LA PUERTA ENTREABIERTA ... (Etapas)


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Publicado por
@SILMAB

25/10/2008#N24195

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Cuando empezó a dormir solita en su cuarto, su puerta y la mía debían permanecer abiertas toda la noche, como resabio de cordón umbilical, así ella podía bajar de su camita corriendo y meterse bajo mis sábanas y apretarse contra mi pecho, encima de mi barriga si era posible,porque un trueno era demasiado ruidoso, o porque un ratón estaba arañando el suelo, o porque había soñado que un león le comía el dedo. Yo la consentía un rato y luego la llevaba upa hasta su cuarto, le recordaba que el radiador era viejo y caprichoso, y ella comprendìa, porque el sueño ya le pesaba demasiado.
Otras veces, a puertas abiertas, no hacía falta que viniera a mi cuarto:
-Mami, ¿estás ahí?
-EStoy, sí, mi vida.
-Mami, ¿me querés?
-¡Te quiero!
-Mami, ¿me adorás?
-¡Te adoro!
Para entonces, no importaba si estaba yo despierta o dormida, en medio de una conversación telefónica o bajo la ducha, era de rigor dejar todo para ir a darle otro beso, antes de que me hiciera la última pregunta:
-Y si te pido un beso, ¿me lo das?
Yo había aprendido ese juego de mi madre, y ahora se lo pasaba a mi hija.
Pasó el tiempo y la puerta, cuando ella llegó a los doce años, se fue cerrando. Más crecía, más se cerraba. Cuando cumplió los dieciséis y descubrió que yo le había leído una carta antes de volver a cerrarla y ponerla sobre su escritorio (no sé cómo no lo notó antes), se compró un candado, de esos pesadísimos y metálicos, y ella misma lo colocó en su puerta (la llave del cuarto se había perdido hacía tiempo); era casi cómico ver tanto candado, para un alguien tan menudita.
-No te metas en mi vida. No me preguntes nada, son cosas mías
Suyas, y de una cadenas de bobitas que no dejaban de hablarse por teléfono, cuando no estaban juntas cuchicheando y riéndose de cualquier cosa a carcarjadas. Eso era ser adolescente y había que respetar la puerta cerrada, siempre y cuando se pudiera revisar el cuarto en su ausencia.
Luego se fue; se fue lo más lejos que pudo. Iba a probar otros mundos, otras lenguas. Su puerta se mantuvo abierta de par en par, dejando visible el vacío de su música, de su ropa esparcida por el suelo, de su cama sin hacer, de sus afiches de rockeros y de sus decenas de anillitos, piedritas, estampitas. La puerta abierta crujía de tanto silencio.
Sus visitas se hicieron distantes. Venía por un fin de semana, llenando el cuarto de ropa para lavar, de ropa lavada, de carpetas llenas de papeles que nunca volvería a hojear. El baño era ahora más importante que su cuarto. Allí parecía demorarse más que en su cama, más que en el teléfono .
-En mi casa nunca tengo tiempo de darme un baño largo como acá. Me gusta el chorro de esta ducha; me recuerda cuando me bañaba de niña, con las pompas de jabón, cuando la cortina de la ducha tenía cubos y ositos... Ella, como yo, también recordaba a la otra.
Y ahora está de vuelta. Acabados sus estudios, vuelve a casa por un tiempo, hasta que decida qué será de su vida. Ahora que rompió con su novio y desarmó su apartamento. Viene cargada de ollas, de macetas, de plantitas y de cubiertos, de vasos, de ropa de invierno y de verano, de bolsos tejidos y bordados, de libros, de revistas, carpetas y afiches.
-Por un tiempo... hasta que decida...
-Estás en tu casa. ESte sigue siendo tu cuarto y ésta tu cama, todo el tiempo que quieras.
La puerta ya no tiene candado. Ya no está abierta; tampoco está del todo cerrada, sino cuando ella se acuesta a dormir. De día cuando sale la deja entreabierta; el cuarto casi hecho, semiordenado, su vida a medio hacer.

 


Nora Glickman: Nacio y vivió en Bernasconi, La Pampa. En los 60 emigró a Istael, luego a Inglaterra, y finalmente a EEUU.Vive cerca de Nueva York y publica críticas de teatro en forma permanente. Vuelve continuamente al país donde ha puesto obras de teatro.

 

 

Comentarios

@MENOSMAL

26/10/2008

Realmente vale la pena leerlo todo!, me llegó...
Tengo una hija adolecente y paso por las mismas cosas que cuenta el texto, está en la etapa de cerrar todo a mi vista, y su mundo ya no es buscar refugio en mi cama cuando tiene miedo.
Extraño sus piecitos enrollados en los míos y su voz pidiéndome agua desde la cama, sólo para que me quedara con ella cantándole canciones o contándole una y otra vez cuentos que le inventaba para que se duermiera, y que me preguntara si la quiero para que yo terminara abrazándola y haciéndole cosquillas, llenándola de besos.
Hoy está en el cambio, un día tierna y cariñosa otro una guerra por cualquier cosa!
Aún está conmigo y quiero disfrutarla todo lo que puedo, a pesar de todo! y cuando finalmente decida vivir su propia vida, espero que sienta que la puerta está abierta igual que hago hoy con sus hermanos mayores a los que también les dí lo mismo de mí.
Gracias Silvia por el texto. Me emocionó...
Hilda
 
@VILMY

26/10/2008

Sil , me emocionó  el relato ! no quiero agregar nada .... solo que coincide  mis vivencias como  abuela ,extraño eso y  muchoooooo , extraño a mi Rocío ...  de ella extraño todo , cada noche cuando pedia dormir en mi cama  abrazaditas .... era increible la sensacíon  ! ......  y nada .... !

también  vivo como mamá algunos  detalles con mis hijos algunos que menciona el texto....  pero sí , es verdad  ,se van y vuelven ,siémpre regresan gracias a Dios y nosotras siémpre velando por ellos pero en silencio .... y esperandolos !!

Gracias sil !!

Un beso gigante !

Sil

 

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