Feliz Navidad, PARA TODOS


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@BERGIO

25/12/2011



Queridos compañeros de viaje y estadía, hoy mis palabras vuelven a surgir, sin la pretensión de agradar. De hecho son gratis así que no se aceptan reclamos. Sí devoluciones.

La autoría esta resguardada en tu corazón, por lo que si lo vas a compartir, que sea desde ahí.

Son percepciones que transmito desde muy adentro, movido por la pasión, algo filtrado por la razón, fundamentalmente es buena la intención y, como rima, va de corazón. 

El 2012 es un año maravilloso, ya llegó y estamos vivos para transitarlo. Habrá que darle!

Tomen este saludo como valido para navidad, año nuevo, o cualquier otra fecha que se les ocurra.     Felicidades!
Yo seguiré usando como pretexto las fechas rojas del calendario de todas las religiones, para reencontrarme, con ustedes y fundamentalmente conmigo.

Aquí va…

 

Más de dos milenios y lo seguimos crucificando.

Entre navidad y año nuevo, vuelven “esos días terribles”, parecido a lo que me sucede entre Rosh Hashaná (Año nuevo Judío) y el Yom Kipur (Día del Perdón). Hacemos balances, nos ponemos sensibles, festejamos más las presencias y notamos más las ausencias. Y ni hablar de la locura de no tener tiempo, correr por los regalos y cazar la oferta más conveniente… Son esos días en los que después de un año de stress insoportable, rezamos por tener “una noche de paz”.

Diría que durante el balance deberíamos revisar seriamente nuestra economía vital. ¿No?

Seguramente a las 0 horas en punto, durante el brindis, junto con una catarata de emociones encontradas, nos sentimos buenos y puros. Pero no se asusten! En un ratito pasa y continuamos como si nada, perpetuando los mismos errores de milenios. Seguiremos regalándole nuestra existencia al ego, calculando nuestra evolución en dólares y midiendo el éxito según parámetros que decidimos aceptar, por miedo a no SER, si no somos como debemos, según esos parámetros.

Es increíble lo fácil que podemos percibir lo inabarcable de la creación y al mismo tiempo sentirnos poderosos. Ni siquiera podemos conducir este maravilloso mecanismo que es nuestro cuerpo. Nos quejamos de lo poco que debemos hacer para cuidarlo, olvidándonos de lo imposible que es ocuparnos conscientemente de una millonésima parte de lo que hace a cada instante. Así y todo nos creemos con capacidad y derecho a controlar y dominar algo, o a otros.

Nos hacemos los buenos y nos ponemos en ecologistas proponiéndonos salvar a la madre tierra cuando en realidad lo único que debemos salvar es a nosotros mismos. Ella no “sufre” las consecuencias de nuestro accionar, no se queja ni se enoja, sólo reacciona, readaptándose. La vida muta, cambia, evoluciona; no pelea! Vive! Siempre en movimiento permanece en armonía como una sinfonía que nunca deja de sonar e integra todos los sonidos posibles en un orden misterioso e inmensamente bello. Permanece generosamente a nuestra disposición poniendo una y otra vez la otra mejilla y esperando que nosotros decidamos qué hacer con nuestra continuidad. Nuestra opción pareció ser hasta hace poco: autodestruirnos.

Seguiremos creyendo que debemos salvar-la?               
O alguna vez descenderemos de nuestro altivo pedestal para integrarnos, fluir con ella y salvar-nos?

Conocemos la fórmula de la felicidad, tenemos todo a nuestra disposición, sólo tenemos que alinearnos! Ese es el verdadero camino al paraíso. Fácil. No?              

Es tan simple como desvestirnos y sacarnos las cáscaras que nos ocultan. Claro que esto nos da mucho miedo… ¿Qué sería de nosotros sin nuestros “hábitos”?

Y mira que nos mandaron emisarios, mensajeros, seres iluminados o como quieras llamarlos, tal el caso por ejemplo del maestro, del Rabí, Jesús.

Nació cuatro años antes de Cristo (un error de cálculo romano) en la Galilea. 300 años después se dispuso que fue un 25 de diciembre (otro cálculo romano), puntual, a las 0:00 horas. Al menos a esa hora suenan más fuertes los fuegos artificiales,  - “ya nació el niño” - gritan algunos, se destapan las botellas y se brinda. Lo que sigue en los festejos ya lo sabemos. Hic!

A la semana de haber nacido fue circuncidado, como todos los niños Judíos (También los musulmanes pero a los 13 años… ¡Ay!). En algunos calendarios sigue diciendo: “ 1 de enero - Día de la Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo”.  La circuncisión representa y re-establece el pacto (Génesis 17.7) que selló Di-s con Abraham y su descendencia, los Abrahamitas, Judíos y Musulmanes representados por Isaac e Ismael, “sus hijos primogénitos”... (¿Dos primogénitos? Esta historia la dejo para  los días del ramadán).

A los 13 años durante la ceremonia de su Bar Mitzvá en el templo, Jesús llamó la atención de los presentes por su sabiduría. Bar Mitzvá se traduce como “Hijo del Precepto” y en pocas y simples palabras, a partir de ese momento al niño se lo considera adulto, asume las responsabilidades como tal y según las leyes de la Torá se convierte en “Socio de Di-s en la creación”, exactamente igual que miles de millones de creyentes antes y después de él, la mayoría de los cuales aún no nos hicimos cargo de tamaña responsabilidad.

Parece que el muchacho era medio rebelde y cuentan que durante sus estudios en la Escuela de Rabinos su maestro se enojo y lo echó. Eso es  como haber descartado a Messi cuando recién empezaba (Preguntále a los de River). En todo caso, la falta de “visión” de este Rabino, es producto de la misma nube que hoy obstruye las miradas de tantos de nosotros, grandes sabios, que no podemos ver a Di-s en el prójimo.        

Sea cierto literalmente o no, lo que trascendió de sus palabras y ejemplo parece estar relacionado con recordar o despertarnos, para corregir el rumbo perdido en el camino de regreso a nuestro origen. Nos recuerda las sagradas escrituras y nos pide que re-aprendamos lo que éramos y lo que se nos había revelado.  Da su ejemplo para ayudarnos a transitar este paso por la vida en armonía. Claro que recordar lo que se debe, a cierta altura de la corrupción, es un delito.

Mínimamente lo que Jesús representaba, era un peligro que podía dejar al descubierto la falsedad de inmensas construcciones y pactos “non sanctos”. Evidentemente su postura no servía al establishment. El Sanhedrín (La conducción hebrea) no quería ser criticado por haber “olvidado”, o por haber transado con los romanos. Muchos los acusaban de haber vendido su alma al imperio, ellos creían o decían hacer lo necesario para conservar la paz. Por el otro lado los romanos no querían competencia. ¿Otro rey? Si ya tenemos. Y así fue como crucificaron al rebelde, como a una persona peligrosa, como a un ladrón, y por las dudas. No vaya a ser que arme mucho lio.

Para quien no quiera investigar los hechos a continuación, un mini resumen: apenas 30 años después de la crucifixión de Jesús, se desencadena una lucha por la liberación que los hebreos finalmente emprenden contra el imperio romano que culmina con el desastroso resultado de la destrucción del templo, la muerte de más de un millón de Judíos, la esclavización de otros miles y la diáspora, el desparramo de casi todos los Judíos sobrevivientes, los seguidores de Jesús entre ellos, por los confines del mundo conocido.

A pesar de la crucifixión, el lio ya se había armado, los seguidores de Jesús fueron cada vez más, el imperio los persiguió los prohíbió y los mató. En tres siglos, el cristianismo creció a tal punto que Constantino, emperador de Roma en el año 325, tiene que transar con ellos una paz religiosa y el 27 de febrero del año 380, los imperios romanos de oriente y occidente declaran que la religión del estado era “la que Pedro había transmitido”… A los romanos! Genial! Después de haber perseguido durante 300 años a cristianos y judíos, dijeron: “si no puedes vencerlos, úneteles” y se colgaron la cruz en el pecho. Conste que en esta expresión no me refiero a quienes lo aman sino a quienes usaron y siguen usando a Jesús para satisfacer sus ambiciones de poder. Este mal uso lamentablemente sigue aplicándose hoy en día, de distintas formas, algunas muy burdas y otras altamente refinadas, en las tres grandes religiones abrahamitas.

Resurrección

Una parte de mi cree que si Jesús volviera a renacer físicamente, humano y con memoria, nos agarra a las patadas o se suicida.               
Lo imagino a los gritos diciéndonos: ¡¿Pero ustedes no entendieron nada?!

La otra parte de mi, sabe que su amor es infinitamente grande e incondicional, que siempre va a estar ahí, que va a acompañarnos y no nos va a dejar nunca, a pesar de que sigamos dejándolo a él colgado de la cruz en la pared…

¿Cómo se puede descansar en paz de esa manera?

Pretendemos el paraíso y seguimos armando puestos donde no corresponde. Somos mercaderes en un shopping, al igual que en los medios de comunicación, en el gobierno, en la escuela, o en el templo. Gobernamos, dirigimos y educamos en su nombre. Como muertos, ciegos y leprosos mantenemos nuestro corazón envuelto en la mentira, la avaricia y el egoísmo.

- ¡Hipócritas! - Nos gritaría una vez más. - ¡¿En la casa de mi padre?! - Que es la vida misma.

El hizo ver a los ciegos, curó a los leprosos y se entregó por completo.

Nosotros no entendimos nada y seguimos crucificándolo.

 

Tendría que denominarme cristiano para amarlo o Judío para desconocerlo?

Tengo derecho a defender y hacer mía su idea y asumo el compromiso de encarnarlo, porque soy su hermano, su familia, desciendo de su misma tribu, soy él y lo amo.

¡Ya basta de tanta construcción macabra a su alrededor!

¡Basta de banderas que dividen y ejércitos asesinos que se yerguen en su nombre y avanzan con su bendición!

¿Su bendición? ¡Eso no es él!   

Y no pienso callarme porque sería cómplice de su perpetuada crucifixión.         

Detrás de las palabras que le hemos reconocido está la verdad que mantuvo viva su idea, más allá del marketing eclesiástico.

No es el crucifijo, no es la biblia, no es la iglesia. No es de madera, de pintura, de piedra ni de algunos, es de todos, y es todo.

Jesús no es ni más ni menos que nuestra propia esencia divina.

 

“No puedo cantar ni quiero, a ese Jesús del madero sino al que anduvo en la mar”. (A. Machado)

A todos se nos cruza en algún momento, una imagen de Jesús por nuestras mentes; en el pesebre con los reyes el cordero y sus padres o colgando en la cruz.        

Yo lo veo portando una sonrisa brillante, como la de una madre que ve crecer a su hijo y lo ama sin juzgarlo, puramente. Lo miro a los ojos y me pierdo en lo sin forma del universo dentro de ellos. Lo veo en el mar, en la montaña, multiplicando panes, jugando al milagro de la vida. Lo veo humano en la carpintería con su padre, en el regazo de su madre, acariciando a un leproso o abrazando fuerte a María Magdalena. En una charla junto al fuego con sus hermanos y compañeros, cantando en el templo en éxtasis devocional y a las patadas con los puestos de los mercaderes. Lo veo bailando sobre las aguas y riéndose de la falta de fe de quienes teniéndolo delante en carne y hueso, no le creyeron, lo desconocieron y no se atrevieron a SER él.

Lo sé humilde, respetuoso,  socio de la vida y reverencial de lo absoluto: “Hágase tu voluntad y no la mía”. 

Me conmueve en su misericordia, llorando su impotencia humana al pretender curarnos, y su grandeza divina al invocar: “Perdónalos Padre, no saben lo que hacen”.

A la voz de Serrat o Fagner me sumo cantando La Saeta, rogando poder resucitarlo en mí, porque es en el único lugar en el que podrá SER por siempre.

Palabras dulces para la navidad.

¿Existe algo más gozoso que un corazón compartido?

Hoy quiero festejar y agradecer que compartimos nuestra esencia y nuestros maestros, se llamen Jesús, Moisés, Mahoma, Buda, o tantos nombres que ha tomado el mismo gran maestro para que podamos percibirlo en este plano y con nuestra autoimpuesta limitación.

Con paciencia y amor nos ha mostrado el camino y nos ha dicho que somos como él, que somos parte de él, que no hay nada imposible y que nuestro destino está marcado por nuestras propias decisiones, lo llamó libre albedrío, puso toda la creación a nuestra disposición y nos da vidas para jugar hasta aprender lo que nos falta.  Igualito que una “Play”, solo que los personajes somos nosotros y el juego es del alma.

¿Existe amor más grande?

Cuando comprendamos, no hará falta que vuelva, porque seremos él.

En cada pascua lo resucitamos y lo hacemos renacer cada 25 de diciembre, cuando en realidad nunca se fue. Sigue firme, constante, presente, paciente, tolerante y amoroso dentro de nosotros. El es la esencia que nos mantiene realmente vivos. El es nuestro corazón de niño que no puede ser callado, destruido o apagado a pesar de nuestra constante distracción.

Mi amado hermano Jesús, en esta época en la que caprichosamente recordamos tu nacimiento, recuerdo quien sos y quién soy. Quisiera poder contarte, que te hemos desclavado de la cruz, que te hemos bajado de las paredes y de los grandes escenarios y que ya has vuelto para siempre a donde perteneces, y nuestros corazones junto a vos. Quisiera poder decirte que tu idea se hace cada vez más viva en nosotros y real en nuestro accionar! Que podés pasarnos la posta porque ya aprendimos! Quisiera dejar de rogar tu ayuda, agradecerte tantos años de llevarnos en tu dulce abrazo y confirmarte que hoy podemos sostenernos solos.

Hoy humildemente voy a saludarte sin despedirme, porque espero ya no exista un próximo encuentro. Para haberlo tendríamos que separarnos y yo… yo ya quiero SER  lo mismo.

Saludos al viejo.

SER