UNA PINTURA QUE HISO HISTORIA


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Publicado por
@ZARKOZY

21/05/2010#N31877

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Mitos y verdades de un cuadro que hiso historia
Ceferino Carnacini
Se asocia la fecha con una plaza llena y un grito: "El pueblo quiere saber de qué se trata". Pero aquel día lluvioso la concurrencia frente al Cabildo no fue masiva. Y pocos llevaron paraguas.
 
 
 


 
 


 
 


 
 


 
 


 
Son grandes gestos Y Pequeñas anécdotas. Una lluvia persistente. Un escenario cubierto de paraguas. Cintas celestes y blancas. Parte de un mito que sirvió para crear la idea de fundación de la Patria.
En el centro de este recuerdo histórico está un cuadro del artista Ceferino Carnacini, " El pueblo quiere saber de qué se trata" , pintado en 1938, que ilustró billetes en la segunda mitad del siglo XX. Mostró una plaza llena, con siluetas, objetos y gestos que permanecieron como verdades que el tiempo terminó cuestionando.

Entonces, ¿había tantos paraguas en la Plaza de la Victoria, ahora llamada Plaza de Mayo? O yendo más lejos: ¿había paraguas en esta parte del mundo en 1810?

La respuesta se encuentra en la Buenos Aires actual. En una de sus vitrinas, el Museo Histórico Nacional expone un paraguas usado por un cabildante, o sea un funcionario del Cabildo de esa época. ese paraguas es con mango de marfil,
El paraguas colonial es grande, de tela marrón y tiene un escudo con el perfil de Fernando VII, el rey de España
"Paraguas había, pero sólo para los ricos", explica María Inés Rodríguez Aguilar, historiadora y directora del Museo Roca. "La mayoría de los hombres usaba capotes", precisa.

Una pintura más fiel de aquel día tendría que haber sido sin tantos paraguas y con otros vestidos. Las damas de la época no eran como se ven en el óleo de Carnacini. Las faldas anchas y con miriñaque "no son las que se usaban en ese año", señala Patricia Raffellini, del Museo del Traje de Buenos Aires.
El corte más popular usado en 1810 no marcaba la cintura. La moda seguía al estilo imperio, que copiaba a las romanas antiguas. El largo llegaba al talón y las telas con las que se vestían las mujeres eran muselinas finas y transparentes.
"Aun en invierno, debajo de los vestidos lánguidos usaban sólo una enagua del mismo material". De ahí que la enfermedad más común entre las señoras era llamada de la muselina. Lisa y llanamente, era una bronquitis fuerte.
"Tampoco se usaban las grandes peinetas", explica Raffellini. "Las mujeres de 1810 preferían unas de tamaño más chico." Eran talladas en carey, material que se extraía del caparazón de tortuga.

Si llovía, ellas —por lo general— no salían. Y ya nadie duda de que ese 25 de mayo efectivamente llovía. Lo cuenta en su novela en forma de cartas Vicente Fidel López, lo aseguran otros testigos de la época y lo confirman los historiadores.
Pero además del cuadro de Carnacini, en la retrospectiva aparecen las cintas celestes y blancas. "Si existieron —y eso está en duda— eran azules y blancas, que representaban a los colores de los Borbones, la casa real española que había sido depuesta por Napoleón Bonaparte", sostiene el historiador Enrique Carretero.
En su versión de la historia, Bartolomé Mitre escribe que el chispero Domingo French había tomado telas de una tienda de la Recova para hacer las cintas distintivas que repartía.

"Era para individualizar a los simpatizantes que apoyaban el cambio del virrey por la Junta", es la explicación que aporta Carretero.

La Plaza —también se lee en las crónicas de Vicente F. López— estaba custodiada para que el 22 de mayo sólo llegaran hasta el Cabildo los que tenían la invitación. Es que no fueron todos los vecinos invitados, coinciden varios historiadores. Se mandaron invitaciones a 450 personas y asistieron 250. Vicente F. López cuenta también que los patriotas habían tomado de la imprenta más invitaciones para que pudieran pasar sus adeptos. Pero ese dato, como otros, está cuestionado.

¿Se gritó o no la consigna "El pueblo quiere saber de qué se trata"? "Sí —responde Félix Luna—. Fue así y figura en las actas del Cabildo". ¿Y quiénes estaban en la Plaza? "Eran activistas y alguna gente del pueblo. Eran unos 100 y estuvieron durante el 22, el 23, el 24 y el 25. Su objetivo principal era sacar al virrey Cisneros", completa Luna.

Entre los que faltaron había muchos partidarios del grupo españolista, como por ejemplo Martín de Alzaga, quien era uno de los líderes de este grupo.

"Algunos dieron excusas banales y otros, ciertas", analiza Sáenz Quesada. "Seguramente, la vigilancia de las tropas de Saavedra y la amenaza que significaba la presencia de los chisperos los llevó a no asistir", interpreta Juan José Castelli, vocal de la Primera Junta él fue el orador de la Revolución".
El hombre tembló antes de pronunciar que, con la caída de los reyes de España en manos de Napoleón, el poder delegado a ellos por el pueblo de las Indias volvía a la gente de estas tierras. "Quizá porque era consciente de que lo que planteaba era la ruptura con España o porque también temía que sus palabras provocaran una reacción armada de la oposición",
La verdad o a medias o mito, lo más importante de la postal del 25 de Mayo de 1810 es —como remarca Cicerchia— "la idea de la deliberación como forma de construir el poder político". Aunque no todo haya sido como se ve en el cuadro emblemático de la Revolución, Ese día se impuso la idea republicana

 

Comentarios

@KUKITYTA

21/05/2010



Gracias por seguir aportando estas interesantes historias ZARKOZY!!!  
@QUIQUERAF

21/05/2010



muy lindo lo de la pintura que hiZo historia.

   
@QUIQUERAF

21/05/2010



uf, lo de señor quiqueraf, me sono, a GRACIAS ABUELITO......jajajajajajaja