VIVENCIAS (Champagne)

¡Era antigua y tenebrosa! Todo lo que necesitábamos para probar el temple de quien quisiera formar parte del grupo.
Y llegó Facundo, -alto, rubio, desgarbado, con sus catorce recién cumplidos y una vos grave e inimitable-, el personaje que todos esperábamos para cubrir la vacante de fin de semana.
Una sonrisa diabólica se dibujó en nuestros rostros cuando este pobre Cristo se presentó y accedió inocentemente a desfilar. ¡Delante nuestro, y de espaldas! Creo que si intuyera al menos una de nuestras intenciones, hubiera corrido sin parar ni mirar atrás hasta desfallecer. Al llegar al lugar indicado dio un lento y tímido giro, entonces nuestros rostros cambiaron, una mirada cruel partió de Martín, “Atila” nuestro líder, quién lo citó para el sábado siguiente a las 21:00 horas en el frente de la casa abandonada del parque. En ese momento, se le revelaría la prueba de iniciación que debía cumplir; si la superaba sin morir en el intento, sería bautizado y formaría parte de “Las Hienas”.
El viernes por la noche, Jorge, “El Guazón”, muy amablemente lo instruyo acerca de la vida y obra de Isaías, el fantasma que habitaba la casa; con tal detalle que cuando dejó de hablar, los ojos de Facundo parecían dos huevos fritos fuera de orbita.
Finalmente el tan esperado momento llegó, con tanta mala suerte para nuestro amigo que la Luna pareció unirse a nuestra causa y se ausentó sin aviso. Sin exagerar, su semblante estaba más pálido que el pintado rostro de Christian, nuestro cómplice invitado, que enfundado en una túnica blanca, relamiéndose esperaba en la casa personificando a Isaías.
No podíamos contar con mejor escenario, luego que el pobre desgraciado recibiera las consignas a cumplir, dimos la bienvenida a una oportuna tormenta eléctrica que confabulada iluminó intermitentemente las ventanas de nuestra guarida, y el condenado, atónito contemplo una gigantesca e inquieta silueta recorriendo los ambientes.
A esa altura, Facundo ya no pestañeaba, creo que apenas respiraba, entonces los tres integrantes que no les presente, Lucas “El Mutante”, Eduardo “Chucky”, y Elías “Bush”, hicieron lo suyo; lo tomaron de los brazos y lo llevaron hasta el cadalso, empujándolo y cerrándole sin piedad la pesada puerta.
Como lamento no haber estado esas cuatro horas, cuarenta y tres minutos, con cincuenta segundos, ahí dentro, y poder contarles los pormenores que sufrió nuestro aspirante. Escuchamos: corridas, llantos, y aterrorizados gritos; hasta que finalmente se abrió la puerta y apareció nuestro fantasmita envuelto en carcajadas, seguido por una sombra tambaleante que cargaba el esperado, viejo, y pesado baúl; desfalleciente lo dejo caer, y quedaron desparramados a su alrededor: la espada, el talismán, la imagen del jing y el jang, y la camiseta de Diego. Nadie lo creía. ¡Cumplió con las consignas!
Imaginen lo que quieran, sinceramente después de ver las condiciones en que salió, no creo que nada se aproxime a la realidad vivida.
No exagero, pruebas al canto; por unanimidad Facundo fue aceptado inmediatamente como integrante de la hermandad, y al día siguiente en la pira bautismal recibió orgullosamente el alias que le hace honor a su nueva condición, “El Tarta”; desde entonces fue nuestro nuevo líder, y hoy, victimas de interminables e interrumpidas arengas, en silencio nos preguntamos. ¿Valió la pena, ....?

Pedro, 23/08/2005

 

---