Una decisión complicada - 5a entrega


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Escrito por
@EMILEO

12/05/2011#N36225

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            Pero después se dio cuenta que la mentira era una parte insalvable de la naturaleza humana. Era mentira desde los Reyes Magos hasta cualquier película, pasando por los libros y la mayor parte de los sueños. Los cuentos, la fantasía, hasta el encanto de una ilusión.  La mentira estaba en infinidad de “te quiero” o “no es nada” o “ya va a pasar” o “nos hablamos” o “vamos que podemos” o tantas otras frases tan útiles en ciertos momentos.

             ¿No se preocupaba la humanidad por su arreglo personal, vistiéndose con aquello que disimulara sus defectos? ¿No se maquillaban las mujeres para ocultar lo que consideraban que no las favorecía? ¿No intentaban los hombres parecer más de lo que eran? Y eso ¿no era una mentira?

             Quien compraba un auto ¿sólo compraba un medio de transporte o también compraba un ornamento que lo vistiera de otra manera ante la sociedad, muchas veces para mentir algo que no era?


               La mentira muchas veces era dicha pensada como una verdad. El sacerdote, el clérigo, el chamán que  llamaba a creer en Dios mientras negociaba con el poder y vivía en el pecado ¿mentía al mencionar a Dios o creía realmente en él, mas allá que no siguiera sus preceptos al pie de la letra?


                ¿Cuántas eran las personas, desde las más sencillas que fueran absolutamente coherentes con lo que expresaban como parámetros de vida? ¿Cuántos pregonaban la solidaridad y el respeto que ellos después no profesaban?


                 No conocía una relación de pareja donde la mentira no fuera parte sustancial de difícil tarea de convivir a lo largo de miles y miles de horas. Mentiras pequeñas e incluso bien intencionadas, pero mentiras al fin. “No te preocupes, vamos a salir de esta”. “Pero hijo, yo lo hago pensando en vos”. “Mi amor, jamás pensaría en nadie que no fueras vos”. ¿Te molesta que cambie de canal? No, para nada. ¿Te gusta el guiso que cociné? Esta riquísimo………………

 Y los políticos, aún los mas revolucionarios, ¿creían todo lo que decían o eran concientes que todo lo que pregonaban era una mentira?  ¿O no sería más razonable creer que respondían a los intereses de sus sectores y creían lo grueso de sus afirmaciones aún cuando usaran bastante la mentira como un maquillaje para tapar, como en el arreglo femenino, aquello que no les favorecía?

 ¿Cómo separar la mentira dañina de la mentira sin maldad? ¿Cómo saber cual era la verdad y cual era la mentira?  Y lo más difícil, el mayor escollo: ¿Había una verdad confiable a partir de la cual podría establecerse cual era la mentira?

 Desechó esa variante y pensó en otros aspectos corregibles en el hombre, pero un proceso parecido de insalvables dificultades le fue apareciendo ante el estudio detallado de cada parte de la naturaleza humana.

 Le pasó con la envidia. También descubrió que no era posible determinar cuando era parte de un sano y normal sentimiento que ayudaba al progreso, que movía al ser humano a mejorar su situación tanto en forma individual como colectiva. Si la eliminaba ¿seguiría el hombre avanzando como lo había hecho hasta ahora? ¿Cómo discernir entre la voluntad de cambios, el incentivo que daba el ansia de avanzar, el empeño constante en modificar lo existente que el hombre había manifestado en forma constante, con la envidia? ¿Donde estaba el límite pasado el cual era envidia y no sana competencia?

 Era innegable que parte de la modificación enorme que la humanidad había realizado desde vivir en cavernas hasta hoy tenía como motor la comparación constante con los demás e incluso consigo mismo y la no aceptación de contentarse con lo logrado. ¿La envidia e incluso el egoísmo, no eran una parte de este motor? ¿Cuando dejaban de ser impulsoras del progreso para transformarse en peligrosos vicios que atentaban contra la solución de los problemas de la humanidad?

 Creyó que sería más fácil con la ira y la crueldad, pero ¿cómo eliminar estas dejando la envida, el egoísmo y la mentira como parte de la realidad humana? La ira y la crueldad no eran gratuitas o porque sí. Además siempre se encontraba con la dificultad de la vara de medida.

 Para muchos niños era cruel la actitud de los padres al cortarle los juegos para obligarlos a estudiar. O era cruel el castigo de encerrar a una persona en una cárcel por un delito. O era cruel que una hermosa mujer ardorosamente amada le dijera a su amante que no quería saber nada más con él.

 La ira que despierta la injusticia ¿era incorrecta? ¿Había que anularla? ¿Era mejor quitar la ira o el enojo por el despecho de un ser amado? La furia, la bronca por haber fallado en un intento ¿no eran útiles?

Además, entendió que el hombre estaba formado por la evolución de la sociedad. Que era lo que era porque así respondía a las necesidades del complejo sistema que había ido creando desde que salió de las ramas de los árboles para caminar en dos patas.

Y que para que cambie, tenía que cambiar la realidad que lo rodeaba. Tenía que evolucionar más de lo que hasta ahora había evolucionado. Que todo estaba relacionado y que no era posible cambiar una parte pequeña sin tocar todo el sistema de delicados equilibrios que era la vida de la humanidad


                 Eso lo decidió a buscar la respuesta en el cambio de otros aspectos que no fueran las características del hombre. Fue por eso que después de meses de esfuerzos, cerró ese capítulo y comenzó a buscar la respuesta en el cambio de algún aspecto de los procesos físicos o de los avances tecnológicos, o de la misma naturaleza.

 

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