Las 18:35 (cuento esperando la otra parte)


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Escrito por
@ARLT

10/03/2007#N14281

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Las 18:35

No está bien, se debe, no se puede. No debí hacerlo la primera vez.
No lo pude evitar. Yo los seguía por los monitores, Veía el auto entrar y estacionar en dos movimientos, los veía llegar a la ventanilla, solo alli ella estaba detrás, dos pasos atrás en ese momento, el único momento donde su cintura dejaba la seguridad la mano masculina.
Los espiaba irse por el pasillo penumbroso, doblar y los veía perderse tras la puerta de la habitación. Sentía calma al saber que no podría verlos más. Al menos por ahora.

Ella con el cuerpo fibroso, de piernas bien formadas y largas.
El, apuesto y varonil… pero no lindo. Con una mirada protegida por el brillo de sus pupilas, tal como si llevase lentes oscuros. El y ella, Ella y el. Siempre asidos de la cintura.
Siempre Lunes, siempre 18:35, siempre cochera 23, aunque fuesen muchas las vacías. ¿Seria cabalístico? ¿Cuál era el significado del 23? ¿Lo tendría?, o era simple rutina…

Esa rutina me reconfortaba. En el remolino de gentes y sabanas, de sudores y amores. Esperanzados y condenados, de sexo sin amor y a veces de amor sin sexo, de lágrimas y quejidos. De gritos y susurros. De gemidos verdaderos y falsos la mas de las veces.
Ese remolino tenia los lunes a las 18:35 su vórtice. La calma en el centro de la tormenta. ¿A quién le robarían esas horas, tan solo una vez a la semana y encontrar la dulzura entre sus brazos?
Quién pudiera olvidarse de ese pasillo largo hasta la piecita del fondo. De vivir como de prestado en el fondo de la casa de sus padres. De la cocina fría, que solo se calentaba lo que duraba la comida. De sus manos torpes.

Como no pensar entonces en esas piernas y sus suaves medias, dejando a esas manos varoniles recorrerlas centímetro a centímetro. Sentir la caricia suave en las pantorrillas y apenas el rozar la cara interna de los muslos, para sofocarme con una firme presión sobre mi sexo, y no pensar en nada cuando siento su dedo pulgar hacer a un lado el elástico y perderse en mi humedad.
Quién pudiera ser el objeto de un deseo respondido y consumado.
Mis piernas mal depiladas eran la conciencia de mi abandono.
Ahora sabía que tener un hombre en la casa no era ningún consuelo.

Que los traía una y otra vez, con esa precisión ferroviaria.
¿Por qué venir aquí una vez a la semana si tuvieran otra alternativa, por qué la puntualidad?
20:35 sonaba la chicharra y los veía alejarse. Con el tiempo cual paso de ballet, ose apenas cruzarlos por detrás al pasar el recodo del pasillo.
Sentía sus vibraciones, sus perfumes. Sensación que prolongaba ya en la habitación. Me dolía y me hacia feliz el desarreglo. No era trabajo ni el asco de otros cuartos.
Me asusté de mí el día que me tire sobre la cama deshecha y creí verlos en el espejo del techo. Me sorprendí el día que mi humedad, me anoticio que hacia un rato me había entregado a mis propias caricias.
Me temblaban las piernas cuando salía e ese éxtasis y debía tirar en el canasto las sabanas, mudos testigos de su amor y de mi estremecimiento.

Las reglas de la casa son estrictas, debemos ser invisibles, discretas, no tenemos voz.
Esas semanas, meses ya… se transformaron en una sucesión de esperados lunes. Pero no podía dejar de participar en esa fiesta de los sentidos. Quería hacerles saber que compartía su amor, su placer.
Brillante idea, una flor. Será una flor!
Mi pareja no era nada romantico. El conserje sonrió cuando la vio en mi bolso al entrar. Seguramente pensó que tendría un amante… No me importo.

Ese día arregle el cuarto con desusado esmero. Si siempre lo hacia, ¡ese día fue superior! Coloque una almohada de más, sobre las otras dos en el medio de ellas. Sobre ella la flor. Su aroma impregno la estancia, su color hizo vibrar el ámbito. Me sentí feliz. Cuanto tiempo hacia que no lo sentía así.
El aroma de la flor presagiaba felicidad, era el preludio de una ceremonia de amor y cuerpos revueltos con pasión y ternura. Cuerpos de amantes bien amados.
Los ví una vez más en los monitores. Por dos horas mi corazón latió con el de ellos. Ni se que hice, pero solo fue rutina. Mi mente no estaba en mi cuerpo.
Sonó la chicharra!!!… cuando los casi cruce en el pasillo, los precedió el aroma de la flor. Ella la llevaba en su mano, la mano de el en su cintura.

Entré en la habitación y goce del desorden. Había una respuesta, en medio del caos de sabanas y sudores, prolija una almohada se destacaba y la flor se había trasmutado en un billete. Me molesto, me dolió, no esperaba paga.. Luego razone que era una forma de agradecer, de hacerme saber que el mensaje había llegado.

La semana voló, no existió el largo pasillo, ni sentí la frialdad de la casa ni el las torpes manos de mi pareja. Solo esperaba el lunes y ansiaba saber que llegan las 18:35…
Pero fue en vano…
Me acongoje cuando a las 19:00 tuve que de prisa sacar la flor, esa otra pareja no lo merecía. Una puta y su cliente. Estaban profanando un santuario.

Las violaciones al santuario siguieron… ya ni traía la flor.
¿Se enfermó ella? ¿O él? Un accidente tal vez!
Han muerto o se han peleado…
Los descubrieron… Ya se! Fue la flor.
Ella la guardo y los descubrieron. Maldita mil veces, merezco el infierno, que maldita idea la de la flor.

Siete meses pasaron, con mi culpa y mi dolor.
Ellos y mi hastió se llevaron mi trabajo…
Se borro el largo pasillo y las manos torpes
Hora vivo sola y esto de vender ropas de bebé me comienza a gustar.
La vida pasa cotidianamente por aquí.

Primero lo ví a el, reconocí más su andar que su figura. Trague saliva, desapareció detrás de una estantería. Corrí hacia la góndola siguiente y allí estaba ella, piernas largas, firmes, separadas… dándole el equilibrio que una panza redonda y tensa le pedían, echada hacia atrás, con el orgullo de la embarazada. La mano de el ya no daba para rodearle la cintura, pero apoyaba firmemente en su espalda.
-¿Habría sido mi flor?
-Si ¡Seguramente!

Arlt+

 

Comentarios

@ARLT

10/03/2007

Si queres...  
@RENEDIVA

10/03/2007

Que hermoso!!!! Me encantó Alvaro!!!!! Decir, insinuar, fantasear y expresar: hermosa combinación!!! Un beso, Susana  
@ATI2006

11/03/2007

Las 18:35 Todavía no se como se me ocurrió. Estábamos casi desahuciados, casi como con la bandera blanca en la mano. Los médicos decían que éramos sanos, que nada nos impedía tener un hijo. Recorrimos varios institutos a los que terminé llamándolos de ¨infertilidad¨. Mis pruebas fueron muchísimo mas fáciles que las de María. Lo único que tenia que pensar cuando tenía el frasquito en la mano era en ella. María. La mas mía, la cercana. Ahora mas cercana que nunca. Maria llego a mi vida unos dos años después de que Beatriz muriera. Ese puto cáncer en la columna dejó a mis dos hijos sin mamá en menos de un mes. 4 y 6 años. La vida perdió sentido para mí, lo único que me importaba eran ellos. Cuando conocí a Maria ella tenia 23 años, yo 35. Era soltera, no tenía hijos. No habían pasado 4 meses y ya estábamos viviendo juntos. Yo estaba exultante con mi nueva vida. Con Beatriz estaba bien cuando estábamos de novios. Llegó un momento en mi vida que me parecía había que formar una familia. Y lo hice. Pero luego de conocer a Maria supe que nunca antes había estado enamorado. Supongo que si hubiera estado casado y no viudo, me hubiera ido de casa. A veces me preguntaba si Dios no se la llevó para que no sufriera. A veces me preguntaba si hay un Dios. Aunque ahora me lo pregunto cada vez menos. A María quería darle todo lo que necesitaba, todo para que sea feliz. Dicen que todo lo que hacemos los hombres es para las mujeres. O para conseguirlas. Yo ya la tenía, y además, ella bien se lo merecía. Hacen ya
años que estamos juntos y aún me calienta como nadie logró hacerlo jamás. La amo y me calienta, que más se puede pedir. Sigo enamorado como el primer día. Aprendí que eso no debo darlo por sentado, se lo digo a diario. Se que eso le gusta a las mujeres, pero no lo hago porque le gusta, sino porque lo siento. También se que a pesar de amar a mis hijos, ella quería tener uno que saliera de su cuerpo, que fuera sólo de ella y mío. Nuestro hijo. Así fue que pasamos de tratamiento en tratamiento, de paja en paja, para mí. Y de terribles torturas para ella. Bajó
kilos, se descomponía cada vez mas seguido. Así es que le hablé de hacer ¨mi¨ tratamiento. Y como se lo dije a ella, se los cuento a ustedes también. Los lunes siempre me acompañaba a una salita pediátrica de primeros auxilios donde sacaba electrocardiogramas sin cobrar. Maria me ayudaba con los electrodos y a entretener a los chicos que se asustaban siempre cuando veían tantos cables. Creían que los íbamos a electrocutar. A las 6 de la tarde terminábamos. Cerca de la salita, a unas 15 cuadras, había un telo. Pasábamos sistemáticamente por la puerta una vez por semana, cada lunes del mes. Cuando lo veía pensaba: en casa con los chicos, a una distancia de
cm de pared, tenemos que cuidarnos de no gritar, de no hacer ruido, de poner el canal de música fuerte, al punto que los chicos nos preguntaban desde cuando nos gustaban tanto los Babasónicos o Miranda. Esto sumado a las ganas de embarazarse, de embarazarla. Un lunes, en vez de pasar por el telo me metí directamente. Mire el reloj, eran exactamente las 18,35 hs. La conocí un 23 de Noviembre, a las 23 horas del día que cumplía 23 años. Ir a la cochera Nº 23 fue casi instintivo. Ella no salía de su asombro, me miraba con cara de extrañada y divertida. No paraba de reír cuando nos cruzamos con otras parejas, imaginándose que ellos pensarían que éramos casados, pero no entre nosotros. Ese olor a trampa nos calentaba más. A veces me pregunto si para mantener la pasión en el matrimonio no es necesario ir al telo de vez en cuando. Todavía lo pienso y río yo también. Entrar a un telo era para ella como transformarse en otro persona. Dejar afuera los problemas y traumas. Tener otra libertad. Era como ser la actriz de una película cuya historia no era la de ella totalmente. Había empezado a comprar ropa mas sexy también, la transformación era cada vez más notoria. Asi, no sé si por ser un matrimonio y no poder dejar de adquirir conductas rutinarias, lo repetimos cada lunes, a la misma hora, la misma cochera, en la misma habitación. Ya nos sentíamos habitúes. Llamábamos por teléfono de la habitación y decíamos: ¨lo mismo de siempre, por favor¨. A veces cambiaba el empleado y se quedaba callado sin saber que decir. Nos reíamos bastante esas veces imaginando la cara de preocupación del pobre tipo. De todas maneras, sentíamos como si nos conocieran, como si nos guardaran la habitación para nosotros. Nos sentíamos como en casa, como si un alma en ese lugar nos acompañara en nuestro amor, como si duplicara nuestra pasión. Ese lunes en especial, en el que concebimos nuestro hijo, lo sentí diferente ni bien entramos. El pasillo estaba como iluminado, la alfombra se sentía suave y mullida. Entramos al cuarto. Sobresalía sobre las almohadas, otra mas cómoda, como de pluma, con una rosa color rojo pasión arriba. Supimos que algo nos estaba esperando. Es un signo, me dijo. Fue primero al baño, se dio una ducha rápida. Yo ya estaba en bolas en la cama cuando salió. Se saco despacio la ropa, luego la ropa interior, con un guiño cómplice. Se acerco y se puso al lado mío. Metí mis dedos en su cuerpo y sentí esa especie de clara de huevo que le sale algunos meses cuando ovula. Le dije: otro signo mi amor. Nos quedamos mirándonos y besándonos y tocándonos por lo que pareció horas. Con amor. Con todo el amor que uno pueda sentir. Luego subió encima mío, como a ella gusta, y me hizo el amor sin dejar de besarme. Su corazón latía como nunca. Como nunca la oí gritar cuando se alejo de mi boca, para frotarse aún más y acabar. Tratando de no desconcentrarme la puse abajo mío, sabíamos era la mejor posición para que mi semen quede en su cuerpo el mayor tiempo posible. La abracé muy fuerte y sin poder dejar de mirar la rosa de costado, acabe yo también. Era como si alguien mas estuviera mirándonos dentro del cuarto, cuidando de que todo salga bien. Fue muy extraño, y muy sensual a la vez. Nos quedamos quietos durante por lo menos media hora, casi nos pasamos del turno. La chicharra sonó justo. Me dio el beso mas dulce y suave de mi vida. Inmediatamente me mordió y me dijo: lo siento dentro mío, esta vez sí. No sabía como agradecer a ese ser que sentíamos en esa habitación, quería que supiera que estábamos agradecidos por la rosa. Lo único que tenía era dinero. Ojalá hubiera tenido algo más valioso. Tome la rosa y se la puse en el pelo. Se le cayo, la recogió y la llevó en la mano. La agarré de la cintura, como a ella le gusta, y salimos los tres¨. Ahora miro a María, orgullosa con su panza, mientras elegimos en una casa de ropa para bebés el ajuar que tenemos que tener preparado para el sanatorio. Es raro, al entrar a la tienda sentí la misma sensación de cuando íbamos al telo. La sensación de que alguien nos esta cuidando, nos esta acompañando. Le comento a Maria y me dice que la felicidad me produce efectos extraños. Que no le tenga miedo a la felicidad, que la logramos los dos solos. Que no necesitamos a nadie más. No la contradigo, se que a ella no le gusta. Lo único que me importa es que sólo faltan 2 meses. En dos meses será 23 de noviembre. Y este año de regalo de cumpleaños la vida nos dará un hijo. Que más se puede pedir. ATI2006  
@RENEDIVA

11/03/2007

Buenísimo, Guille!!! Me encantó!!! Admiro a la gente con tanta creatividad. Es maravilloso ver como puede transformarse una historia según el lado en que se la mira!! Gran aprendizaje. Un beso enorme para vos, Susana  
@ARLT

11/03/2007

Feliz! Esa es la palabra que me sale al terminar de leerte. Feliz por esta idea impensada que surgió impensada, feliz de poder dentro de las mutua limitaciones de escritores sin experiencia, expresarnos al limite de temas a veces dificiles, feliz de poder ver que las cosas pueden tener siempre más de una lectura y positiva. Me gustó. Te imagino buscandole la vuelta, se que no te la hice facil. Gracias Guille!!! Admiro la paciencia y la buena onda de nuestros lectores. Y amenazamos con seguir... Álvaro  
@ATI2006

12/03/2007

Gracias chicas me alegro muchísimo que les guste, me hace muy bien!! La verdad me da un poco de pudor cuando aprieto el ¨publicar el texto¨. Escribir es como desnudar el alma de alguna manera. Y uno se siente, al menos yo, como sacandose corazas y mostrando el interior, cosa que nunca me fue demasiado fácil. y gracias Alvaro, la verdad es que a mi también me hace feliz esta especie de juego que empezó asi como sin quererlo, no? La verdad, está muy bueno. Les cuento también que a mi mejor amigo, que se llama Guillermo, le comenté esta especie de ¨veta¨ que he descubierto en mi que es el escribir estos cuentos, nunca antes lo habia hecho. El es muy crítico, en el buen sentido, y casi siempre le consulto su opinión en las cosas que me pasan. Hoy cuando terminé de escribirlo se lo mandé para que lo vea a ver que opinaba, y me contestó de esta manera: Desde el kiosco la tapa del diario capturó la atención de Alicia, y no era para menos: PREMIO NOBEL ARGENTINO Estocolmo, de nuestro enviado especial. La Real Academia de Ciencias Sueca otorgó ayer el Premio Nobel de Medicina a la joven investigadora argentina Lucía Piccielli. Piccielli es conocida mundialmente por sus trabajos con células madres que culminaron en la cura definitiva para varios tipos de cánceres, en especial el de columna. Pocas veces en la historia de estos premios, instaurados por Alfred Nobel, fue tan indiscutible el destinatario de estos premios. Es que la investigación de la doctora Piccielli es unánimemente reconocida como la base de la base de la medicina moderna. En un breve discurso Piccielli agradecio a sus padres María y Esteban por haberla acompañado y apoyado toda su vida, "desde la concepción". Alicia hurgó con ojos humedecidos en su monedero y pagó el diario. Cualquiera que la conociera se hubiera sorprendido por el orgullo que delataba su caminar mientras se dirigía al local de ropa de bebés donde atendía hacía más de 40 años. Socoorrrrrooooo. Me parece que esto es contagiosoooo!!!!! Jajaja besito guille PD: Álvaro: espero no te moleste el atrevimiento de mi amigo. Un beso grande para vos!  
@ARLT

12/03/2007

ATI, como me va a molestar es la guinda que corona el postre. Bienvenido! Dale mi saludo y agradecimiento por haber entendido el espiritu de estos cuentos. Solo le falta el titulo: Tal vez algo asi como ''Abuela lejana'' Que se lo ponga él. Un fuerte abrazo de Álvaro.  
@MABE

12/03/2007

¡Sigan con esta hermosa costumbre! Un placer leerlos Gracias a los dos y un saludo al Guillermo que se sumó desde lejos! Besoooos, muuuuy contentos Mabel  

ARG

ARG

MUJER de 52 en Palermo

Hola, soy abogada y escritora. Juego al tenis pero no tengo con quién jugar. Hi

¿CONOCERLA?

NO

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ARG

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HOMBRE de 43 en Lomas de Zamora

Soy directo, frontal, hablo cuando es necesario, siempre digo lo que pienso, me

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