengo prohibido.



-¿Y más o menos qué proporción de harina y almidón?



-Mitad y mitad pongo yo. Después sí, me tiró en la cama y empezamos cucharita.



-¿Cuántas cucharitas de almidón?



-No, bolud@, dejá de escribir en el celu ahora. Hicimos cucharita el gordo y yo.



-Ah. Al Negro no le gusta así.



-Está bueno, te entra de otra forma.



-Sí, pero chipacito chico es más rico, se mastica mejor. También está el tema del tiempo de la masa en el horno.



-No, la garompa en el clavamiento, te digo.



-Aah, sí. ¿Y más o menos cuánto la dejás?



-¿A la qué?



Y ahí van.









Las fechas.







Un hombre de ley nunca se acuerda de los aniversarios con su mujer. Y una mujer de verdad ya los tiene presentes desde tres o cuatro semanas antes. Escena clásica:



-Hola mi amor, vengo podrido, qué día de mierda hoy. ¿A vos cómo te fue?



-Hmmm biemmmm... por ser hoy...



-¿Por ser hoy?



-La fecha que es hoy, eso me puso bien... jiji...



Tu cabeza abre archivos a la velocidad de la luz, tira carpetas al aire, lee hojas con miles de anotaciones, rastrea el dato con desesperación.



-Aaaahjaaa... síiii... ciertoooo...



"Hacé tiempo, pelotud*, que ya lo vamos a encontrar", te dicen tus neuronas. Ella te sonríe.



-¿En serio te acordás?



"Tiene que ser el aniversario de arreglarnos -pensás-. Ah, no, pero el año pasado nos cagamos de frío al salir a cenar, creo que eso era en agosto. Put@, ¿será el día de la primera empomada?"



-Síiiii, mirá, el miércoles ya venía pensando en que se nos venía la fecha, y hoy con el día de miérrrr se me perdió jeje.



Ella, lamentablemente, es menos bolud@ que lo que vos pensás, y más rompequinotos.



-A ver, a ver si de verdad te acordaste: ¿qué recordamos hoy?



-La emplclnadna.



-¿La qué?



-Jaja, ¡acerté, eh!



-(Cero risa) No dijiste nada. A ver, decime.



Ella ya no se ríe. No tiene sentido enredar las cosas, ni huir, ni tenés ganas de intentar una maniobra distractiva como prenderle fuego al mantel por abajo.



-¿La primera vez que te surtí?



Abre la boca como si te hubiera encontrado descuartizando a la madre:



-La... prim... surt... oh... ah.... oh...



-¡Bueno, Lidia, cortala, no estoy al pedo todo el día, qué se yo qué carajo es hoy!



-Ec... Ug... ¿¿Sho sí estoy al pedo??¿¿Sho sí estoy al pedo, Mario??



-No quise decir eso, Lidia... o sea... hoy, viste...



Se pone a llorar, se aleja, se tapa la cara con la mano como si se estuviera sosteniendo los dientes.



-Perdoná, bolud@, no sé, viste que ando con lo del embargo, y encima el choque que no me cubre el seguro...



Saca la mano, te mira con los ojos chorreando lágrimas como si se hubiera roto un caño, abre la boca sin dejar de gimotear, convirtiéndola en una inmensa U al revés, y más o menos entendés lo que finalmente te grita: "Dejá nomás, olvidate, no me acordaba que yo no soy parte de tu mundo de cosas importantes". Y salida con portazo.



Recién a los cuatro días, cuando te vuelva a hablar, te va a contar que se cumplían tres años desde que le habías enseñado a pagar los impuestos en el cajero automático.







Fuente: http://www.angaunoticias.com.ar/variete/1024-cosasincomprensibles.html

 

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@SALU

30/05/2009





Para un tipo, contarle a otro -por muy amigo que sea- cómo se clava uno a su mujer, es o un acto de extraño degeneramiento, o una penosa provocación de gay reprimido. Entre ellas, en cambio, es de lo más natural. Diálogo nada hipotético:



-Ey, Antonella, ¿cómo andás?¡Qué cara de fundida, nena!



-Ay, sí, Lucy, es que ayer se me dio por hacer chipás tarde a la noche, y encima al gordo no sé qué le pasó que me pegó una recontraclavada. Al final dormí a las tres y media.



-Jeje, te mató, eh.

   
@MABE

30/05/2009

 "Cuando están en un lugar público, tienen una incontenible tendencia lésbica, que las lleva a correr hacia el ñoba para toquetearse, hacerse sesentaynueves y ensartarse pomos de dentífrico y lápices labiales por todos los buracos."

¡Lo que son las fantasías!

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