Vencer el miedo........


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Publicado por
@VALTERINA

26/09/2005#N6721

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Vencer el miedo


Había una vez un guerrero que había participado en todas las guerras como
mercenario. Había matado, robado, violado, ahogado, escuchado gritos de
niños, mujeres y hombres llorando. Hasta que un día se cansó de tanta
violencia. Así que botó sus armas y se puso en camino, solitario, buscando
comida de casa en casa, de pueblo en pueblo. Un día le dijeron que existía
en la selva un anciano sabio que enseñaba a quien quería el camino de la
paz y la sabiduría.

Así que se internó en la selva y llegó a un lugar donde había una choza. El
viejo sabio salió a saludar al guerrero con una sonrisa linda, apacible. El
guerrero le explicó que buscaba paz y tranquilidad después de tantos años
de violencia. El sabio, durante un mes, le enseñó cómo meditar y respirar,
cómo hacer el vacío en su mente, cómo encontrar la paz en el fondo de su
corazón, cómo ver en su corazón algo lindo, más allá de las apariencias.
Después del mes, el guerrero se fue muy feliz para aplicar lo aprendido de
su maestro y hacer florecer nueva paz en su alma.

Durante un año practicó, pero nunca pudo encontrar la paz en el corazón. A pesar de los ejercicios de meditación, siempre volvían las terribles
imágenes de los muertos, de terror, de sangre, de guerra. Decidió volver donde su maestro y le dijo: "Maestro, no pude encontrar la paz del corazón,
enséñame más." El maestro, muy tranquilamente y siempre con la misma sonrisa apacible, le dio sus enseñanzas. Una vez más le explicó cómo ver en
cada cosa algo lindo, a encontrar en el fondo del corazón la paz que transforma al mundo.

Nuevamente el guerrero se fue contento, seguro de poder aplicar lo aprendido. Pero volvieron las imágenes que no lo dejaban tranquilo, aquellas pesadillas de guerra, gritos y llanto. Así que poco a poco el
guerrero comenzó a dudar de su maestro y regresó a la selva a ver al sabio,
pero esta vez con mucha desconfianza.

Cuando el viejo recibió al guerrero, éste le dijo: "¡Tú eres un viejo payaso, tus enseñanzas no valen nada, no sabes nada, me engañaste!".
El sabio contestó preguntándole: "¿Sabes jugar ajedrez?". "Si", respondió el guerrero. "Bien. Tú y yo vamos a jugar una partida de ajedrez. Pero a
diferencia de un partido normal, quien gane cortará la cabeza del perdedor con esta espada", dijo el viejo, levantando una espada resplandeciente. El guerrero reflexionó y aceptó porque se sabía buen jugador. Así es que el viejo sacó un tablero de ajedrez de su choza y se pusieron a jugar bajo la sombra de un árbol, con la espada al lado. Después de unas jugadas, el guerrero había perdido un alfil y un caballo. Luego de quince jugadas,
perdió una torre y después de veinte, su reina, y su rey se encontraba en posición crítica. El guerrero miró al sabio; el viejo siempre sonriente, con su mirada apacible, reflexionaba el movimiento siguiente. El guerrero
empezó a temer.

Sentía la mano fría de la muerte sobre su cuello, miraba la espada y pensaba: "Este viejo no tendrá ningún remordimiento para matarme, ¡tengo
que reaccionar! Debo empezar a tranquilizarme y jugar bien." Se puso entonces a respirar tal como el sabio le había enseñado, y así supo
tranquilizar su alma, encontrar la paz en el fondo de su corazón y dar lucidez a su mente.

Supo como salvar a su rey, organizar una buena defensa, y luego contra-atacar. Empezó a ganarle varias piezas al sabio: un alfil, un
caballo, luego una torre y finalmente logró el empate tomando su reina. Ya veía fallar el juego del viejo sabio. Y de repente, tenía la victoria en
sus manos: con solo desplazar la torre iba a lograr el jaque mate. Levantó la torre y pensó: "¡Ahora sí viejo sabio, te voy a cortar la cabeza!".

Pero de pronto, sintió un sentimiento extraño invadir su corazón. Su mano se quedó en el aire con la torre entre los dedos sin poder moverse, y el
guerrero pensó: "¿Y por qué voy a matar a este hombre viejo? Él ha hecho
mucho por mí, pasó mucho tiempo tratando de enseñarme algo. No, no puedo matarlo. No podré hacer eso." Así que volvió a poner la torre en su lugar y empujó un peón cualquiera.

En ese mismo instante el sabio botó todo el juego de ajedrez al piso y dijo
al guerrero: "¿Ya entendiste? Primero hay que vencer el miedo, luego puede venir el amor".

 

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