LO QUE QUIERO. Una prolongación de mi manifiesto

No quiero más en mi vida hombres que le teman al amor, como si la vida fuera tan larga para darse la chance de esperar, como si no supiéramos a estas alturas que todo tiene vencimiento.Cuando el amor llegue, prefiero beberlo por completo y no esperar. No dejarlo pasar y que caduque cuando ya no haya más remedio y ya todo esté perdido.

Qué importa si mañana todo se acaba. Qué diablos si no hay un final feliz. La vida sabe dar sus vueltas y siempre nos terminamos encontrando (o a mi me pasa al menos). Tengo claro que el amor de hoy no es el odio de mañana, porque cada hombre que entra en mi vida irremediablemente hace parte de ella, porque en mi presente  no hay espacio para el resentimiento.

Y es que la verdad, no ando pensando en encontrar  el hombre perfecto. No ando buscando quien mantenga mis caprichos ni tampoco me deslumbre. No soy princesa para que  recojan  mis zapatillas de cristal y no soy de cuna de oro para querer que todo brille. No creo en los sapos encantados y sé que los cuentos de hadas no existen.

No busco un hombre sin temores, pero si uno que sea capaz de enfrentarlos. No quiero un hombre que rellene mis vacíos, pero si uno con la capacidad de cuidar sus espacios sin ignorar que existo. No necesito un amor de veinticuatro horas ni de domingo a domingo, pero que cuando esté, esté... Que no se sienta perseguido si le busco un rato y que pueda decirme sin vacilar que quiere perderse porque es tan simple... Que me de la certeza de que mis sorpresas no avivarán sus miedos, que mis palabras de amor no harán que se aleje. No quiero un caballero de brillante armadura que me salve. Espero  simplemente toparme un día con un ser humano que no le tema a desnudar el alma. que pueda abrir la boca para decir te quiero y que lo sienta. Que pueda mirarme a los ojos si yo musito palabras de amor; un hombre que para quererme se ande sin rodeos, a quien no necesite pedir abrazos y esté listo para darme un beso porque sabe cuándo escasean mis reservas.

Que me quiera con mis imperfecciones, con mis torpezas y todos mis temores, y que sepa la diferencia de una mujer pasajera y una para querer toda la vida (porque a ciencia cierta sé que no soy el tipo de mujer que se deja de querer ni que se olvida).

Un hombre que no le importe y que tenga claro que no me iré nunca a vivir con el del todo, pero que me abra un espacio en su armario para un par de noches como yo también haré lo mismo. Que no juegue a la indiferencia, porque esa no alimenta. No espero que llegue un hombre que utilice los términos convencionales de ser pareja, Eso la verdad ya no me importa. No soy conde para andar buscando títulos, pero no en vano quiero un hombre con la capacidad de decirme lo que siente sin necesidad de recoger sus alas.

Entre tantas cosas, espero que llegue uno que sepa cocinar, porque yo odio la cocina y que entienda que mi amor existe cuando pido a domicilio.

Uno capaz de hacerme mejorar mis pequeñas debilidades, que acompañe mis sueños.

Que pueda quedarse entre la cama sin decir palabra, que solo me abrace y me bese hasta quedarme dormida. ( ya saben que las mujeres a veces preferimos dormir que el sexo).

Uno con quien no necesite aparentar nada y que no necesite aparentar nada conmigo.

No quiero nadie que solucione mi vida porque ya la tengo clara, pero sí que me permita ser frágil y aceptar que no sé nada de electricidad y no me gusta. Que tengo un mar de herramientas en casa pero que no clavo una puntilla.

Que entienda que pedir un favor es solo un pretexto para verle.

Que puedo cambiar la rutina de un martes por la tarde y tomarme un café en cualquier parte. No sé si espero demasiado.

Solo un hombre completamente mortal y permeable, que no se sienta aludido con cada cosa que escribo y que entienda que por mi vida pasan historias de otros.