EL GRAN SECRETO (Material inédito)

EL GRAN SECRETO (Material inédito)
José María Rosa – Julio de 1961

Al morirse no sintió vacilaciones, ni se le ocurrió hacer cola ante la puerta del Tribunal Supremo para conocer su suerte. Le habían gustado demasiado las mujeres amables, el vino generoso y el juego.
Ya en el infierno, un diablillo vivaz lo llevó ante Satán. Lo siguió a través de salas de mármol refrescadas por surtidores irisados de luz tenue; panteras y serpientes -los animales diabólicos- ambulaban gráciles y pacíficos en libertad doméstica; parejas de adolescentes, amorosamente
tomados del talle, buscaban la complicidad de los rincones obscuros. Una música suave y difusa se oía lejana. El ambiente era de calma y deleite.

Extrañado tocó el hombro de su guía. - ¿Seguro que esto es el infierno?
-Sí, sí señor-, afirmó sonriente el servidor de Lucifer.
Pasaron por salas donde caballeros concentrados en sus cartas, ganaban y perdían fichas multicolores, bares repletos de hombres y mujeres que bebían con fervor o conversaban con placidez; bibliotecas donde solitarios
estudiosos perdían la fe en silenciosas orgías de meditación. Por los ventanales se veían jardines umbrosos, paisajes serranos y llanuras infinitas.

Un clérigo sensual y rollizo - seguramente el Arcipreste de
Hita - saboreaba una pierna de jabato mientras una gallarda serrana le escanciaba un vaso de buen vino; en una piscina nadaban o tomaban sol, náyades griegas y bellezas de Hollywood; una joven princesa - tal vez la
bella durmiente - sonreía entre sueños en un lecho de porfirio. A lo lejos se veía un hipódromo y se escuchaba, atemperado por la lejanía, el clamoreo de un final emocionante.

Llegaron ante la puerta de roble que ostentaba una placa de bronce: "JEFE". Entró con la aprehensión natural de afrontar al Rey del Infierno. Pero el despacho era alegre; Satanás lo recibió cordialmente ofreciéndole una taza
de café y un cigarro.
- Aquí tengo su expediente - hojeó un grueso prontuario - Mujeres ... Vino... Juego ... No hay duda: usted es de los nuestros-. Alzó sus ojos azules y serenos. -Le deseo una amable estada en mi casa, que es la suya desde ahora. Espero que se sienta a gusto en nuestra pequeña familia,
considerando que es para toda la eternidad. Si tiene alguna queja, escríbala en el libro y trataré de corregirla. Mi lema es complacer a mis huéspedes. Puede ir donde guste y hacer lo que se le ocurra siempre que obre con tacto y delicadeza. Es nuestra sola regla. Al principio extrañará un poco como es natural: no se preocupe, no tardará en aclimatarse. Haré que lo acompañen en sus primeros pasos Cleopatra o Mesalina, que son agradables y complacientes, pero no abuse de su gentileza: son muy solicitadas. Después tendrá que buscarse solo sus programas; no encontrará dificultades, se lo aseguro.
Hallará también compañeros de juego correctos y cordiales y podrá beber whskyes de Escocia a cuenta de la Casa. Si al cabo de algunos milenios se cansa de esa vida, podrá intentar alguna novedad: el estudio, la política o los viajes interplanetarios. No se aburrirá entre nosotros.

- Estoy asombrado. Dante describió el Infierno como un lugar de fuego intolerable.

- Dante era un meridional exagerado. Tal vez antes hiciera un poco de calor en verano; pero ahora tenemos aire acondicionado. La ciencia es diabólica,como usted sabe. Contamos con los últimos adelantos de la técnica, la
televisión excluida, desde luego.

- Me parece estupendo. No imaginaba que así se castigaban los pecados capitales.

- ¿Pecados?-Sonrió Lucifer.

En sus hermosos ojos de Arcángel Rebelde brilló una pizca de malicia.
- Debo decirle Mi secreto. Al principio de los tiempos, cuando yo me levanté contra el otro- señaló con el cigarro el cielo raso-, las cosas... no ocurrieron exactamente como se dice.

 

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