La Sara (cuento)


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Escrito por
@EDGARDO20008

07/03/2013#N42922

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Esto pretende ser solo un cuento que toma la guerra, la milicia o el vuelo como escenarios necesarios para el relato, pero más allá, trata de girar sobre la amistad y el buen humor que a veces es tan necesario para poder sobrellevar situaciones límite.

 

Lugar: Casino de Oficiales anexo

(también llamado Villa Tarántula)

Batallón de Aviación de Combate 601

Campo de Mayo

Diciembre de 1978

Un viernes por la tarde…

Ya se habían retirado todos, así que estaba yo cambiándome de civil con el máximo sigilo, a fin de concretar mi “escape” de franco por todo el fin de semana, cuando escucho los pasos “rompiendo el piso” (como de costumbre) de mi jefe, un capitán de infantería de metro noventa de estatura y cuya voz parecía el motor de una maquina Carterpillar, ya desde la puerta nomás disparó:

 -        Che, preparate el bolso que nos vamos esta noche!!!

 -        vamos!!................. adonde?

 -        A la guerra!

 -        Qué? ya empezó el quilombo?

 -        No, justamente a eso vamos

 -        …esteee…y vamos todos los pilotos?

 -        No, vos, yo y el “gallego” con tres Pumas*….después que empiecen los tiros irán todos los demás…

 (*SA330L Puma, helicóptero de fabricación francesa, biturbina, 3150 hp, desplaza unos 7500 kilos, recién arribados al país desde la fábrica en Marignane -Francia)

 -        Y…. de donde salí “sorteado” yo?

 -        Yo te seleccioné!

 -        Ahhhh!!, gracias !!!, Usted siempre pensando en mi bienestar….

 -        Te seleccioné para que tengas el honor de defender la patria!!! (….y para que me hagas pata…)

 -        ….bueno….claro….. morir solo es un embole

 -        Dale! hacé el bolso y llamá a tu tía, despedite pero no le digas donde vamos, dale que todavía tenemos que preparar todo y despegamos a las 0-400 horas (4 de la madrugada)

 -        Y a quien se lo va a decir mí tía? al carnicero?...y a propósito, al final no me dijo adónde vamos…

 -        Es porque es todo secreto,

 -        Y entonces que hago?, lo sigo a Ud?…..como la última vez que me hizo “comer” los barriletes de la plaza de San Miguel, todavía me están buscando los chicos…

 -        Terminala cómico!!, de aquí vamos hasta Mar del Plata en vuelo normal, allí hacemos combustible, salimos y nos pegamos al piso hasta Tierra del Fuego para que no nos detecten los Chilenos.

 -        …más de 2000 km a ras del piso??? …tá bien, pero eso de volar bajo no es lo mío, yo jamás…

 -        …me hiciste acordar pedazo de ….!!!,  la semana pasada que llevaste al coronel hasta el comando, me dijo que había visto hasta los precios en las vidrieras, todo el día me anduvo persiguiendo para decirme que yo era responsable de lo que hiciera el monstruo que había creado!!!!!.

 -        …esteee….se habrá confundido de piloto…, con casco somos todos iguales…..

 -        Bueno, terminá de embolsar y borrate, así me dejás tu pieza libre que aquí el coronel no me va a venir a buscar, porque ….bueno…viene  mi mujer a traernos unos sandwichitos para el viaje y de paso… ….bueno….aprovecho a despedirme….

 -        Expropiación de pieza de un oficial subalterno….otra más en la larga lista….o sea que si el coronel me pregunta por Usted, lo mando para aquí y que entre sin golpear ???…si!, si!!, ya me voy…ya me voy!!!

A las 0-400 despegamos con los tres helicópteros, los tres suboficiales mecánicos que oficiaban también de copilotos debido a que había escases de pilotos, tanques auxiliares de combustible y un cargamento de “sueño” de importante porte.

Luego de Mar del Plata y después de algunas cargas de combustible desde camiones tanque en el medio de la nada (Patagonia) y de la película de terror que fue cruzar el Estrecho de Magallanes rozando el agua a 250 Kph, de noche, cansados y con las luces apagadas, arribamos por fin cerca de medianoche al Aeropuerto de Rio Grande, Tierra del Fuego.

Nadie nos esperaba, así que como no había lugar donde dormir, nos tiramos sobre colchonetas en el piso de un hangar de la base aérea de la Armada, que por suerte estaba calefaccionado, yo intenté inflar mi colchoneta pero estaba tan cansado que le di dos soplidos y me dormí.

Cuatro horas después volvimos a despegar de noche, sin luces, hacia un destino secreto que solo iba a estar señalizado por una “linternita” para aterrizar un helicóptero de más de 7 toneladas, entrando así de lleno en la catarata de pavadas generadas por la gran cantidad de mentes militares afectadas mal por la situación bélica “potencial”, que es aún más peligrosa que la situación bélica “real”.

Allí aguardamos algunos días, casi sin comida, ya que era una posición “muy secreta para que nos llevaran provisiones”(?).

El lugar donde habíamos aterrizado estaba ubicado en alguna zona de la estancia “La Sara”, desde donde iniciaríamos la misión que consistía en que en las primeras horas del 24 de diciembre debíamos despegar con tropa a bordo, reaprovisionarnos de combustible en un punto intermedio situado en la costa norte del Canal de Beagle y finalmente tomar por asalto las islas Evout, Deceit y Barnavelt, que en ese momento (bah, desde la creación del mundo) estaban en poder de los Chilenos, dando así inicio oficial al conflicto bélico.

Obvio era que los Chilenos conocían nuestras intenciones y no nos iban a dejar poner una rueda en el piso, pero en la vida militar (de aquellos tiempos) las órdenes son órdenes y no se discuten, solo se cumplen, así que allá íbamos a inmolarnos en pos de una nueva tontería nacionalista.

Cada helicóptero debía llevar un pelotón de 14 soldados, un suboficial y un oficial al mando de los mismos, además del armamento para todos.

Los milicos (soldaditos conscriipt os), llegaron al lugar “supersecreto” dos días antes y los hicieron practicar varias veces el desembarque desde los helicópteros en tierra bajo nuestra supervisión.

Les remarcamos entonces, que ninguno se tenía que retrasar una vez que comenzaran a saltar del helicóptero, en cuanto escucharan el silbato del copiloto se tenían que zambullir a como dé lugar, ya que si había resistencia, por regla general le apuntarían al helicóptero y no a ellos, de manera tal que cuanto más rápido desembarcaran y se alejaran del helicóptero, menos peligro correrían, al menos en el momento del desembarque y, que si había que ir a sacarlos, que aguanten y estén seguros que de alguna forma los íbamos a sacar.

Ya por la noche, un soldadito se me acercó para pedirme permiso para pegar la foto de su novia en el techo del helicóptero frente adonde iba a ir sentado, dadas las circunstancias, le dije que sí.

Al día siguiente el techo del helicóptero amaneció totalmente cubierto de fotos, oraciones, santos, cuadros de fútbol, medallitas, rosarios y mujeres desnudas, mientras que el enfermero pasaba “saltanto” a los gritos porque le habían “desaparecido” toda la cinta adhesiva.

Una de las combinaciones más risueñas que se dio era una estampita de Ceferino Namuncura arrodillado mirando el cielo y un poco más allá, donde debería estar “el cielo”, alguien pegó una voluptuosa señorita desprovista de ropa, comentamos con mi mecánico que Ceferino la iba a pasar bastante mal durante los próximos días.

Esa tarde nos repartieron papel, lápiz y un sobre, y cada uno (todos) hicimos la “última cartita” (es una costumbre militar) que le entregaríamos a un Teniente que no vendría con nosotros, en el frente tenía que tener tu nombre, grado y destino y atrás debía ser firmada después de cerrar, mi jefe y yo ya andábamos por la segunda, así que ya conocíamos el tema, solo había que cumplir con la costumbre como cábala y para “unificar” situaciones de riesgo entre todos, se entendía también como que sin importar el grado “estábamos todos en el mismo baile”, yo estaba seguro de que iba a ser mi última “última cartita”, cuatro años después descubrí que el destino tiene una capacidad ilimitada para generar situaciones impensadas.

Como en Diciembre en esa zona los días son interminables, nos pusimos un par de incomodos cascos de acero, para dar el ejemplo y porque observamos que la mayoría de la “milicada” estaba avocada a la limpieza de las armas y armado de granadas, explosivos y otros chiches, y como ya habíamos vivido una experiencia “explosiva” al respecto, lo consideramos lo más prudente.

Salimos entonces a caminar en dirección a un arbolito que habíamos localizado por allí cerca y que nos servía para pasar el rato mientras que practicábamos de tirar, y muy de vez en cuando embocar, unos cuchillos para lanzar que nos habíamos traído de recuerdo de Europa, donde nos habían enviado unos meses atrás para hacer unos cursos.

Al pasar por entre las carpas y a cambio de un poco de mate cocido que habían preparado, y previa comprobación de que ninguno estuviera limpiando su fusil , nos detuvimos a ayudar a un grupito de soldaditos que no la tenían muy clara con el tema de escribir la cartita, nos sentamos junto con ellos en el piso y mientras saboreábamos el mate cocido les pasamos algunas ideas intrascendentes y comunes para poner en la cartita, así llegamos indefectiblemente, al espinoso pero “tradicionalmente obligado” tema de “a quien le legaban la novia”.

Un soldadito cordobés dijo con su característica tonada:

-la pucha!!, no lo pensé, la próxima guerra la vua despenar antes a la vaga con tal de que no se la “cepille” el hijo del vecino.

entre risas otro se animó a preguntar

-        … y Ud. mi capitán a quien le deja su novia?

a lo que mi jefe lo corrigió solemne:

-        no, no, mi señora!… porque soy casado

 comenté entonces:

-…bueno….de la Sra. del capitán me puedo encargar yo!!!

me lanzó fuego por los ojos mientras que nos reíamos de la pavada.

Seguimos intercambiando bromas sobre el tema e invadiendo pasajes históricos de guerras famosas contados en broma, así que llegamos hasta hacer “galopar” al “Caballo de Troya”, sin olvidarnos de tocar el tema del “cinturón de castidad” de la época de las cruzadas, luego de que lo describimos y explicamos su propósito, un changuito tucumano que había estado de lo más pensativo propuso, vaya a saber porque, la utilización también de la “mordaza de castidad”, terminamos todos muertos de risa, risa que nos vino bien a todos para aflojar un poco la tensión.
Ya era la mañana del 23 de diciembre de 1978, esa noche a las 0-300 o sea a las 3 de la madrugada del 24, debíamos despegar iniciando la misión de acuerdo a lo planificado y ordenado. La hora del despegue desde el punto intermedio para la etapa final se había fijado para las 0-700 del 24 de diciembre, de ahí en más no había marcha atrás.

Como todos saben, ese mismo día 23 al mediodía, el cardenal Samoré logró que se firmara en Montevideo el acuerdo entre los milicos nuestros y los Chilenos.
El 24 a la mañana llegaron unos camiones para transportar a los soldaditos hasta la Ciudad de Rio Grande, un par de ellos, que habían estado presentes en “la charla” de la noche, se nos acercaron para saludar antes de embarcar en los camiones, así que adoptaron la “posición militar de firmes”….pero los vagos no conseguían dejar de sonreír por haber zafado y porque iban a pasar la nochebuena en la Ciudad, así que les estrechamos la mano y los sacamos a los saltos de rana hasta los camiones ante la risa de todos los demás que ya habían embarcado.

Siempre tuvimos en claro que en realidad se hubieran merecido un aplauso por el valor demostrado.

Nosotros terminamos pasando el 24 a la noche en un campamento de YPF llamado Cabo Domingo, sobre la costa y a unos 30 kilómetros al norte de la Ciudad de Río Grande.

En comparación, no estábamos tan mal, teníamos una cama cada uno, una ducha y alguien de la ciudad de Río Grande nos hizo llegar 4 pan dulces y 4 botellas de sidra, además de un poco de comida que nos donó la gente de YPF, aunque lo más lindo fue poder sacarse la ropa por primera vez en días y acostarse en una cama.
Estábamos convencidos que no se trataba de la misma situación que los guerreros Vikingos que, según la leyenda, exigían al regresar del combate:

“un animal muerto en la mesa y una perra viva en la cama”

así que nos conformamos con un poquito de mayonesa de ave y una cama…en lo posible, sin ningún tipo de “perras”.
Alguno que otro, y ya acercándose las doce, deslizó alguna lágrima pensando en la familia, con la cual estábamos totalmente incomunicados, pero más por el afloje de tensiones…. le habíamos “pasado algo cerca”.
Yo disfruté del silencio y el aire puro y en paz que se respiraba esa noche y me dediqué a disfrutar de los miles de estrellas que solo se ven en el aire claro del sur.

A medianoche brindamos con mi jefe con un simple:

-  feliz navidad mi capitán!!

-  igualmente che, salud!!, quien se iba a imaginar que íbamos a estar aquí…

-  y si….. con un jefe como Usted cada navidad es un logro inesperado…

Terminamos riéndonos…como siempre.


 

El extraño destino hizo que esa fuera la última vez que brindara con mi jefe, instructor y querido amigo, ya que falleció seis meses después de una repentina e incurable enfermedad.

 

Fin

Esto es un cuento, por consiguiente los hechos, personajes y nombres son imaginarios, cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.

 

 

Comentarios

@MABE

07/03/2013



 La similitud con la realidad es la que me mociona... Me acuerdo de aquella época.. y pensar que nos pocos años después estuvo la locura de Malvinas y los miliquitos muriendo...

Y...


"...el destino tiene una capacidad ilimitada para generar situaciones impensadas."

Que bueno poder recrear, con sensibilidad y humor, los momentos duros.

Besos, Mabel

 

   
@ANSOGUAT

07/03/2013



Otra vez excelente relato y como yo viví en carne propia la dictadura siendo colimba en la Escuela de Mecánica de La Armada ( salí de baja en Junio del 78 ) no me voy a olvidar nunca de esos días de puro amago de guerra con Chile , estuve  "ahí"  de ser convocado , me imagino la alegría de los que se volvieron sabiendo que no iba a haber una guerra , tal vez muchos cayeron en Malvinas al poco tiempo , un recuerdo muy triste de nuestra historia, muy buena narración Edgardo, te felicito  
@BETITA

07/03/2013



Que buen relato !! Tan vívido, aunque sea un cuento.

Felicitaciones Edgardo !!  
@NORAIS2012

11/03/2013



Para mi, la mirada sobre lo cotidiano, sobre lo personal, lo privado es lo que mejor describe los momentos históricos (será por eso me gusta la novela histórica y las biografías de los protagonistas)

Muchos de nosotros tuvimos un hermano, un amigo, un novio, un marido, alguien en la mili en esos momentos tensos y belicosos. Muchos de nosotros temimos por ellos. Muchos de nosotros los lloramos en Malvinas

Gracias por el relato, muy bueno, el humor, la mirada intimista, humana. Me gustó mucho.  
@FLORALIS

12/03/2013



Qué bueno está también este relato, pues está tan bien contado que pareciera fue vivido de verdad, te felicito nuevamente Alf !


Y gracias por compartirlo, besos !   
@MIRY_SOL

16/03/2013



Edgardo

Nuevamente me capturaste con tu forma de escribir

A medida que iba leyendo pasab por mi mente infinidad de preguntas  ¿habras participado de la guerra de Malvinas ?

¿sos piloto de aviacion? etc , pero siempr econ la esperanza que sea una muy buena narracion de tu brillante imaginacion

Y al final lo tan esperado "cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia"

MUY MUY BUENO

¡¡¡¡FELICITACIONES!!!  

ARG

ARG

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