Aquí sí podemos hacerlo


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@PENELOPEGLAMOUR2

19/10/2007#N18150

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Aquí sí podemos hacerlo
Le he preguntado: “¿Eres feliz?”, a una mujer que, como tantas, lleva una vida problemática, entre el trabajo, los hijos, el marido, la casa, el perro. Me respondió: “Ahora sí, bastante, pero he sido muy infeliz; busqué ayuda en la psicoterapia y ahora estoy mejor”. Le he preguntado a un hombre que, como tantos, trabaja mucho, tiene una mujer que trabaja y es muy meticulosa, tiene justamente una hija también exigente, una familia complicada y, para colmo, es hincha del Inter. Me respondió: “Aquí, en Milán, todas las personas sensibles se drogan, incluso yo”, lo que en el tiempo libre ayuda, según él.
Más allá de las encuestas, hay dos paradigmas: la mujer exhausta que se atormenta, se culpa, se enoja y trata de encontrar el equilibrio buscando dentro de ella misma, y el varón estresado, que está mal, tiene disturbios psicosomáticos, se desahoga practicando o viendo deporte, con los amigos hace bromas, pero no cuenta nada, y quizá se relaja con sustancias peligrosas. Ambos corren peligro de ser infelices con remedios culturalmente distintos. Será trillado, pero todavía es así.
Las mujeres, muchas de ellas, admiten sufrimientos y tristezas; a veces (el masoquismo femenino no es un lugar común) se destruyen a sí mismas, a menudo se autoanalizan hasta la náusea. Los varones están mal (muchos, no todos), pero hablan menos de eso, y para ellos la vida es más simple. Son más simples sus “remedios”; según muchos, desde el adulterio hasta el fútbol. Lo ha escrito Henry Thoreau y lo citó un personaje de Amas de casa desesperadas: “La mayor parte de los hombres lleva una vida de sosegada desesperación”; sin embargo, no lo hacen saber. La mayor parte de las mujeres es menos reservada, al menos con las amigas y en las encuestas. Sin embargo, quizá sea un error desesperarse con ulterioridad. Según las investigaciones de EE.UU., las mujeres de antes eran más felices porque tenían menos ambiciones, menos objetivos que lograr.
¿Pero qué sabemos nosotras, neurasténicas de 2007, de la sosegada desesperación de muchas mujeres de antes, relegadas en su casa, dependientes de los varones, incapaces de imponerse si no fuese entre bastidores o a escondidas? Mejor no regodearse con las encuestas norteamericanas y, en cambio, recordar de los norteamericanos los mantras positivos: Be all you can be (Sean todo lo que puedan ser) y Count your blessings (Cuenta tus bendiciones). Nosotras, occidentales sufridas y fatigadas, tenemos más que cualquier otro grupo de mujeres en la historia humana. Intentamos disfrutar cada tanto, si lo logramos. Entonces, a nuestras hijas les irá bastante mejor. Sólo imaginarlo ya nos pone felices... ¡y cómo!

Por Maria Laura Rodota (Corriere Della Sera)

 

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Hola! Cómo va? Espero que estén muy bien! Cómo dicen que soy....Carismáti

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Soy directo, frontal, hablo cuando es necesario, siempre digo lo que pienso, me

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