ALMA DE BOHEMIO


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Publicado por
@LA_INCONDICIONALZ

18/01/2008#N19751

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Peregrino y soñador,
cantar
quiero mi fantasía
y la loca poesía
que hay en mi corazón,
y lleno de amor y de alegría,
volcaré mi canción.

Siempre sentí
la dulce ilusión,
de estar viviendo
mi pasión.

Si es que vivo lo que sueño,
yo sueño todo lo que canto,
por eso mi encanto
es el amor.
Mi pobre alma de bohemio
quiere acariciar
y como una flor
perfumar.

Y en mis noches de dolor,
a hablar
me voy con las estrellas
y las cosas más bellas,
despierto he de soñar,
porque le confío a ellas
toda mi sed de amar.

Siempre sentí
la dulce ilusión,
de estar viviendo
mi pasión.

Yo busco en los ojos celestes
y renegridas cabelleras,
pasiones sinceras,
dulce emoción.
Y en mi triste vida errante
llena de ilusión,
quiero dar todo
mi corazón.


Letra: Juan A. Caruso
Mùsica: Roberto Firpo

 

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@ARLT

18/01/2008

Había muerto Carlitos Gardel y entre los pibes del barrio del Abasto había germinado la semilla de ser cantores de Tangos. Para ese entonces, (años 1936-1937) había una orquesta que en el Petit Salon de Montevideo y Corrientes probaba a los chiquilines con aspiraciones tangueras por las tardes. La orquesta estaba dirigida por el bandoneonista Antonio Bonavena (el tío de Ringo). Bonavena le peguntó a un chiquilín “Qué querés cantar?", y el pibe le respondió "No sé... 'Alma de bohemio', o 'Milonguero viejo...”. El maestro lo miró fijamente y le advirtió: “Mirá que son muy difíciles, hay que colocar la voz muy arriba”, a lo que el pibe le contestó "Alma de bohemio", sabiendo que de los dos temas, era el más complicado. Bonavena arrancó, no muy convencido, y el jovencito comenzó a cantar “Peregrino y soñador... cantarrrrr quiere mi fantasíaaaaa”. El director no podía creer lo que escuchaba: de la boca de ese chiquilín esmirriado salía una voz impecable, con un color y unos matices increíbles. Además colocaba la voz con una facilidad que asombraba. Íntimamente pensó: "Este es un ángel cantando". El maestro Bonavena agradeció a Dios haber sido quien descubrió a este niño prodigio, que venía a hacer el recambio de aire que las épocas exigían con referencia a nuevos valores. Así comenzó la brillante carrera de Roberto Rufino, quien posteriormente dejó impecables grabaciones que dan testimonio de su paso por las grandes orquestas de Miguel Caló, Fancini y Pontier y Aníbal Troilo. Extracto de Historia Contada por O. Mármol -