INTERVENCION EN EL ENCUENTRO DE ARGENTINOS DE ORIGEN JUDIO


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Publicado por
@CECILYA

25/04/2015#N52860

0 Actividad semanal
655 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Gracias amiga Lita por compartirme esta opinion valiosa-Cecilya

Compartimos las palabras de Maira D. Visakovsky * , de este miércoles 22/4 en el plenario del Encuentro Nacional de  Argentinos de Origen Judío en representación de los jóvenes.
 

Buenas noches a todas y a todos.

Mi nombre es Maira D. Visacovsky. Soy argentina, soy judía y soy progresista. Tengo 30 años y pertenezco a la generación de jóvenes “hijos de la democracia”. De mí para adelante, en este suelo que habitamos, nadie ha vivido una guerra; nadie ha tenido que migrar a otro país porque corría riesgo su vida a causa de sus ideas o acciones políticas; nadie ha tenido que esconderse de un falcon verde ni tuvo un compañero de la facultad o del colegio detenido-desaparecido. Hemos nacido y sido criados en democracia: libertad de expresión y acción, derecho al voto, a la educación, a la salud, etc.

Sin embargo, mi generación creció junto al pleno auge de la globalización, de la tecnología y del exceso de información. Hemos vivido la privatización del país, el deterioro de las instituciones estatales, el vaciamiento del discurso y la ruptura del tejido social. Hablar de política era poco común, participar era poco común. Nos inculcaron liberalismo puro, dónde las crisis siempre fueron “coyunturales e inevitables”, y los problemas económicos eran meros problemas políticos… o al revés.

Los que tuvimos la suerte de criarnos en instituciones de izquierda, algunas de ellas judías, pudimos aprender las diferencias rápidamente y a identificar a los que estaban en la vereda de en frente. Cada uno ha luchado desde su lugar: en las Marchas de la Resistencia, los 24 de Marzo, en la Carpa Blanca docente, en reclamos de jubilados y pensionados, en las protestas por el corralito financiero, en el que se vayan todos. Para nosotros, ir a la escuela pública era la mejor forma de oposición y resistencia. En medio de santas recetas del FMI, políticas regresivas y discursos festejados por la funcional clase media, nuestra militancia y la de nuestros padres necesariamente estuvo abocada al plano nacional.

El día que volaron la AMIA, yo estaba en cuarto grado. Fue a principio de las vacaciones de invierno del 94, lo recuerdo muy bien, lo recuerdo como si fuera hoy: con mi abuela y mi tía nos pasamos el día entero mirando los noticieros que hacían referencia a un atentado contra la mutual judía y a los dirigentes sosteniendo, firmemente, que el atentado era contra la sociedad argentina, y por ello debíamos reclamar todos por verdad y justicia, no sólo la colectividad judía. Al parecer, en ese momento, estábamos de acuerdo.

La crisis del 2001 nos encontró en plena escuela secundaria y muchos nos encontramos frente a las urnas por primera vez. Sufrimos las migraciones de los seres queridos hacia otros países en busca de trabajo. Sufrimos la criminalización de la pobreza. Vivimos la represión en carne propia cuando asesinaron a Darío y a Maxi. Movilizaciones, centros de estudiantes, asambleas barriales: todo ello atravesó y marcó nuestra adolescencia. Comprendimos que la única forma de resistencia y de lucha era llamar a más y más organización, a disputar la calle, a vencer el miedo, comprometiéndose con las causas populares y denunciando toda violación de derechos humanos.

Nuestro pueblo siempre se caracterizó por resistir. Y cuando hago referencia a “nuestro pueblo” me refiero a sus múltiples componentes: el judío, el argentino y el de izquierda. Hemos sido testigos del achicamiento del estado, y como argentinos, lo combatimos. Hemos sido testigos de la violencia que se sucedía en Medio Oriente, especialmente a manos de los distintos gobiernos del Estado de Israel y como argentinos judíos, las criticamos y repudiamos. Hemos sido testigos de la derecha penetrando en nuestra colectividad, en nuestra sociedad y en nuestras instituciones, y como argentinos, judíos y de izquierda, resistimos. Debemos resistir.

No seremos cómplices de la corrupción y la injusticia que rodea los atentados de la Embajada y de AMIA; no seremos cómplices del gobierno israelí, cuya política expansionista genera diariamente incidentes trágicos en nombre de la paz; no seremos cómplices de la dirigencia de DAIA que arrogándose la representación total de la colectividad judía argentina, se pronuncia a favor de políticas racistas, imperialistas y clasistas. No seremos cómplices: ni por acción, ni por omisión. Por eso lo repetiremos incansablemente: no es nuestra postura, no es nuestro pensamiento, no nos representan.

Nada bueno se construye con un pensamiento individualista. Por eso festejo este encuentro, esta iniciativa, este plenario lleno de personas dispuestas a debatir y alzar una voz propia. Al mismo tiempo me pregunto si seremos capaces de repensar la izquierda judía argentina como un espacio de militancia joven, política y combativa. En tiempos de guerra, jóvenes sionistas de izquierda, comunistas y bundistas pudieron superar sus diferencias y organizarse para resistir y luchar en el ghetto de Varsovia. Dos semanas antes de su heroico fin, Mordejai Anielewicz, líder de la organización combatiente judía, escribió: "El sueño de mi vida se ha cumplido, la autodefensa judía en el ghetto es un hecho, la resistencia judía armada es una realidad. Soy testigo del heroísmo de los sublevados judíos. ¡Esa es la victoria!".

La batalla de nuestro tiempo es política, es intelectual, es mediática. Este colectivo, esta sublevación al establishment es un buen punto de partida. Es un gran desafío, pero tendremos que afrontarlo. Encontrarse hoy en este lugar es para mí un motor (y una esperanza) para la construcción futura.

Muchas gracias y buenas noches.

* Licenciada en Economía, Universidad de Buenos Aires. Es asistente técnica en la Subsecretaría de Planificación Económica del  Ministerio de Economía y Finanzas Públicas de Nación.

Actualmente forma parte de la Comisión Directiva de ICUF - Federación de Entidades Culturales Judías de Argentina  y del Centro Cultural Israelita I. L. Peretz de Lanús.

Su recorrido institucional como niña y adolescente fue en el C.C. y D. I.L. Peretz de Villa Lynch y líder, maestra y directora del Kinder de Lanús. También formó parte y fue impulsora del “Proyecto Peretz 2005”, que se dedicó a la puesta en valor del acervo cultural institucional del club de Villa Lynch. 

 

 

Comentarios

Aún no hay comentarios. Iniciá una conversación acerca de este tema.