Historia de los colores, el "AZUL"


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Publicado por
@JORGE_MARCOS

17/04/2019#N69201

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Los colores tienen una historia tan antigua como el hombre: de ellos provienen simbolismos que usamos sin saber por qué, y moldean nuestra vida, nuestro modo de pensar y nuestras elecciones.

La religión, la política, la ciencia y hasta los acontecimientos históricos los han sometido y han sido sometidos por ellos. Esconden historias asombrosas y mitos infundados. Conocer el modo en que se lo trató a cada uno es conocer el espíritu de cada época.

En la imperdible Breve historia de los colores (Paidós), el historiador y antropólogo francés Michel Pastoureau, entrevistado por la periodista Dominique Simonnet, alza los avatares de los colores como espejo de nuestros gustos, nuestros miedos, nuestra herencia y del modo en que vemos el mundo.

AZUL

Los griegos, la Virgen y el Partido Conservador

Empecemos por la estrella, el azul: es el color favorito de los europeos, y hasta de los occidentales.

Toda la civilización occidental da preeminencia al azul. Sin embargo, no siempre ha sido así. Durante mucho tiempo el azul fue un color poco apreciado. No se encuentra ni en las grutas paleolíticas, ni en el Neolítico, cuando aparecen las primeras técnicas de tinte. En la Antigüedad no se lo consideraba realmente un color, status que sólo tenían el blanco, el rojo y el negro. Con excepción del Egipto faraónico, el azul era incluso objeto de desdén.

Sin embargo, es omnipresente en la naturaleza, y especialmente en el Mediterráneo.

Sí, pero el color azul es difícil de fabricar y de dominar, y ésa es sin duda la razón por la que no tuvo ningún papel en la vida social, religiosa o simbólica de la época. En Roma era el color de los bárbaros, del extranjero. Tener los ojos azules era, en una mujer, señal de mala vida. Para los hombres, una marca de ridículo. Entre los griegos encontramos confusiones de vocabulario entre el azul, el gris y el verde. La ausencia del azul en los textos antiguos, intrigó tanto a algunos filólogos del siglo XIX que... ¡llegaron a creer seriamente, que los ojos de los griegos no eran capaces de percibirlo! Esta situación perdura hasta la Alta Edad Media: así, por ejemplo, los colores litúrgicos, que se forman en la época carolingia, lo ignoran (se constituyen en torno del blanco, el rojo, el negro y el verde). Todavía quedan huellas de ese pasado medieval, ya que el azul sigue ausente del culto católico... Y luego, de pronto, todo cambió.

¿Acaso aprendieron a fabricarlo mejor?

No. Lo que se da, es un cambio profundo en las ideas religiosas. El Dios de los cristianos, se convierte precisamente en un dios de luz. Y la luz se vuelve... ¡azul! Por primera vez en Occidente, se pintan los cielos de azul –antes eran negros, rojos, blancos o dorados–. Más aún, se estaba entonces en plena expansión del culto mariano. Ahora bien, la Virgen vive en el cielo...

A partir del siglo XII, la Virgen aparece en las imágenes cubierta con un manto o vestido azul. La Virgen se convierte en la principal promotora del azul. De repente el azul se vio divinizado y se difundió no sólo en los vitrales y en las obras de arte sino también en toda la sociedad: puesto que la Virgen va vestida de azul, el rey de Francia también lo hará. Al cabo de tres generaciones, el azul se convirtió en una moda aristocrática. Animados y solicitados, los tintoreros rivalizaban por encontrar nuevos métodos, y así consiguieron fabricar unos azules magníficos.

Entonces el azul divino estimuló la economía...

Las consecuencias económicas fueron enormes. De pronto, la demanda de glasto (o hierba pastel) se disparó. En Estrasburgo, los comerciantes de granza, la planta que da el color rojo, estaban furiosos. Incluso llegaron a sobornar a un maestro vidriero encargado de representar al diablo en los vitrales para que lo pintara de azul, para degradar así a su rival.

¡Empezó una guerra abierta entre el azul y el rojo!

A finales de la Edad Media, la oleada moralista que provocaría la Reforma afectó también a los colores: empezó a decidirse, qué colores eran dignos y cuáles no. La paleta protestante se articuló alrededor del blanco, el negro, el gris, el pardo... y el azul. Este discurso moral también promueve el negro, el gris y el azul en el vestuario masculino. Y sigue aplicándose en nuestros días. En ese aspecto, seguimos viviendo bajo el régimen de la Reforma.

Entonces el azul, que tuvo tan mal comienzo, triunfa.

En el siglo XVIII se convierte en el color favorito de los europeos. Se pone de moda en todos los ámbitos. El romanticismo acentuará esa tendencia: al igual que su héroe, el Werther de Goethe, los jóvenes europeos se visten de azul y la poesía romántica alemana celebra el culto de este color tan melancólico; algún eco de esta melancolía ha quedado en el vocabulario, como la palabra blues... En 1850, una prenda de ropa le da otro empujoncito: los jeans, inventados en San Francisco por un sastre judío, Lévi-Strauss, son el pantalón ideal, y con su gruesa tela teñida al índigo introducen el azul en el mundo del trabajo.

También habría podido teñirlos de rojo...

¡Ni pensarlo! Los valores protestantes dictan que la ropa debe ser sobria, digna y discreta.

El azul ha adquirido un significado político...

En Francia fue el color de los republicanos, que se oponía al blanco de los monárquicos y al negro del partido clerical. Pero poco a poco se desplazó hacia el centro, dejándose desbordar a su izquierda por el rojo socialista y luego comunista. Digamos que fue expulsado hacia la derecha. Después de la Primera Guerra Mundial pasó a ser un color conservador: tras la guerra, la Cámara de Diputados francesa recibió el nombre de Chambre Bleu Horizon, en razón del color del uniforme de ex combatientes que llevaba el elevado número de diputados conservadores.

¿Y hoy?

Hoy, el azul es un color consensual para las personas tanto físicas como morales: los organismos internacionales, la ONU, la Unesco, el Consejo de Europa, la Unión Europea, todos han elegido un emblema azul. Se elige por exclusión, después de eliminar los demás. Es un color que no impacta, no disgusta y suscita unanimidad. Por eso mismo ha perdido su fuerza simbólica.

 

Comentarios

@MONI2020

19/04/2019

Muy interesante !!