"LOS HOMBRES NO DEBEN LLORAR....."

Desde niños nuestros padres y la sociedad misma nos enseñaron que “los hombres no deben llorar” y por carácter transitivo nosotros repetimos la misma historia con nuestros hijos.

Ahora que la vida ya me tiqueó el pasaje de vuelta, comencé a darme cuenta que esto no era tan así. Evidentemente el llanto, en algunos casos, es síntoma de debilidad, pero en otros es sólo la expresión de un sentimiento tan profundo que, irremediablemente, se transforma en lágrimas y no es sólo por un dolor, sino también de alegría, amor o por la satisfacción de haber cumplido con una meta o un logro, cosa que nunca nos enseñaron a discriminar. La premisa era “los hombres no deben llorar”.

A esta altura de mi vida me permito llorar, tal vez en soledad, como dice la canción de Serrat “lloramos cuando nadie nos ve” u otras veces (las menos) ante el “público presente”. La contención del llanto es la represión de la expresión del sentimiento mas puro y noble, de alguien que necesita sacar lo que tiene en su interior (a veces para que no se le pudra dentro y le produzca males peores que unas simples lágrimas al descubierto).

¿Si alguna vez lloré?, SI, varias veces, tengo la suerte de haber llorado mas por alegrías que por tristezas, esto es otro balance que hice últimamente, si, si, la vida me ha premiado con mas momentos de felicidad que de angustias o pesares, pero si, lloré, por la muerte de seres queridos, por momentos de serios problemas económicos en donde no veía la salida, cuando me enamoré por primera vez, cuando otro amor no pudo continuar,cuando obtuve mi primer título, cuando nacieron mis hijos, cuando me separé de la mujer que creí iba estar junto a mí hasta el fin de mis días y ahora lloro (cada tanto) cuando veo que mis hijos han crecido y se van convirtiendo en esas personas que soñé alguna vez que llegaran a ser, cuando veo en todo lo que se parecen a mí, no sólo físicamente sino por sus convicciones y principios que también son los míos.

Y ahora también, de vez en cuando…, se me escapa alguna lágrima, porque cuando creía que comenzar de nuevo era imposible, la vida, por intermedio de mis hijos, mi familia, algunas personas con las que nos vamos acompañando en este viaje y principalmente “mis amigos”, me hizo entender que no era así, que todos los días es un volver a empezar, que hay que enfrentarlo con una sonrisa, por el sólo hecho de volver a ver el sol, ….que no es poco.

Por eso les agradecería que, si alguna vez tienen hijos o si ya los tienen, por favor, enséñenles a diferenciar. “Los hombres no deben llorar”, pero, “TAMPOCO ES PARA TANTO”

 

Julio César Alberio

 

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