Una francesa explica que es el amor y que no es. (I parte)

¿Por qué uno se enamora? Nada más sencillo. Te enamoras porque eres joven, porque estás envejeciendo, porque eres viejo, porque la primavera se va, porque comienza el otoño, porque tienes demasiada energía, porque estás cansado, porque eres alegre, porque no estás contento, porque alguien te ama, porque alguien no te ama... Encuentro demasiadas respuestas: tal vez la pregunta no sea tan sencilla.
La experiencia del amor es tan universal que parece carente de misterios. En todas partes, a toda hora, en este preciso instante, millares de hombres y de mujeres se dicen con sorpresa y susto: “Te amo. Estoy enamorado”. Lo dicen fuerte o despacio, con estas palabras o con otras, pero lo dicen, caso contrario no sería amor. “Te necesito”. “Sin ti sufriré”. “ No puedo más vivir sin ti”. Tiempo y espacio quedan suspendidos , inmóviles delante de un rostro che contiene la esencia de aquello que es más precioso en el mundo.
Desde el momento que no creemos más en el mito de los amantes predestinados, ¿Cómo podemos explicar estas elecciones exclusivas? Para los amantes son evidentes. Sin embargo los amigos se peguntan: ¿Qué lo fascina en ella? ¿Qué es que lo fascina en él?
Stendhal ha descriipt o este proceso como una cristalización, en grado de transformar cualquiera en un ser único. Hoy los psicoanalistas hablan de “encontrón”. ¿Pero por qué Pablo y Paula han comenzado a “encontrar”, a “cristalizar” justo con Piera y Piero? La elección sorprende a sus amigos.
Se ha dicho que los enamorados están solos en el mundo. Nada más falso. Según Freud el amor no involucra a dos personas sino a cuatro. En efecto se va mas allá, e involucra a la sociedad entera.
“Eres diferente. Eres una excepción. No te pareces a ningún otro”. Todos los enamorados han dicho estas palabras, y cuando las dicen, quieren significar que la persona que aman ha sido elegida en base a una comparación con todos los otros, y contra todos los iguales. Una persona demasiado en armonía con la sociedad puede no conocer jamás el amor. En otros tiempos, y hasta en nuestros días, han habido civilizaciones que no han conocido el amor romántico.
La primera gran historia de amor del mundo occidental, Tristán e Isota, es la historia de una rebelión. Amas para desafiar a un marido o una esposa, para desafiar a tus padres, por oposición a tus amigos y a un ambiente, para desafiar a todos aquellos que se te han opuesto de alguna manera. De repente, niegas la importancia de ellos, hasta te olvidad de su existencia. Los enamorados buscan la soledad, pero la soledad no les ha sido dada, la han aferrado como un desafió. El amor no tendría su obscura violencia si no fuese siempre, en un principio, una especie de venganza: contra una sociedad cerrada a la cual puedes de repente pertenecer; contra un país extranjero en el cual puedes de repente radicarte; contra un círculo provincial del cual puedes de repente escapar.
El amor nos toma frecuentemente de sorpresa. Sólamente cuando encontramos al hombre, la mujer que satisface nuestra expectativa, esa expectativa se revela a nosotros.
Pero ya antes teníamos en nosotros, enmascarado o disfrazado, ese vacío, aquella necesidad. No te enamoras cuando estás completamente feliz o sobre la cresta de la ola, pero sólo cuando la vida ha perdido su sabor. No te enamoras ni siquiera en la vigilia de un largo viaje, sino en un ambiente no conocido y sobre todo en el disgusto de ver terminar tu viaje.
Sin embargo también una desgracia extrema, una catástrofe inminente que destruye toda esperanza o toda previsión, pueden hacer imposible el amor. El aburrimiento en cambio es propicio. Es cuando es evidente la monotonía del mundo que comienzas a soñar nuevos horizontes. El amor no nace cuando la vida colma tus deseos, ni cuando te aplasta, sino se presenta solamente a aquellos que, abiertamente o en secreto, desean un cambio. Es entonces que esperas el amor y todo lo que el amor trae: a través de otra persona un mundo nuevo te es revelado y regalado.

Extraido de: Simone de Beauvoir, Cuando todas las mujeres del mundo...

 

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