El amor en los tiempos virtuales-1ra.parte


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@MARIA1111MARIA

04/01/2007#N13230

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El amor en los tiempos virtuales
Una visión femenina del tema, por Liliana Tarantino.

Algo está ocurriendo en los hombres y las mujeres que actualmente tienen acceso al virtual mundo de Internet. Chats, programas de mensajería instantáneos, email, buscadores de pareja, videoconferencias, etc, marcan un camino para comunicarse abiertamente frente a una pantalla fría y llena de brillos.
¿Cuanto hay de sinceridad en estas relaciones virtuales? Una finísima línea divisoria entre la verdad y la imaginación, entre la ilusión y la mentira, nos permite observar y anticipar una tendencia en lo que está por venir. Apenas el 2 % de los argentinos están conectados ya sea en el trabajo o en su casa, con una gran perspectiva de aumento día a día. Así y todo es innegable esta extraña situación en la que cada uno parece no tener inhibiciones a la hora de despacharse a través del teclado.

El adolescente más rebelde, el intelectual maduro, el frío hombre de negocios, las mujeres amas de casa, los sensibles artistas, la modelo top y cuanto prototipo humano exista comparten códigos en común y utilizan ¨emoticon¨ varios, interjecciones y otras yerbas para expresar sus más diversos sentimientos.
Sin embargo, los mismos seres humanos son los que al cruzarnos en el ascensor no emiten siquiera los buenos días. Todo parece conducir a que es más seductor el anonimato a la hora de expresarnos.
¿Se puede crear un lazo de confianza genuina entre dos seres que no se conocen personalmente? ¿Que ocurre cuando finalmente se produce ese encuentro?
Estos y otros interrogantes son los que me llevaron a entrar en este universo e investigar el tema con la curiosidad a flor de piel.
En tiempos donde nadie escucha a nadie como diría el cantante Fito Páez, nuestra computadora resulta casi una especie de terapia nueva. Conectarse a Internet es también una forma de desconectarse de la cruel rutina cotidiana que suele agobiarnos en formas distintas como: maridos y esposas, jefes, colegas, trabajo, presiones económicas, etc.
¿Y por qué se produce la magia? Este ámbito está compuesto por un sin fin de variables y posibilidades a la hora de relacionarse hombres y mujeres, tan vasto como la vida real.
Antes de la aparición del correo electrónico y la Web Word Wide la tradicional correspondencia epistolar parecía cada vez menos de moda. Cuando un ser querido se iba a vivir a un lugar lejano prometíamos escribirnos y pasado los primeros tiempos la correspondencia comenzaba a diluirse al igual que las intenciones. No era la falta de deseo la que provocaba el abandono sino el proceso de disponer de tiempo real para sentarse a escribir y luego llevar el sobre a la oficina de correos que según las distancias y los costos de envío variaban entre días o semanas en entregar nuestras líneas. Luego comenzaba el proceso inverso de esperar la respuesta, y entonces las semanas y los meses se llevaban nuestros deseos de establecer la comunicación. Si la persona en cuestión era alguien de quien estábamos enamorados todo se tornaba aun más engorroso, no era difícil pensar que desde que escribíamos las líneas de la última misiva había pasado suficiente tiempo para que todo hubiese cambiado.
Los tiempos que corren y las formas de vida que cada sociedad fue adoptando tienen mucho que ver en esto. Un par de siglos atrás cuando las comunicaciones demoraban meses o años y dependían de barcos que cruzaban el océano o caballos atravesando los caminos seguramente era distinto. No tanto tiempo atrás incluso, ya que sino nos hubiésemos privado de leer la hermosa correspondencia de Neruda con su amada Matilde, entre otras cosas.
Los enamorados ¿eran más pacientes? Los amores ¿eran más profundos?
Hoy la sociedad nos plantea una forma de vida acelerada y vertiginosa. Los grandes medios de comunicación acortaron las distancias y los tiempos. La misma inestabilidad que refleja nuestra adicción al control remoto a la hora de elegir una imagen y otra sin parar parecería manejar nuestro corazón al establecer lazos afectivos.
El email irrumpe en nuestras vidas en el exacto momento en que repetimos como un libreto lo importante que es la calidad y no la cantidad de nuestro tiempo y aunque no engañamos a nadie, el guión nos ayuda a lavar más de una culpa.
Los cibernautas son aun una minoría según indican las estadísticas pero muy ruidosa. Es mayor el acceso en oficinas en el horario de trabajo que en los hogares. Los cibercafes se reproducen como la imagen de la arroba. Si bien las empresas buscan restringir o controlar el uso de las conexiones en un sentido laborar no siempre logran su objetivo.
Una gran polémica se ha establecido recientemente en USA cuando la patronal quiso acceder a los contenidos de los e mails de sus empleados. La reacción fue una demanda por violación a la privacidad y hasta ahora los casos en que se han expedido los jueces el correo electrónico como personal, privado e inviolable.
Lo cierto es que este tipo de comunicación va ganando terreno y se vuelve cada vez más atractiva que el teléfono o el fax. Las tarjetas personales llevan la dirección electrónica, cada programa de TV y radio anuncian la suya y @ se ha vuelto casi tan familiar como el signo $. Nos permite tomar contacto con aquellos que están lejos y extrañamos, intercambiar material de estudio, apuntes, enviar propaganda, escribir cartas de amor, hacer nuevos amigos, etc. Su uso cada vez más frecuente tiene las virtudes de la velocidad, seguridad y eficiencia a la hora de comunicarnos. Aunque la seguridad está regida por algunas condiciones a respetar: un buen antivirus actualizado semanalmente y no abrir archivos adjuntos que vienen de remitentes desconocidos. Sin embargo, una vez más el amor causó uno de los problemas más graves en este tema. Un virus adjunto con el nombre de I love you se reenviaba una vez que llegaba a la máquina automáticamente a todas las direcciones electrónicas infectando así no solo tu procesador sino la de todos los contactos. ¿Quién no se vería tentado de abrir un adjunto con ese mensaje de amor en su título?
Pero más allá de los virus, hay quienes observan esta realidad con una mirada crítica y temerosa. Dicen que la permanencia de horas frente al monitor no es más que otra forma de aislamiento e individualismo que además nos aleja de la realidad.
Lo cierto es que cuando uno está frente al mensaje en blanco e inmóvil escribe desde la absoluta soledad y de alguna forma no hay retorno emotivo o visual que estimule nuestros sentidos. Un fenómeno mucho mas notorio se establece con el chat y es la imagen de estar dialogando con una maquina abstraídos del entorno. Un espejo real bastaría para que nos sorprendieran los gestos y las expresiones que dejamos escapar frente a la pantalla.
La idea de una personalidad virtual ajena o disociada de la real me asalta incansablemente. La ilusión con un estimulo adecuado nos puede convertir en otro personaje. Tal vez cuando en la niñez nos devorábamos los cuentos fantásticos era habitual convertirnos en el protagonista de turno, y entre héroes y villanos jugar a la hermosa princesa o al justiciero caballero. Pero aquí, elegimos una nick o apodo y con la elección de alguna manera estamos estableciendo un mensaje para los otros y para nosotros mismos. Con un nombre de estreno comienza nuestra aventura virtual. Esto dará lugar a que aparezca nuestro genio tanta veces real como inventado. Podría llamarse: personalidad virtual. ¿Estaremos descubriendo algo más que habitaba dentro de nosotros mismos y nunca reconocimos como tal?
El hecho de existir este mote para poder establecerse parecería dar una idea de lo importante que resulta conservar cierto anonimato. Y no solamente se relaciona con la necesidad de estar buscando una relación clandestina sino también con una necesidad de no exponerse a un medio donde nadie sabe quién es quién a ciencia cierta. Y si bien existe la posibilidad de estar chateando con alguien especial no hay que descartar todo tipo de delincuentes que terminan asaltándote en tu propio departamento la noche en que esperabas entre velas y boleros conocer al amor de tu vida.
Aunque parezca mentira todavía hay gente que por su agobiante soledad se deja sorprender en su buena fe y es víctima de este tipo de delitos y para tantos otros como la pedofilia, los abusos sexuales, la pornografía, etc.
Dulcinea, tal era su nick, es una mujer de 37 años, soltera que invitó a su departamento a un hombre que conoció vía chat y con quien se sentía terriblemente atraída. Habían intercambiado fotos personales y como residía en una ciudad del interior prometió viajar a Buenos Aires a conocerla. Por fin se produjo el acontecimiento, ella me lo relató así: “llegó una noche y se presentó en mi casa, lo noté nervioso y pensé que era por la situación, sin embargo, a los pocos minutos sacó un arma, me ató a una silla y mientras hacía pasar a dos amigos se llevaron todas mis cosas. Fue terrible, por un momento pensé que me violarían pero no pasó de palabras groseras y manoseos, creo que la saqué barata, no creo que pueda volver a confiar en nadie más en la Red.”
Cualquier precaución es poca a la hora de exponerse. Este mismo riesgo predispone a ocultar los datos reales de nuestra vida personal. Aunque a veces se exagera el estilo y se establece un nexo con otra persona que no sabe que uno no es tal cual se pinta.
A veces resulta alguien que estaba dormido en nuestro interior, otras veces es producto de nuestra imaginación que nos dicta cómo nos gustaría ser, y porqué no también la tan mentada doble personalidad. Sin embargo, se empieza a gestar desde el bautismo inicial del nombre, lo que parecería una personalidad nueva y desconocida que sólo funciona mientras estamos on line.
Este fenómeno parecería reducirse en la gente muy joven o adolescente. La gran mayoría son más fieles a su forma de ser y si bien forman parte del juego participan más abiertamente, suelen acortar los tiempos de conocerse y trasladar la relación al mundo real. Aunque también están las excepciones a la regla que como el caso de Micaela que con sólo 14 años estableció una amistad con un muchacho al que le dio el teléfono de su casa. Su papá fue el que atendió el llamado y descubrió sorprendido que el amigo de su hija tenía 28 años. En este caso no se trataba de un abusador de menores ni mucho menos. Había sido la estrategia de la adolescente, madura por cierto, para seducir sin decir su edad real.
Son los jóvenes en edad escolar media los que pasan más horas frente a las salas de chat manteniendo conversaciones sin demasiado contenido o divirtiéndose con agresiones escritas que tienen que ver con la música que escuchan, el club de fútbol por el que simpatizan o los programas de televisión que los convocan.
Son quienes más se relacionan con sus congéneres de otros países e intercambian sus deseos e inquietudes desde cada lugar. Muchos practican su segundo idioma en salas donde además de hacerse amigos pueden perfeccionarlo.
Otros aprovechan este medio para conseguir una cita el fin de semana que puede terminar en el cine o en un boliche. Tampoco tienen problema en armar grupos entre amigos o amigas y conocerse todos juntos y compartir una cerveza junto con las presentaciones.
Parecería un mundo más distendido e informal. Que adoptó las características de quienes lo conforman. No hay demasiadas decepciones al conocerse porque las expectativas tampoco son tan grandes.
Diferente parece la situación cuando se habla de los que pasaron los treinta. No importa cuál sea el objetivo final, si se busca una relación formal o simplemente una transa sin compromiso, a la hora de la cita a ciegas si no hubo foto de por medio, la esperanza crece y la desilusión puede tomar las mismas dimensiones en un solo segundo.
Ernesto, un divorciado de 45 años nos cuenta su historia: “Conocí una mujer por email y nos escribimos durante un par de meses. Ella me contaba que trabajaba en una oficina pública, y se mostraba cariñosa, sociable, jovial, expresiva y sobre todo dueña de un gran sentido del humor. Logró seducirme su gran simpatía y llegue a tener muchas ganas de conocerla. Combinamos entonces encontrarnos a tomar un café un sábado a la tarde. Me encontré con una mujer mucho mayor que yo que me había mentido en la edad. Tenía un aspecto físico agradable pero extremadamente formal y antiguo. Sin embargo, lo que más me sorprendió del encuentro fue su carácter. Era seria, aburrida, tímida y hasta introvertida. No lo podía creer. A partir de aquella desilusión, siempre pido una foto antes de invitar a una mujer a salir.”
¿Cuál de las dos personalidades es la real? Si físicamente lo hubiese atraído ¿habría seguido hasta encontrar a la otra que lo conquistó escribiendo?
Qué busca cada individuo en una relación virtual es tan variado como difícil de definir. Y contra toda aseveración no creo que la soledad sea el único hueco a llenar. A veces también la soledad de a dos es lo que se busca. En ese espacio cohabitan los que ya en pareja o casados le escapan a la rutina y al ruido cotidiano de la presión familiar. Hombres y mujeres, que desafían el riesgo de una relación clandestina a cambio de un par de horas de placer y atención.
Los donjuanes modernos se regodean también, al encontrar en este medio una herramienta invalorable para la conquista.
Todo es posible de encontrar. En una oportunidad alguien de nombre “pollito” me envió un mensaje y mantuve una conversación corta pero interesante que decía lo siguiente:
Pollito: hola
Yo: hola que tal?
Pollito: te jode que tenga 18?
Yo: depende para qué...por ejemplo para presentarte a mi hija que tiene 17, no Pollito: pero a mí me gustas vos.
Yo: entonces para eso me jode que tengas 18
Pollito hizo mutis por el foro y no volvió a saludarme.
Cabe aclarar que esto ocurrió en el programa de mensajería instantánea que lleva configurado el nombre de un programa de radio en el que trabajo y al cual cualquiera puede acceder para dejarme un mensaje y sabiendo quién está del otro lado pues mis datos son reales.
Como en los viejos bailes las preguntas obligadas se repiten: ¿de dónde sos? ¿Edad? ¿Estas casado/a? ¿a qué te dedicas? . Faltaría la recordada ¿de qué signo sos? Estos pequeños datos pautan el futuro de una conversación.
Y si bien el “levante” motiva el mayor porcentaje de contactos, algunos programas gozan de mayor interés para quienes persiguen ese objetivo como única intención. Allí, todos son Gardel y Le Pera juntos, algunos conquistan a través del romanticismo, otros por el humor, los hay mas que lanzados, ni qué hablar de aquellos que dan lástima para que alguien los consuele y los que directamente proponen una cita de sexo virtual. Y del otro lado estamos nosotras, necesitadas de atención y calidez, de un príncipe azul que no transpire ni ronque, solas o en pareja, llenas de ilusión y fantasía, dispuestas a creer que aparecerá disfrazado de pantalla para subirnos a su Mouse con alas y llevarnos al castillo del que nunca debimos salir mucho menos para instalarnos en la cocina.

 

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