LA ENERGIA DEL AMOR (Jose/Lucas) 19/6


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Escrito por
@LOCOPOETA

03/11/2009#N29334

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ALGUNOS MÉTODOS

PARA PRACTICAR

La Actualidad...

 

   "La explotación es la esencia de la violencia,

        debéis tener un criterio campesino antes de ser no-violento."

                                                                                  Mahatma (alma grande) Gandhi

 

            En realidad, no quería tocar el tema de la actualidad, pero, sería incompleto el espiral que quiero presentarte, y ahora te explico.

 

            Los sucesos que se van dando en nuestras vidas, y a través de las sucesivas encarnaciones, podríamos representarlos como un camino en espiral, un espiral con la forma de un amortiguador o de un resorte.

 

            Quiero decir, que vamos repitiendo las mismas lecciones una y otra vez, recordá, hacé memoria, y ascendiendo en el espiral, cada vez en un grado más complejo y completo, hasta que llegamos a su punto más "alto", y superamos el examen.

 

            Muchas veces, durante largas épocas, se cierra el espiral, convirtiéndose casi en un círculo sin fin, y pasamos una y otra vez por el mismo punto, repitiendo conductas, sin poder "despegar", porque no terminamos de aprender la lección.

 

            En la actualidad, la apertura que se está produciendo en los últimos años, es un signo muy claro de que el espiral de la evolución se va descomprimiendo más y más, siendo las lecciones que nos toca aprender, más y más importantes y elevadas.

 

            Sin ir más lejos, allá por 1983, cuando deje de comer alimentos que provengan de la muerte de los animales, por pura solidaridad con ellos, casi todos me trataban de loco, sin embargo, hoy en día a los que no consumen más carne los felicitan.

 

            Hoy, hay una mayor información, aprovechémosla, no la consumamos. Hay más apertura espiritual, abrámonos, no nos encerremos en nosotros. Si nos dedicamos a observar, hay una multitud de "jovatos" jóvenes que practican deportes, que pasean, que bailan y se divierten en lugar de considerarse viejos.

 

            Pero ojo, también, y como contraataque a la perdida de poder que significa la libertad, hay quiénes con tal de seguir sintiéndose poderosos, ya que nunca lo fueron en realidad, hacen que la vida no sea fácil para sus "dominados".

 

            Es un gran momento histórico para aprovechar la ayuda que nos brindan para superarnos todos los seres que, sin saberlo, (provocándonos con su arrogancia y sus injusticias), son nuestros maestros en el arte de la paciencia, la tolerancia y la creatividad.

 

            Como lo explica magníficamente el Nagual Don Juan, maestro de Carlos  Castaneda en "El fuego interior", ellos son hoy nuestros "pinches tiranos", como a los primeros "guerreros" y "naguales" andinos les sirvieron los "conquistadores" de América. Como son nuestros "pinches tiranitos" los que nos complican la vida de relación con reproches, tareas, exigencias e incomprensión, representando el papel de padres, cónyuges, hijos, vecinos, amigos, jefes, dependientes, colectiveros, y hasta de maestros.

 

            Cuando el "poder" nos tienta con la publicidad de productos que en realidad no necesitamos, nos cargan de vertiginosa información que ni siquiera podemos analizar y además no nos interesa, y literalmente, hacen que nos consumamos en el consumismo, ¿que podemos hacer?.

 

            Porque para eso, cuentan con un enorme potencial económico que proviene de nosotros, nos siguen educando igual que hace 50 años, transforman en imprescindibles cosas que no tienen la más mínima importancia, "manejan" el mercado de las personas de forma impersonal y tantos otros recursos que permiten justificar hasta explosiones nucleares de "prueba" que lastimen a nuestro hogar, la tierra.

 

            Pero todo eso no vale de nada si su monumental "mercado" no tiene consumidores de sus "productos". Si ante el vértigo que proponen se les contesta con calma. Si nos dejáramos de protestar en lugar de hacer, a pesar del amoroso trabajo de organizaciones como Greenpeace y de los ecologistas. Si dejamos los miedos y tenemos fe, tenemos mejor oportunidad de dar una respuesta a todo eso.

 

            El método es muy fácil de llevar a la práctica, aunque parezca utópico, me parece que ya es hora de que nuestros hijos hereden un mundo mejor. En primer lugar, no les enseñemos a ellos que éste mundo hay que salir a "pelearlo", obligándolos a estudiar todas las cosas que nos parece a nosotros que les servirán en el futuro, no seamos tan arrogantes creyéndonos ese cuento, y condenándolos a ellos con eso, solamente por no confiar en que son capaces.

 

            Enseñémosle mejor a vivir en paz y armonía con nuestro ejemplo, que les va a servir mucho más que no vernos en todo el día y cuando nos ven estemos hablando por un teléfono celular o tomando pastillas para los nervios y el stress.

 

            Mostrémosle, que la armonía se encuentra cuando lo que hacemos coincide con lo que pensamos y sentimos. No les hablemos de amor, si hace dos años que no perdonamos a nuestra cuñada porque no nos gustó lo que dijo de nosotros.

 

            No nos quejemos de la hipocresía, mientras estacionamos el coche violentamente contra otro, o no dejamos lugar para otro coche. No hablemos de la corrupción si conseguimos las entradas para el teatro "adornando" al boletero.

 

            Mostrémosle como somos de justos, de tranquilos, y de felices cuando no nos dejamos llevar por lo que dicen los demás.

 

            Si no nos gustan los monopolios, no consumamos artículos monopolizados. No existirían los fabricantes de armas si no apoyamos la violencia y los jóvenes dejaran de enrolarse en los ejércitos por ser "patriotas", cuando para otros las guerras son un simple negocio más.

 

            No existirían los traficantes de drogas si nadie o muy pocos las consumieran, es decir, si los jóvenes no tuvieran necesidad de buscar lo que no saben que no encontrarán tampoco en ellas.

 

            La justicia sería una realidad natural si cada uno dejara de ambicionar muchísimo más de lo que en realidad necesita.

 

            Todo esto, no tiene la intención de ser un juicio, es tan sólo una muy pequeña enumeración de las cosas de las que la gente se queja actualmente, y si están en tu realidad o en mi realidad, es porque las dejamos que estén allí. La realidad que vemos es la que queremos ver, si no nos gusta, cambiémosla, pero sin egoísmo, pensemos en la gente, no en nosotros, y así, pensaríamos en todos, incluidos nosotros.

 

            Para toda la gente, la armonía no representa las mismas cosas, para el que tiene odio en el corazón, es armónico pensar y ser violento. Y si el sentimiento es egoísta, el pensamiento es solo ganar, y en la acción no va a tener escrúpulos para conseguir lo que desea.

 

            Por eso no basta con ser como somos en ésta realidad que vivimos. Tenemos que ser conscientes que vivimos rodeados de mucha ira, de egoísmo, de odios, de venganzas, y otros cuantos "vicios" que llevamos en la piel los humanos de hoy, porque vivimos una vida de polos opuestos, y eso es lo que tenemos que llegar a trascender.

 

            Cuando no entendemos por las buenas, ¡zas!, aparece el polo opuesto y nos "ayuda" a equilibrarnos por medio del sufrimiento.

 

            No estoy diciendo que yo se lo que le hace falta a la humanidad para ser perfecta, no, estoy diciendo que cada uno debería al menos conocer sus propios defectos y tratar de superarlos.

 

            Menos aún quiero decir que ser conscientes significa ver todos los noticieros, escuchar todas las radios y leer todos los diarios, sino tratar de comprender el origen de los problemas, aunque no tengo ninguna duda que el origen último de todos los problemas es la falta de Amor.

 

            Como dice Roberto Galán "hay que besarse más", y abrazarse más, y ayudarse más, y perdonarse más, y comprenderse más, y amarse más.

 

            La actualidad tiene que ser hoy, sea como sea, y siempre tiene que ser hoy, y si estamos en el mundo, es porque algo tenemos que hacer hoy y aquí.

 

            Para los hindúes es la ley del "dharma", para nosotros, es cumplir con nuestro destino, no es fácil, pero no hay, para mi, nada mejor que hacer que encontrar cual es nuestro propósito en la vida. Cuando lo encontramos es muy fácil de reconocer, es todo aquello que, cuando lo hacemos, nos olvidamos de todo lo demás, hasta parece que el tiempo no pasó. Es todo lo que nos hace sentir libres y felices.

 

 


Y siempre: Servir con Alegría...

 

            "El que no vive para servir,

             no sirve para vivir"

                                                                       (R. Tagore)

 

            Y necesariamente te tengo que volver a traer a un concepto del que ya te hablé varias veces, el DESAPEGO, no se puede Servir con Alegría, y ni siquiera Servir, si nosotros mismos no estamos en el camino del desapego, si cargamos nuestros actos del deseo de un resultado.

 

            Vos dirás que lo que digo no tiene sentido, pero es así, no se sirve si busco una recompensa, si es así, se intercambia, o peor, se vende un servicio, no digo que eso esté mal, no, hay mucha gente que vive de prestar servicios, pero yo no hablo de esos servicios, hablo de servir desinteresadamente.

 

            Ese servicio de la madre a su hijo, el que brinda un amigo por amistad, un humano por humanidad.

 

            Nada de lo que escribí en éste libro tiene mucho sentido si no servimos para Servir, el servicio es puro Amor, todo lo que hacemos para Servir nace del espíritu que está a flor de piel.

 

            Cualquier persona que Sirva desinteresadamente es mejor, aunque en su vida  nunca se haya preguntado si existe un Dios, o no tenga idea de espiritualidad.

 

            Servir con alegría debería ser el deporte mundial, lo más valioso, como lo entendió la madre Teresa de Calcuta, que Sirvió a los "pobres más pobres" y nada pidió a cambio.

 

            Servir con alegría es servir con devoción, con compasión, con cordialidad, con simpatía, con Amor, con confianza, con intuición, con inteligencia, con bondad, con justicia, con desinterés, con criterio.

 

            Pero cuidado porque no es fácil, la vida puede ser un acto de servicio, pero no de servilismo, y es muy delgado el filo que separa estos dos conceptos.

 

            Te puedo decir que lo mejor es siempre estar atentos, dispuestos a Servir, pero teniendo plena conciencia de lo que hacemos, sin juzgar, pero tratando de ayudar, y sobre todo, sin interferir, el Servicio no se fuerza, se hace cuando es bien recibido.

 

            A mucha gente le molesta que le sirvan sin interés alguno, y tampoco podremos entorpecer el "karma" (las experiencias que se deben tener) de nadie, debemos tener cuidado de quedarnos "afuera" cuando servimos, que no significa inmiscuirnos en otras vidas independientes.

 

            La espiritualidad, el Servicio y el desapego, están muy estrechamente ligados, pero el servicio es hacia afuera de nosotros, poniendo lo mejor de nosotros, pero la espiritualidad y el desapego, son totalmente nuestros, surgen del interior, nadie nos los puede dar, ni podemos darlos.

 

            Servir con alegría es algo que podemos ir sembrando todos los días en todos lados, hasta meditando, o durmiendo, o caminando, hablando y sobre todo haciendo, y con el tiempo es tan natural como respirar.

 

Hay un relato que me dieron un día en mi clase de Yoga, que quisiera compartir con vos, y es un buen ejemplo de lo que te digo, Servir:

 

HACIA EL PALACIO DE LA LUZ

      

         Por encima de los montes, más allá de los picos más altos, estaba el Palacio de la Luz. El peregrino lo advirtió un día diáfano en que sus ojos implorantes se alzaron al cielo. Desde ese momento, sintió que una fuerza interna lo impulsaba a la marcha; mas..., no hallaba el camino.

 

          Sobre sus hombros, pesaba agobiante mochila, y ante sí todo era maraña, laberinto, obstáculos.. A lo lejos irradiaba el Palacio de la Luz, y hacia él dirigía el peregrino su mirada anhelante.

 

          ¡Señor!, ¿Cómo haré para ir hasta él?, Me pesan mis culpas y no encuentro el camino! ...

 

          ¿En verdad anhelas llegar? - le preguntó una voz. Y el peregrino sin despegar los labios, escuchó que su corazón contestaba afirmativamente. Fue entonces cuando apareció ante él un Ser, cuyos ojos dulces y amorosos, tenían destellos de aquella Luz que brillaba en el Palacio.

 

         Toma éste pan - díjole con un acento en el cual había canto de pájaros lejanos. Si lo repartes con aquellos que encuentres en el camino, te alcanzará para el viaje. Si lo guardas sólo para ti, pronto se acabará. Es el único pan que crece a medida que se reparte.

 

          Y el Ser se alejó dejando tras de sí una estela luminosa.

 

          Ávido de alimento, el caminante hundió sus dedos en las  entrañas de aquel pan, y llevó a su boca hambrienta un montón de migajas. ¡Que gusto extraño! ... Le parecía haber comido alguna vez de ese pan, pero su memoria no le aportaba recuerdos...

 

          Entre la maraña, entre el tupido monte, entre las tinieblas, se abrió un Sendero que era un hilo de Luz haciendo brecha en el misterio.

 

          Comenzó a andar... Primero con pasos vacilantes; luego, como si aquellas migajas se hubieran convertido de inmediato en energías, afirmó sus pasos en la Senda.

 

-¿Adónde vas? - le preguntó un peregrino que estaba a la vera del camino.

- Hacia el Palacio de la Luz.

- ¿A qué? ...

- A conocer la Verdad. ¿Quieres venir?

- ¡Anda tú!, Yo prefiero dormir...

        

          Siguió andando el caminante, pero antes dejó al que preguntara un trocito de pan.

 

- Si algún día tu alma es escuchada por ti, comprenderás que te pide de éste pan - le dijo.

 

          La mochila le parecía cada vez menos pesada, los pasos se  tornaban más seguros, la Senda de Luz aparecía más hermosa, invitándole a proseguir la marcha.

 

-¿A donde vas, buen caminante? - Oyó que le preguntaban desde la oscuridad.

- Hacia el Palacio de la Luz.

- Espera, que voy contigo.

 

- Toma de éste pan y nútrete. El camino es largo; adquiere fuerzas primero.

 Y siguió andando...

 

          Comprobó muy pronto que su pan no perdía volumen, antes bien, parecía aumentar. Y la mochila se hacía más liviana, y el Alma entonaba salmos, y el silencio tenía melodías.

 

- ¿Me das una limosna hermano?

- Limosnas no. Puedo darte de éste pan y señalarte un camino.

-¡ He andado por tantos! ... agregó el mendigo con voz cansada.

- Es que sólo hay uno y ese no lo conoces. Quieres venir?

- Síguelo tú, iluso...

- La Verdad no es ilusión.

 

          El caminante siguió avanzando. Más adelante encontró a un ciego que le habló así:

 

- Estoy sin luz y hace mucho que anhelo ver.

- Come de mi pan y sígueme.

 

          Y el ciego sintió que veía y que frente a sus ojos, antes apagados se extendía un camino maravilloso.

 

- Voy contigo - exclamó radiante de alegría.

- Acostumbra primero tus pupilas a la Luz, porque podría deslumbrarte.

- Dame de tu pan - susurró una voz próxima a él.

- ¿Quién me lo pide?

- Un Alma.

- Toma y repártelo.

 

          El nuevo caminante se le unió en la marcha y juntos recorrieron otro trecho.

 

- ¿Me das un poco de pan? - imploró alguien

 

          El buen caminante se apresuró a complacer al que pedía; en tanto el otro guardó su pan pensando que así tendría más que aquel que se había mostrado tan caritativo. Pero he aquí que al querer reanudar la marcha, tropezó contra una piedra y cayó.

 

- ¡Esta piedra tiene la culpa! - dijo enfadado

- Dices así porque no has comprendido. Cada piedra, cada obstáculo que se alza en el camino, es una lección que debes aprovecharle contestó el caminante. Luego le ayudó a levantarse, le curó la herida, le dio aún más pan y continuaron avanzando. Mas al rato, el egoísta volvió a pedir:

 

- Dame más pan que se me acabó.

- Al que más da, más le será dado; al que no da, lo poco que reciba le será quitado.

 

          Así dijo el caminante al egoísta y siguió andando y andando.

 

          La Senda era cada vez más recta, la carga menos pesada, los pasos más firmes. Algunos de aquellos a quiénes había ayudado, pasaban a su lado y le ayudaban a su vez. Y siempre detenía sus pasos para socorrer a los peregrinos que se desviaban y se perdían en las tinieblas. Observaba que adquiría nuevas fuerzas, que el peso de su mochila disminuía y sentía como si en lugar de ella fueran creciendo alas a su espalda.

 

- ¿Hace mucho que caminas? - le preguntó una voz.

- Hubiera caminado mucho más aún de no encontrar la Se

 

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