LAS FUENTES DE LOLA MORA


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Publicado por
@ZARKOZY

01/07/2010#N32319

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Las Fuentes de Lola Mora
(1866-1936)

 

Las plazas de Buenos Aires se engalanan con esculturas de una artista que hubo de enfrentar los prejuicios de la sociedad de fines de siglo pasada e inicios del actual.
La escultora Dolores Matilde Mora mas conocida como Lola Mora nació en el Obispado de Tucumán, hoy Salta, y sus obras, principalmente en mármol de Carrara y Granito, pueden encontrarse dispersas por la Argentina en Buenos Aires, Jujuy, Tucumán, Santa Fe.
Su obra más conocida, construida en mármol de Carrara y granito rosado entre 1900 y 1910, es la Fuente de las Nereidas, ubicada en la Costanera Sur, frente al Río de la Plata. La escultura, conocida por los locales como "La Fuente de Lola Mora" hubo de ser trasladada de varios lugares por controversias que fueron comunes a lo largo de la vida artística de la escultora.
 
Los últimos años de su vida los transcurrió en extrema pobreza. Una pensión le fue asignada poco
 antes de su muerte.

 

Comentarios

@CECILYA

01/07/2010



ESTIMADO ZARKOZY, COPIÉ ESTA NOTA PORQUE ME PARECE QUE ACLARA LAS "CONTROVERSIAS A LAS QUE TE REFERÍS"  VALORANDO LAS CUALIDADES ARTÍSTICAS   DE LOLA POSICIÓN QUE COMPARTO OBVIAMENTE  FUE CONSECUENCIA DE UNA SOCIEDAD CONSERVADORA E HIPÓCRITA-CECILYA

 

 

Caso hipotético: si un día damos un paseo por la ciudad y nos encontramos frente a una escultura que muestra cuerpos sin ropas. ¿Qué podemos pensar al respecto? Opción uno: una obra de arte (buena o mala para nuestro gusto estético), no llama la atención la desnudez ya se pueden encontrar este tipo de esculturas frecuentemente. Opción dos:  es un escándalo y un acto de falta de moralidad del escultor.

En la actualidad es muy poco frecuente encontrarse frente a quienes opten por la segunda respuesta, aquella que remite al poco recato del realizador de la escultura al mostrar cuerpos desnudos. Sin embargo, no sucedió así en la sociedad argentina de principios de siglo cuando la famosa escultora Lola Mora presentó en sociedad una de sus obras más famosas "La Fuente de las Nereidas” o “La Fuente de Lola Mora”.

No podemos hablar de la historia de esa escultura sin hacer mención a quién con cada golpe de martillo abrió camino en la historia del arte argentino al convertirse en la primera escultora del país.



Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández, nació en El Tala, Departamento La Candelaria en la Provincia argentina de Salta- el 17 de Noviembre de 1866. Por falta de párroco, su nacimiento fue inscrito en jurisdicción de  Tucumán, lo que ha hecho que ambas provincias se disputen hoy en día su nacimiento.

Lola creció en el seno de una familia económicamente próspera. Hija de un hacendado tucumano, una estanciera boliviana y ahijada del ex presidente argentino Nicolás Avellaneda. Su educación como artista comenzó con las clases de pintura con Santiago Falcucci, quien organiza su primera exposición (retratos, paisajes y naturalezas muertas) en la Sociedad de Beneficencia (1894). En el año 1896 viaja a Europa a estudiar en Roma con en Maestro Francesco Paolo Michetti y con el escultor Giulio Monteverde. A partir de allí, su carrera como artista creció a grandes pasos. Ganó concursos internacionales, esculpió para la nobleza peninsular y también trabajó por encargo para distintos gobiernos de su país natal. En todas sus obras conservó el estilo escultórico neoclásico italiano que aprendió en Europa.

El talento de Lola Mora y, en particular, su fuerte personalidad la convirtieron en una mujer adelantada a su tiempo. Ahora bien, ¿qué sucede cuando la audacia supera el cánon de lo respetable y su privilegiada habilidad como artista traspasa lo que es esperado para el de una mujer en aquella época? ¿Cuál es la relación del arte con el sector más elitista de la sociedad? Lola fue idolatrada en Europa pero, lamentablemente, duramente cuestionada en su país. Muchas de sus obras fueron víctimas de ataques, como el caso de “La Libertad”, y  desprecio, como la “Fuente de las Nereidas”. Ésta obra representa a la diosa Venus  rodeada en su séquito de nereidas y tritones. El primer escándalo se desató cuando el Intendente Municipal autorizó el El pago de 25.000 pesos fuertes por la escultura. El revuelo continuó luego de inaugurada la obra en pleno centro porteño el 21 de mayo de 1903. La escultura causó estupor en la sociedad pacata de la época, lo que obligó a su traslado a los depósitos municipales. La “Liga Moralista” consideraba a la “Fuente de las Nereidas” de dudosa moralidad y de ser “libidinosa” al mostrar cuerpos desnudos, especialmente si era a veinte metros de la Catedral porteña. Quince años después el urbanista Jean Claude Forestier, a cargo de las obras de la Costanera Sur, sugiere la mudanza de la escultura a su ubicación actual. Ese rincón de la ciudad, en aquella época, era menospreciado por los “ciudadanos honorables” por ser lugar de encuentro entre prostitutas y marineros. Sin embargo, Lola Mora más allá de las controversias se hizo presente en el traslado de la pieza tallada en mármol de carrara y granito rosado.

En la actualidad se pueden encontrar en la Provincia argentina de Jujuy: las estatuas de La Justicia, El Progreso, La Paz y La Libertad (emplazadas alrededor de la Casa de Gobierno) El Trabajo (frente a la estación ferroviaria) y Los Leones (en Ciudad de Nieva) Estatua del Dr. Facundo de Zuviría (Jardines de Lola Mora, Parque San Martín, Ciudad Salta). También existen obras de su autoría, en las Provincias de: Tucumán, San Luis, San Juan, Córdoba, Mendoza, Corrientes, Buenos Aires y en la Capital Federal.

La historia de la “Fuente de Lola Mora”, su obra más famosa, es un ejemplo de als controversias  generadas en un siglo sesgado por polémicas y críticas. No obstante, del escándalo a la gloria Lola hizo historia. Hoy en día nadie discute ni se escandaliza por sus desnudos. El difícil papel de una mujer que decide llevar adelante su vocación en una sociedad consevadora tuvo sus costos para la audáz precursora. La vejez la encontró pobre y con trastornos mentales. Sin embargo, el amor ferviente de Lola por sus piezas de mármol se mantuvo vivo hasta el último tiempo de vida. Muchos son los que la vieron dirigiéndose por la Costanera Sur muchos días de lluvia a secar con un trapo, curva por curva, las piedras que con tanta pasión supo esculpir como ninguna.