Pedido de Mano.... largo pero vale la penaLuis. Landriscina


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@HELSA_1

23/05/2008#N21508

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Una cosa que ha ido variando con el paso del tiempo, y recurro también a la memoria de los mayores: el protocolo o la institución que fue alguna vez el noviazgo. Y esto a los más chicos les va a resultar hasta risueño, gracioso tal vez, porque yo voy a refrescarles la memoria a los mayores lo que era estar de novio hace unos años: primero había que conseguir la dama, que ella viera si el venía con buenas intenciones, le dedicara alguna sonrisa y se encontraran a la salida del cine, a la salida de misa o en un baile. Pero cuando ya se entablaba una relación, uno no podía llegar hasta la casa; llegaba una cuadra antes, porque no estaba autorizado ya que no había pedido la mano.

Y las madres de las chicas se justificaban con las vecinas diciendo: es una "simpatía" de la nena pero no hay nada serio todavía. Y cuando se establecía la relación ya concreta y la cosa pintaba para casamiento, había que pedir la mano y había que ir a la casa de la novia, y había un rito para esto. Se elegía una noche, que podía ser jueves a la noche o sábado a la noche, y se hacia cena con picada y todo, y los dueños de casa, o sea las familiares de la novia, se vestían como para comunión, todos de negro o azul oscuro; a veces hasta los abuelos estaban para conocer al candidato, y los más chicos con un moño enorme, parecían gato de rico... Y venia el novio y saludaba a todos, mano a mano, y se comía en un clima de cierta rigidez protocolar: se agarraba el cubierto como nunca se agarraba con el dedito para arriba, y no se volcaba vino para nada, y después de la cena el padre y la madre de la muchacha lo invitaban a pasar a la sala al candidato. La chica quedaba afuera y él exponía sus intenciones y sus posibilidades en la vida. Y de acuerdo a si llenaba las expectativas que tenían los padres para el futuro de su hija, le decían.

-Bueno, desde la semana que viene puede considerarse como uno más de la casa, casa que entendemos que usté va a respetar, respetando a nuestra hija. A partir del jueves que viene, usté puede venir jueves y sábado de noche, domingos a la tarde, porque el lunes se trabaja, y los jueves y sábado incluye cena en la visita; usté va a ser bienvenido en nuestra mesa. Y hay novios que han engordado con el sistema. Y eso no me pueden negar que ha cambiado, porque hoy en día si los hijos te avisan que se van a casar ya es un homenaje a los padres. Hay algunos que te avisan después. Y bueno: éste es el caso de la historia que les voy a contar. Una chica de este tiempo con un muchacho de aquel tiempo. Mejor dicho, el padre de la chica, hombre de aquel tiempo; la parejita, de esta época, modernos los dos.

El padre de la chica, patriarca, conservador, tradicionalista, fiel a sus propios principios y convicciones, llamó a su hija y le dijo:

* Dígale al mocito ése que anda con usté que venga a hablar conmigo en relación a uste.
* Y la chica muy moderna le dice:
* ¡Pero, papá! ¡Estas cosas no se usan más ya!
* Le clavó los ojos el viejo.
* Lo que se usa de las puertas de casa afuera me tiene muy sin cuidado. A mí me importa lo que se usa de las puertas de casa para adentro. Las leyes de la casa las dicto yo, y usté es parte de mi casa. Y dígale al caballerito ese, eh, que si quiere seguir viéndose con usté lo espero hasta el jueves. Después del jueves que busque otra novia. Y viá tener la delicadeza de esperarlo con una cena.

Y fue la chica a hablar con el muchacho y le dijo:

* Mira que vas a tener que hablar con papá.
* ¡Está loco tu viejo!.

- Pero mirá que papá...

* ¡Pero esta loco! ¿Qué te pensás! ¡Qué me voy a vestir de D’Artágnan como en el siglo pasado; voy a ir con la capa y la espada y el sombrero y le hago la corte...? ¡Nooo!, ¡Eso es del siglo pasado! ¡Disculpame, Carmencita!.
* Mirá que papá dice que no nos vamos a ver más...
* Así que por cariño a la chica al final fue. Jueves a la noche: picada y cena. En la picada nomás va el padre vio mal parado al candidato. Así que lo encaró antes, cosa de ahorrarse la cena. Lo hizo pasar para adentro; se sentaron, se sentó, mejor dicho, el padre de la chica, a él lo dejó parado; cerró la puerta; no había mas nádie; de hombre a hombre: era la cosa. Un sillón de esos de gobernación de provincia, bien afirmado. Lo miró a los ojos y dijo:
* Usté verá qué es lo que me tiene que decir, mocito.

Y el otro, medio desfachatadón dice:

- Bueno, yo le vengo a avisar para que no se entere por boca de ganso, que ando enoviando con su hija y quise avisarle algunas cosas de mi vida pa’ que no se las tenga que averiguar por las chismosas de la zona. Soy bastante trasnochador, fumo y chupo como loco, me doy vuelta p’afuera, soy muy timbero, vivo en el hipódromo, me encanta la timba...

* Al viejo se le iba encrespado el cuero del cogote... como puma para saltar... Y el otro sigue enumerando sus virtudes.

Dice

* Soy bastante mujeriego, gracias a Dios...

No podía creerlo el padre de la chica.

* jPero usté no tiene vergüenza!
* Tampoco tengo vergüenza... Eso sí: tengo tres estancias y una fábrica funcionando.
* Bueno -dice el viejo- ¡Perfecto no hay nadie en la vida!.

 

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