Pañuelos de seda...o... como gata en celo. - Erótico


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@EL_CONDE70

09/03/2008#N20454

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Y a lo lejos Linda oía la voz de Carlos que le decía al teléfono:

- No puedo vivir sin la intensidad construida a diario, sin que me parescas tú y todas las mujeres que usan su cabeza en la misma proporción que su cuerpo una tentación irresistible... quiero sentirme bajo tu acecho, quiero sentirme en parte también observado, quiero sentir que en cualquier momento saltas sobre mí, y casi indefenso, me entrego sin resistencia alguna al sabroso oficio de tus labios....

- Anda... Carlos... pues que es eso lo que quiero (le respondió) ... acecharte... como gata en celo... observarte, provocarte... todo un mágico juego... ir por tí con mis labios... esos que enardecen al roce de tu boca... que encienden en sus recorridos alrededor de la geografía de la piel... que sumergen en deseos de ir por mas... en busca de saciar contenidas apetencias... de ese modo... y mas...

Y entonces Linda recordó que Carlos siempre le repetía lo mismo... con matices, pero en esencia era la misma frase una y otra vez... "Amo la carne y su conducta indecente, como amo tu mirada felina que se sumerge en mi ropa, que me deja sin nada, que me come una parte sensible del alma.... que me extrae con su boca hasta la última gota de vida".

Y recordó también un encuentro casual que tuvo con Carlos, impensado... en la barra de un bar.
Se habían conocido ya una vez en la empresa de servicios de cattering donde trabajaba Linda, a ella le tocó atenderle por un pedido, y se saludaron cordialmente al despedirse. Lo que ella no había notado entonces, es que Carlos se llevó impregnada en su retina la figura esbelta de esa mujer que con solo observarla uno podía percibir la sensualidad que destilaba por los poros.

En ese encuentro casual, Carlos le contó que ese mismo día que la vió, él tuvo un sueño con ella... y le dijo...

- Mil perdones por sorprenderte de este modo, pero es necesario que sepas algo... si te gusta o no tú lo dirás luego, pero creeme... esa noche soñé contigo... solo retuve la última imágen: sentado, seguramente inmovilizado en un sillón antiguo, frente a mí, te paseas, te divierte mi incapacidad provisoria.... juegas con tus manos, me invitas aún cuando sabes que no puedo saltar sobre tí... te deseo, y lo sabes... te acercas, te cercioras con las manos que ahí está todo duro, que una reacción volcánica está a punto de estallar... pero te ries, te alejas y te subes la falda negra que llevas puesta, de a poco sin nunca mostrar más que unos muslos que por tocarlos yo siento que mataría...

Y Carlos se quedó esperando la reacción de Linda, quien se sintió hechizada por la mirada de ese ejemplar masculino en ese instante, y supo que ése era su hombre del momento, aún cuando fuesen apresuradas las cosas, ella sentía en su interior que con él podría permitirse disfrutar, luego de una tormentosa relación amorosa con un tipo al cual prefería no nombrar con tal de arrancarlo de sí. Y entonces... sin más le dijo...

- Quieres vivir tu sueño? Vente a casa, te espero este sábado a las 17 hs...

Y quedaron en verse, él iría a su casa, aunque por cierto, los dos días restantes que a Carlos lo separaba del sábado, sabía que serían adrenalínicos... esperando por lo que fuere a suceder en casa de Linda.

Hasta que por fin llegó el día esperado y Linda escuchó que llamaban a la puerta, a la hora convenida.
A Carlos se le dibujó una sonrisa enorme en el rostro al ver que Linda llevaba falda negra, un tanto por encima de la rodilla, y una blusa abotonada en el frente, ceñida a su cuerpo.

- Vente, pasa, ponte cómodo que voy por un café, si gustas claro está -dijo Linda

- Si, está bien, gracias... es bueno comenzar a conocernos verdad? Gracias por la confianza al invitarme tan pronto a tu casa -respondió Carlos

- Pues es que me has gustado de entrada mi cielo -le dijo nuevamente ella sin reparos-

Y Carlos se quedó pensando en esa osada mujer mientras Linda volvía con los cafés...

La charla se extendió luego por un lapso de una hora, que la vida, que los gustos de ambos, que las coincidencias... hasta que de repente lo inevitable se hizo presente.
A Carlos se le ocurrió acercarse y tomar una mano de Linda... y luego con una fuerza que se le aglutinaba en los brazos, la atrajo para sí y le dió un largo beso de labios encendidos y lenguas danzarinas...

- Espera, espera Carlos, que contigo quiero comenzar todo de un modo diferente -dejó oir claramente Linda- y lo tomó de la mano.

Lo llevó a su cuarto, donde tenía un viejo sillón similar al del sueño de Carlos... y él presintió lo que se avecinaba... y la piel se le erizó ante la espectativa...
Linda le quitó una a una las prendas que llevaba puestas Carlos, tocándolo solo y picaronamente, al efecto de desnudarlo y nada mas y como que así lo hizo, pero con ese solo acto ya Carlos comenzó a sentir que su miembro se erectaba...

Ella lo hizo sentar en el sillón y fue hasta el cajón de su mesita de noche y extrajo tres pañuelos de seda, negros... y tomando solo dos le dijo a Carlos...

- mmmmmmmm será que en tu sueño te habría atado con mis pañuelos de seda?- le musitó y una sonrisa se le dibujó en el rostro mientras se disponía a atar las muñecas de Carlos a los posabrazos del sillón...

Y siguió...

- juego de pañuelos, atarte en un sillón...

Y mientras terminaba de atarlo y se encaminaba a poner música en el ambiente... se dispuso a tener a Carlos a dispocisión de su placer...

Primero jugó con su mirada y su deseo...
Luego logró que ante tanto fuego, Carlos desease alcanzarla... y sin embargo no podía hacerlo. Y Linda lo provocaba, le musitaba palabras de placer mientras sus gestos le hacían ansiar a su hombre querer llegar a ella... y no podía... y se encendía mas y mas cada vez, tanto que su miembro estaba tan hinchado y erecto que no daba mas...
Y para hacer mas doloroso e incontenible el deseo de Carlos, mientras bailaba al son de la música de fondo, Linda se subía la falda negra solo un poco, justo hasta donde comenzaba a nacer su ingle, y se alejaba, y luego se acercaba... hasta que en un momento dado se sentó sobre Carlos, que para estas horas estaba ya mas que duro e inconsciente de tanto deseo contenido, de verse imposibilitado de ir en busca de Linda y con toda su furia poseerla... eso deseaba.
Ella se sentó sobre él... su sexo rozaba el de Carlos sin hacer que la penetre... y así sentada, vendó los ojos de él con un pañuelo negro.

Ya sin contar con el privilegio de la luz, y sin poder verla, a Carlos se le agudizó el oído... los tacones de Linda golpeteaban las tablas del piso... podía oir a lo jejos el agua golpear las rocas en una cascada e incluso el sonido declarado perfecto de la rosa que se abre.... pero un movimiento humedo y frenético tomó su atención por asalto, estaba cada vez más cerca, lo sientía en su cara... y un baño del olor inconfundible entró en su carne y llegó hasta su cerebro... era a cuestión de centímetros que los dedos de Linda, con extasiada violencia, jugaban en los alrededores de su pelvis, masturbándose, dejando fluir su éxtasis... y caían gotas de placer y otra rafaga de perfume erotizado impregnó la piel del rostro de Carlos.
Ella estaba encima suyo... él podía sentir que si volteaba a la izquierda se estrellaba con la pierna de LInda...

- ¿qué me haces? ¿qué haces? - logró balbucear...

- Shhhh calla amor... simplemente me ofrezco a ti, te entrego mi sexo para que lo degustes, para que lo saborees, quiero que me seques, que me mojes, y que me vuelvas a secar con tu lengua serpenteante...

Y fue en ese instante que puso su sexo en la boca de Carlos, mientras éste comenzó a degustarla... a saborearla como ella deseaba... hasta que Linda estalló en su boca en un fabuloso orgasmo, mientras Carlos seguía bebiendo de ella, de su éxtasis, hasta secarla por completo.

Ella decidió seguir el juego y descendió a disfrutar del erecto miembro de Carlos, que tenía deseos de su boca, necesidad de ella... y fue, jugó con sus labios, con su lengua en el glande y luego la bajó serpenteante por el tronco, vuolvió a ascender hasta la cúspide... y en una bocanada inesperada, se devoró su sexo... y a ese hombre se le aglutinaron sus instintos privados del sentido de la vista... y disfrutó, se dejó hacer, gozó... hasta que no aguantó mas tanto, tanto placer...

Como un animal lleno de temor y deseo... cortó sus amarras y antes de que Linda pueda reaccionar la tomó y la volteó, permaneció así, sentado, teniéndola atrapada por sus caderas, las que afirmó y no soltó. Vió por primera vez la espalda de esa bella mujer,liberada de ropas y telas, su cabello que se batía, porque ella trataba de huir... o al menos lo aparentaba, quería seguir en control de la situación pero ya no podía...
La bestia guarecida en Carlos salió a la luz, y la atrajo hacía su boca...
Colmó de besos la parte baja de la espalda de Linda..inclinó su tronco y tuvo enfrente suyo la cola de la mujer, frente a su cara... y su lengua fue a parar justo allí...

- ¿sientes la indecencia tibia de mi lengua juguteando? te agrada? -decía mientras seguía lamiendo y chupando la zona de la cola de Linda.

Obviamente ella lo sentía, de hecho lo tenía ahí y se meneaba como diciendo NO, aunque Carlos sabía que ese era un SI camuflado. Podía sentir su lengua indecente que danzaba y se movía por allí... y se adentró en ella haciéndola humedecer mas, hasta que su sexo fue un mar.

Linda amó a la bestia que habitaba a ese hombre, y se dispuso a disfrutar de su animalidad en cada embiste luego de hacerla acabar una vez mas solo con la boca y por detrás... y disfrutó aunque su hombre la haya doblegado. Se mezclaron en ella la furia y el deseo, enardecidos y exasperados... furia por perder el dominio de la situación y deseo de ser poseída así, con esa fuerza arrolladora, bestial...

Y eso, solo fue el comienzo de un torbellino de pasión que se prolongó en el tiempo, hasta que Carlos partió y ahora su voz se oía en el teléfono... quedaban pocos días para que él estuviese de regreso...

Relato extraido de un blog.

 

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