UN VIAJE SIN ESCALAS


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Escrito por
@ROBINFREE

11/07/2007#N16333

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Eran pocas las cosas que me llevaba,
preferí que casi todo quede dentro mío
y me sentí como desnudo, por primera vez
sin pudor, ante cualquier mirada furtiva.

El viaje exigía que lleve sólo energía,
pero no me engañé, intuí vacío el equipaje,
y recién entonces pude entender, todo,
lo que sentiría una cascada sin sus aguas.

El andén era un páramo desierto, o no,
dependíendo adónde volara mi mirada, acotada,
que sólo deseaba encontrar la suya, el resto,
era la nada, que se esparcía a cada paso.

Pero la escisión entre lo ansiado y la realidad,
produjo lo inesperadamente esperado,
que la despedida sea nada más que introspección
de besos y abrazos, suspendidos en un tiempo.

El tren, cumplió con su misión de abrir distancias,
e implacable, comenzó su derrotero, pero no,
algo estaba fallando en mi mente o en esas vías,
pues no avanzaba el convoy, no se por qué, retrocedía.

Pegué mi cara contra el vidrio y me acordé del pibe
de un tango de Discépolo, pero nada vi parecido a mi vieja;
unas extrañas hogueras indicaban números, fechas,
horas, nombres, distancias, sí, ya estaba muy lejos,
fue tan emocionante verme jugando a los piratas, solo.

Recordé a través de esa visión, al Reloj de Arena, claro,
somos niños disfrutando un helado, estando él boca abajo,
y al darlo vuelta, el sabor amargo de su ausencia, toda,
hacía doler el pecho, como cuando me instalé en ese vagón.

Y me dejé llevar por el devenir del tiempo, ¿por qué no?,
le pude explicar a mi viejito por qué llegué tarde, justamente,
la noche anterior a su partida, y como siempre, me perdonó,
todavía me recomendó que me cuide, Pampita querido.

Al rato, perdí la cuenta de los puchos que apagué
con el tableteo de los durmientes en mis sienes, y además,
el desasosiego de querer volver al pasado, no al ahora,
es que antes el futuro existía, palpable, y yo me perdí su visión.

Me costó creer que fuera real, volví a encontrarla, hermosa,
y tomándola de la mano, susurré despacito piropos en su oído;
nuestra danza, incitaba a que me enamore perdidamente
para siempre, y volvió a ocurrir, como aquélla vez.

Pero un brusco vuelco del reloj, que nunca supe quién movía,
me dejó errático en la realidad de mi sendero; el tren llegó a destino,
muchos años después, qué paradoja, la miseria de ése presente,
la ternura de aquél pasado, y la vejez que ahora, inflexible, me invadió.

FERNANDO
12/07/07

Por una cuestión de honestidad intelectual, y de paso para que no se lo pierdan aquéllos amigos que aún no lo conozcan, la musa de esta poesía libre, dicho con absolut amodestia, ha sido "EL RELOJ DE ARENA", uno de los más excelsos poemas, del maestro Jorge Luis Borges.

 

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