Cuestiones de nomenclatura/ Giovanni Boccaccio- EL DECAMERON


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Publicado por
@SOYSTATIRA

16/02/2008#N20159

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Que las comparaciones han estado a la orden del día desde que el mundo es mundo y desde que el hombre es hombre y posee un lenguaje, está ampliamente comprobado en la literatura erótica de todos los tiempos.
Si hoy se le llama la viborita o el gatito, en todos los tiempos han existido diversas formas de mencionar a los órganos sexuales y en muchos casos con el bien definido propósito de hacer reír.
Me han contado algunos nativos que los chistes típicos de la infancia, los primeros chistes verdes de los argentinos, se basan precisamente en ese juego de nomenclaturas. Por ejemplo, aquellas vieja historia de que “ Napoleón entró en Francia tocando los tambores”, un efecto final que para un adulto no necesita traducción. O ese hombre pelirrojo que aparece cada vez con más y más hijos en los sucesivos actos de una obra teatral que termina por llamarse “ El gran Cañón del Colorado”.
La provecta antigüedad de estas bromas, se revela en éste simpático juego de El Decamerón de Bocaccio, escrito durante el Renacimiento. Así como en “Las mil y una noches” hay largas listas de las mil y una maneras en las que es posible llamar a cada una de las partes en conflicto y sobre todo al conflicto mismo, aquí el ermitaño se aprovecha de la inocencia de la hermosa joven, dándoles simplemente el nombre más ajustado a las necesidades espirituales de ella.
Claro que la historia terminará teniendo graves consecuencias para quien ha despertado a semejantes poderes del Mal…¿ O del Bien?

*****************

La hermosa Alibech, de sólo 14 años, huye de su casa y se encamina al desierto a fin de convertirse en ermitaña para servir mejor a Dios. Se encuentra con un ermitaño que le da alojamiento pero, vencido por la tentación, no puede evitar seducirla. La niña es totalmente inocente.

El ermitaño le mostró con muchas palabras cuán enemigo de Dios era el Diablo, y después le dio a entender que el servicio más grato a Dios era meter al diablo en el Infierno, al cual Dios lo había condenado.
La jovencita le preguntó cómo se hacía eso y el ermitaño le dijo:
___Pronto lo sabrás y para ello harás lo que a mí me veas hacer.

Comenzó a despojarse de las pocas ropas que llevaba y se quedó completamente desnudo y lo mismo hizo la muchacha; arrodillóse como si quisiera rezar e hizo que ella se pusiera frente a él. Mientras estaban ahí, más inflamado que nunca el deseo del hombre al verla tan hermosa, se
Produjo la resurrección de la carne; mirándola, Alibech dijo maravillada:

___ Ermitaño, ¿ qué es esa cosa que se te sale hacia fuera y que yo no tengo?
___ Oh, hija mía!! ---dijo él--- , es el diablo del que te he hablado; ya ves, me causa grandísima molestia, tanta que apenas puedo aguantarla.

___Oh, alabado sea Dios, que veo que estoy mejor que tú porque no tengo ese diablo! ---dijo la joven.
___ Dices bien, pero tienes otra cosa que yo no tengo, y la tienes en lugar de esto: tienes el Infierno. Y te digo que Dios te ha mandado aquí para la salvación de mi alma porque, aunque éste diablo me atormente, si tienes piedad de mí y sufres que lo meta en el Infierno, me darás grandísimo consuelo y a Dios grandísimo placer y servicio, si has venido a éstos lugares para hacer lo que dices.
La joven, que jamás habia mentido a ningún diablo en el infierno, la primera vez sintió un poco de dolor por lo que diojo al ermitaño:

___ Por cierto, Padre mío, mala cosa debe ser este diablo y verdaderamente enemigo de Dios, pues hasta al Infierno y no a otros, le duele cuando lo meten adentro.

___ Hija, no siempre ocurrirá así __dijo el ermitaño.

Y para hacer que no ocurriese, seis veces lo volvieron a mater antes de moverse de la yacija, tanto que por aquella vez le arrancaron la soberbia de la cabeza que de buena gana se quedó tranquilo.
En los días subsiguientes retornó la soberbia varias veces y la joven, siempre obediente, se dispuso a quitársela; y sucedió que el juego empezó a gustarle por lo cual con frecuencia se dirigía al Ermitaño y le decía:

“___ Padre mío, he venido aquí para servir a Dios y no para estar ociosa: vamos a meter al Diablo en el Infierno “.

Al invitar la joven tan frecuentemente al ermitaño y animarlo al servicio de Dios, el hombre, que de raíces y de hierba y de agua vivía, pronto no pudo responder a los convites y por eso empezó a decir a la joven que no había que castigar al diablo ni meterlo en el Infierno, sino cuando, por soberbia, levantase la cabeza : “Y nosotros, por la gracia de Dios, tanto lo hemos desganado que ruega a Dios quedarse en paz”; y así impuso algún silencio a la joven. Esta, cuando vió que el ermitaño ya no le pedía meter el diablo en el infierno, le dijo un día:

__Ermitaño, si tu diablo está castigado y ya no te da tormento, a mí mi infierno no me deja tranquila: con que bien harás si con tu diablo me ayudas a calmar la furia de mi infierno, como yo con mi infierno te ayudé a aquietarle la soberbia a tu diablo.

 

Comentarios

@MAIONLINE

17/02/2008

EXCELENTE!!!!!!  

ARG

ARG

MUJER de 53 en Villa Pueyrredon

Optimista, divertida, independiente. Me importan los afectos y las relaciones si

¿CONOCERLA?

NO

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ARG

ARG

HOMBRE de 54 en Lanus

SOY UNA PERSONA HONESTA, TRABAJADORA, AL QUE LE GUSTAN LOS DEPORTES, LOS JUEGOS

¿CONOCERLO?

NO

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