CINE UNDER DEL BUENO: TIGRA, CHACO.
(Miércoles 27/01/2010)

ID y Tipo de evento

#S4471 - VER CINE

¿Dónde?

Constitución , CABA

¿Cuándo?

Miércoles 27/01/2010 20:45

Organizó
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Asi fue anunciada:

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Asistieron (?)

 

4471 1 foto despues que la tigra se comiera algunos de los participantes... juasssssss

4471 2 Foto de la protagonista del cine ex porno de constitucion..... ahhhhh los que no vinieron.... no se....

 

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Comentarios

@JONES

28/01/2010



La Tigra es una pelicula altamente recomendable..... con personajes muy queribles, esa tia........ hermosa y familiar.... Muy lindas y gratas escenas.... me encanto...

La tertulia, maravillosa, desopilante, muchas mujeres hablando todas al mismo tiempo , y un hombre haciendo y bhua..... con estas locas..... ( es chiste)

Lo pase barbaro.... Pety un placer el cine en medio de la jungla.... Un placer la reunion, muaaaaaaaaaa , por otra....  
@JONES

30/01/2010

Pequeño cuento de verano

Se exhibe en el Malba La Tigra, Chaco , un film argentino premiado en el festival de Mar del Plata

 
Pequeño cuento de veranoLos directores, Federico Godfrid (izquierda) y Juan Sasiaín(derecha) Foto: FACUNDO BASAVILBASO


 

Por María Eugenia García
Para LA NACION - Buenos Aires, 2010

 

Esteban baja de un camión en la ruta y se adentra en La Tigra, ciudad de casas bajas y calles de tierra en el Chaco. Vuelve al pueblo por poco tiempo, porque está buscando a su padre para hablar de "algunas cosas de Buenos Aires". Mientras lo espera, durante días serenos de tereré, fútbol y paseos en bicicleta, va cediendo a la magia del lugar. Conoce a sus hermanitos, convive con su tía Candelaria y se reencuentra con Vero, una amiga de la infancia o tal vez algo más. Esa historia modesta, de miradas y gestos tímidos, que se desliza por la pantalla con suavidad y encanta sin estridencias, es la opera prima de Federico Godfrid y Juan Sasiaín. Ganadora del premio Fipresci en el festival de Mar del Plata 2008, La Tigra, Chaco recorrió varios festivales y llegó por fin a Buenos Aires, para proyectarse, durante enero y febrero, en el Malba.

Godfrid y Sasiaín son egresados de imagen y sonido de la UBA, y en su currículum figura también su trabajo creativo conjunto en varias obras de teatro. Tal vez por eso en La Tigra, Chaco se luce tanto el trabajo de los actores. Los protagonistas de este pequeño cuento, Ezequiel Tronconi y Guadalupe Docampo, son acompañados por algunos actores no profesionales, en su mayoría habitantes de La Tigra, como Ana Allende, la increíble tía de Esteban. Pero también el espacio geográfico se corporiza, porque durante la película parece que el reloj se detiene y hasta se puede sentir la brisa de las noches de verano o el silencio de la hora de la siesta. Satisfechos del resultado, los directores prometen acompañar la película en cada función, como una forma de tributar a ese vínculo especial que propone establecer La Tigra... con cada uno de sus espectadores.

-¿Cómo lograron crear la atmósfera de la película?

J.S.: -El espacio nos regala ese tipo de clima. Y hay algo que tiene que ver con nuestra búsqueda de una voz personal como artistas. Contamos cosas reales que nos conmueven y las cruzamos con nuestra visión de La Tigra y nuestra visión de la búsqueda de un padre o de la vuelta al lugar de la infancia. Queríamos hacer una película honesta, coherente con lo que nosotros pensamos y sentimos como creadores y personas, encontrar gente que compartiera esta tónica y contagiarlos de esta energía.

F.G.: -Lo principal para nosotros fue estar permeables a las situaciones y a lo que pasara, que la película estuviera todo el tiempo viva. Que el guión empezara a florecer en el rodaje, y que el rodaje floreciera en el montaje, y que el montaje empezara a florecer después en el final de la posproducción con el trabajo de sonido. Como del gusano a la mariposa, es una metamorfosis. No hubo una búsqueda nuestra consciente del ritmo del pueblo, sino que nosotros estábamos viviendo esas situaciones y eso se plasmó en la película. Estábamos todos viviendo en el mismo lugar, sufriendo el calor, viviendo las mismas alegrías y las mismas frustraciones. Por ejemplo, no poder evitar que los bichos entraran por las puertas de la casa cuando uno quería dormir ni que los cascarudos te pegaran [risas]. Todo eso, a la hora de decir acción, aparecía.

-¿Quiere decir que estaban abiertos a cualquier cambio que pudieran inspirarles el lugar o su gente?

J.S.: -Sí, una y mil veces se iba reescribiendo todo. Por ejemplo, al crear el vínculo entre Esteban y Vero, y de ellos con el espacio, también hay un trabajo de vínculo real con el pueblo. Todas las noches ellos salían a andar en bicicleta, a recorrer el lugar, a charlar. Entonces a la mañana siguiente, cuando filmábamos una escena de ellos en el pueblo, era realmente en su pueblo donde estaban teniendo un encuentro.

-¿Podría decirse que el personaje de Esteban es quien tiene un punto de vista más cercano al de ustedes?

F.G.: -Sí, y por eso es porteño. Nosotros no conocemos la mirada de un chaqueño. Lo que queríamos era contar qué es lo que pasa en este pueblo, pero a través de la visión de alguien que es como nosotros.

J.S.: -Cada universo es sagrado, ¿no? Hay que tener cuidado. Las historias de la gente de ahí no nos llegaban a pertenecer. Pero sí la gente. Por ejemplo, no nos servía si una señora nos contaba: "Ay, mi hijo es camionero y me va a venir a visitar pasado mañana...". Sin embargo, vimos al hijo pasar. Estacionó el camión y le dio un abrazo a la madre, y tal vez algo de eso sí se filtró en el relato. Nosotros fuimos a observarlos y ver qué cosas nos resonaban.

-Dirigir de a dos debe de ser muy complicado, ¿cómo se llevaron durante la realización de la película?

J.S.: -Nosotros trabajamos mucho tiempo juntos en la universidad y en obras de teatro. Fuimos a escribir el guión juntos en La Tigra. Antes de viajar, tuvimos muchas charlas en Buenos Aires sobre la actuación, sobre las cámaras. Nos sentamos durante meses a planear la película. Fue muy útil, siendo nuestra primera película, ser dos cabezas puestas a resolver los mismos problemas.

-¿Cuánto de ustedes mismos tomaron para crear al protagonista?

J.S.: -Este universo ficcional nuestro, generacional, de ser hijos y de tratar de crecer un poco y dejar de buscar al padre y hacernos cargo de quienes somos, a mí me produce una emoción muy grande. Cada vez que sucede ese instante final que no voy a contar, yo me emociono y digo "Es de verdad, dijimos algo de verdad, nos identifica a nosotros".

F.G.: -Uno escribe desde quien es, desde su origen y su vida. Desde su transcurrir y a partir de las cosas de las que es consciente y de las que no es consciente. En nuestras vidas hay viajes de vuelta. En nuestras vidas existe el momento en que te estás conviertiendo en un hombre, se te acabó el tema de "ser hijo de". Eso que nos pasa a nosotros en nuestra vida es una preocupación que está dando vueltas y que, cuando empezamos a escribir, aparece en el personaje de Esteban. Él va a reclamar ser hijo al Chaco y se transforma en otra cosa cuando el padre no está y tiene que empezar a hacerse cargo de ciertas cuestiones.

© LA NACION