LA ENERGIA DEL AMOR (Jose/Lucas) 18/1


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@LOCOPOETA

26/10/2009#N29218

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DIOSES…

DIOS…

DIOSES...


 

   "Hay una sola casta, la casta de la humanidad.

            Hay un solo lenguaje, el lenguaje del corazón.

            Hay una sola religión, la religión del amor.

            Y hay un solo Dios, y es omnipresente"

                                                                                  Bhagavan Sri Sathya SAI BABA

 

            Los seres humanos, como "comprendemos todo", siempre necesitamos, a través del tiempo, de alguna idea para justificar y explicar lo que no podemos explicar ni justificar, sólo sentir, entonces, desde que tenemos razón de ser, buscamos apoyarnos intelectualmente en lo que para nosotros parece ser sobrenatural, y a eso, de distintas maneras y con diferentes nombres, le llamamos Dios.

 

            En el camino que llevamos recorrido como humanos, intentamos, en distintos momentos y lugares de la tierra, encerrar en dogmas y doctrinas prolijamente compilados, lo que deberíamos hacer, cumplir, aprender, practicar y creer con respecto a lo inexplicable, que por supuesto, inquietaba e inquieta a todos.

 

            Así, fueron desfilando las creencias y religiones en el tiempo y el espacio terrestre, desde el culto al sol y a las tormentas, hasta los más sofisticados tratados filosóficos apoyados en verdades que se presentaron como "irrefutables", y que, con el correr del tiempo, siguieron siendo tan irreemplazables como fueron escritas cientos o miles de años antes, para una gran mayoría, que las fue "mamando" desde muy pequeños, y luego no tuvieron la oportunidad, los interrogantes o el sentimiento de ponerlas en duda.

 

            En realidad, como podés sentirlo vos, yo siento que hay encerradas muchas verdades en las doctrinas religiosas, que podemos denominar "tradicionales", y cada una, con sus avatares y libros sagrados, parece arrogarse la verdad absoluta acerca de Dios.

 

 


Las Religiones Tradicionales...

 

   "En la plegaria es mejor poner

            un corazón sin palabras,

            que las palabras sin corazón"

                                                           Mahatma Gandhi (Mi Credo Hinduista)

 

            Quiero aclararte que lo que voy a decir ahora es una simple enumeración de como veo yo a las religiones desde mi muy personal y voluble punto de vista actual, sin intentar criticar ni exaltar ningún defecto o virtud de ninguna de ellas.

 

            Simplemente me interesa hacer un racconto de casi todo lo que antecede a los tiempos que vivimos, que seguramente conozco mucho más que a las religiones que voy a mencionar, y por supuesto, pueden explicar y justificar muchísimo mejor que yo los legítimos representantes de cada una de ellas.

 

            El cristianismo, con su infinidad de interpretaciones sobre la Biblia y la vida y enseñanzas de Cristo, parece tener diferencias de criterio entre sus expresiones como el catolicismo, el bautismo, el protestantismo, el evangelismo, el espiritismo, el misticismo, y tantas otras formas de vivenciar un solo ejemplo y un solo mandamiento: "Ama a tu prójimo como a ti mismo".

 

            Yo me crié en el catolicismo, fui bautizado, tomé la comunión, concurrí regularmente a la misa de los domingos, sentí la Fe en Cristo sin presiones ni preconceptos, me casé por iglesia. Practiqué el catolicismo, tengo sacerdotes amigos, comprendo a los católicos, pero con eso no estoy diciendo más que, comprendo a los practicantes de todas las religiones, y como lo necesité yo en algunos momentos de mi vida, otros lo necesitan hoy mismo. Anteriormente ya expliqué como mi Fe se mantiene intacta, pero mis caminos se fueron alejando de la religión "organizada".

 

            El judaísmo, que se afirma en los diez mandamientos que Moisés recibió de Jehová. Arraigada en el pueblo "elegido del Señor", que en su peregrinar hasta dividió las aguas del Mar Rojo, para dirigirse a la tierra prometida, y aún espera por su Mesías compartiendo con el cristianismo el viejo testamento de la Biblia. Aunque también se sustenta en otros libros sagrados como la Kabala, donde aparece incluso la idea de la reencarnación.

 

            El hinduismo, que bucea en el espíritu a través del relato épico-simbólico del Bhagavad-Gita, donde se representa a Krishna relatando a Arjuna una batalla, que según se interpreta, no es más que la representación de la lucha del individuo por liberarse de la materia (prakriti), reconociendo en la acción a las tres "gunas" o propiedades de ésta, sattva, rajas y tamas, algo así como las cualidades elevadas, pasionales e ignorantes (Cap. XVII), y al trascenderlas en numerosa cantidad de reencarnaciones, llegar a la meta de la iluminación, sin necesitar reencarnarse.

 

            El islamismo, del que los occidentales conocemos muy poco, que parece tener reglas muy estrictas e inevitables para quiénes lo practican, como la oración orientándose hacia la meca, las reverencias, formas de vestir, etc.

 

            Las distintas ramas del budismo, extendido desde la India por el Tíbet, con sus sabios Dalai-Lamas, a la China de Confucio y Lao Tsé, y al Japón del Zen, basado en el camino personal de un Brahmán, la casta superior del Hinduismo, que pasando por ser un sámana (algo así como un mendigo), llegó a la iluminación por el "camino del medio", inspirado por el servicio y la meditación.

 

            Con el budismo también tuve una experiencia personal muy interesante: En el barrio de Belgrano en Buenos Aires, hay un templo budista. Un domingo por la tarde, fuimos a ese templo con Laura, una compañera de clases de yoga.

 

            Entramos al edificio y vimos que dentro del templo parecían estar meditando, nos animó el estar familiarizados con la meditación y dejando las zapatillas en el hall de entrada, ingresamos, tomamos unos almohadones que apoyamos en el piso de parket, y nos sentamos en postura de medio-loto entre los devotos con túnicas negras mirando hacia un altar donde impactaban tres gigantescas figuras doradas. La sala estaba en penumbras, meditamos hasta que unas campanitas atrajeron nuestra atención y se encendieron las luces.

 

            En el medio del templo se abría un pasillo, que separaba dos grupos de personas, nosotros estábamos en el de la derecha. Ingresaron dos monjes con sus cabezas rapadas, y, uno a cada lado, comenzaron alternativamente a hacer sonar unas campanillas, entonando todos algo parecido a un "mantra" que se repetía, con una particularidad, cuando los que estábamos en una fila de pie, los que estaban en la otra, se arrodillaban en "yoga-mudra" extendiendo sus brazos adelante como en reverencia, y luego nosotros repetíamos ese movimiento, mientras ellos se ponían de pie.

 

            Yo no entendía mucho lo que pasaba, y no podía preguntar porque me pareció una falta de respeto hablar en ese momento, entonces, a la vez que repetía el ritual y el cántico que ya había memorizado, me concentré en el entrecejo (el llamado "tercer ojo"), y traté de entrar en meditación.

 

            A los pocos segundos, me invadió una sensación de bienestar que no podría expresar con ninguna palabra, una alegría incontenible, que me hacía brotar una risa que trataba de disimular, porque también estaba totalmente consciente de mis movimientos, del templo y de toda la gente entregada al ritual, y, naturalmente, reprimía las manifestaciones externas de mi estado extático, pensando que podía ofender a las personas que estaban practicando su culto, si ellas interpretaban en mi risa una burla a sus movimientos.

 

            La experiencia fue fascinante, pero como todo en éste mundo, el ritual llegó a su fin, y con él, yo volví a mi estado de vigilia, creo que a partir de ese momento muchas cosas cambiaron para mi.

 

            En fin, la vida religiosa siempre se cargó de ritos y ceremonias, desde la danza del trueno o de la lluvia, a las misas de los domingos, quizás porque siempre alguien sintió algo parecido a lo que yo sentí esa tarde, pero se interpretó que todos lo tenían que sentir de la misma manera.

 

            Lejos de eso, en general, históricamente, más que acercar, unificar, re-ligar, la religión institucionalizada se ha caracterizado en todo el mundo por dividir, separar, enfrentar y someter a sus fieles en actitudes y costumbres que terminaron hasta en guerras, aunque eso es parte de la historia y del tiempo, no de la Fe, que en todo caso es lo que realmente importa.

 

 

 

Las Nuevas Tendencias...

 

   "En la cima del espíritu,

            el hombre sabio no tiene religión.

            En la cima de la mente,

            el hombre sabio no tiene dogmas o ideologías.

            En la cima de la materia,

            el hombre sabio no pertenece a ninguna parte."

                                                           Maitreya (Editorial de la Revista Yoga Integral)

 

 

            Aunque todavía hay miles de millones de personas en el mundo que siguen adhiriendo a las religiones tradicionales, evidentemente porque eso es lo que necesitan, hay otros muchos miles de millones que se van alejando de ellas, o al menos, comienzan a intentar el camino de practicarlas en libertad, tal como la siente cada uno, y no como lo “mandan” quienes se arrogan la interpretación de los libros sagrados.

 

            La mayoría de los líderes o maestros espirituales actuales, recomiendan un camino individual, es más, creo que ninguno es sectario en lo más mínimo si el camino que muestra es de Luz.

 

            Creo que el máximo exponente de la nueva espiritualidad, que también es la de siempre, es sin duda un ser excepcional que tiene 70 jóvenes años de edad y habita en su Ashram de la India. Por supuesto hablo de Sai Baba, que tiene millones de adeptos en la India y diseminados en todo el resto del mundo.

 

            Desde que leí las primeras frases que suele decir, todas sus palabras me parecen cargadas de verdad, aunque confieso que también me parecieron exagerados los conceptos que suelen escribir algunos de sus seguidores, casi con fanatismo, cosa que él mismo no difunde.

 

            Cuando estoy terminando éste libro, casi dos años después de comenzarlo, por una de esas "casualidades", leí el libro de Claudio María Dominguez, "La Ciudad del Amor", donde Claudio cuenta maravillosamente su acercamiento a Swami, y, aunque sin su elocuencia y precisión, me encontré con muchísimos conceptos que yo ya había escrito aquí, y "curiosamente" su relato es basado en hechos de los mismos meses en los que simultáneamente yo escribía, y el vivía lo que después volcó en su libro.

 

            Es que, aunque haya diferencias en la forma y presentación, creo que lo que escribimos y pensamos de la espiritualidad Claudio y yo, no tiene diferencias en su esencia, y es la misma esencia que fluye y circula en el espacio-tiempo en el que estamos viviendo, por eso es la esencia que captamos cuando nos internamos en ella.

 

            El otro día comenté con unos amigos el trabajo de Claudio buceando hacia la verdad, y, con respeto, pero sin compartir su tarea, como me imagino que pasa con mucha gente que está muy metida en los problemas de todos los días, en las noticias, en la competencia, enfocados totalmente en lo material, uno de ellos dijo:

 

 - Qué inteligente que es ese pibe, pero como se "piró" ¿no?

 

            Claro, contundente, demoledor para cualquiera, allí tenia a mi vista el ejemplo cabal de un "juicio" terminante para con alguien que lo único que pretende, es compartir con la mayor cantidad de seres posible la felicidad y paz que va encontrando en su búsqueda.

 

            Pero pasa que no habla de economía, ni de tragedias, ni de famosos cuando se equivocan, sino de como se abren a lo espiritual, que en lugar de una cara seria y formal, nos recibe desde la pantalla siempre con una amplia sonrisa, y no hace más que agradecer a todos los que lo acompañan y ayudan en la difusión de éste camino.

 

            Entonces, se "piró", está loquito, pero parece que con eso no le hace mal a nadie, esos conceptos de que habla, no les van a llegar nunca a los que no quieren escuchar.

 

            Yo lo entiendo, pero tengo la ventaja de no ser famoso, porque muchas de las personas con las que trato me conocen bien, y saben que lo que digo, también lo practico. Y, evidentemente, comparto con Claudio el hecho de que es por la razón, y no por la devoción, como nos comienzan a llegar las revelaciones espirituales, aunque después el corazón consiente o no lo que la mente había recibido antes.

 

            Baba, tiene también la gran iluminación de atraer por devoción,  por razón y por acción. Eso no es muy común, por lo general los iluminados tienen uno solo de esos atributos mucho más marcado que los otros. Y como otros maestros, recibe críticas y rechazos, porque lo que dice, lo que hace y lo que provoca, hace temer a muchos, porque los pilares de todo aquello en lo que fundan su forma de  vida, simplemente, ya no están allí.

 

            Y me parece que lo que Sai Baba representa en el mundo de hoy, es la más plena, completa y concreta manifestación de la nueva espiritualidad, esa cargada de libertad, de paz, de armonía, de comprensión y de libre albedrío.

 

***

 

            Otra de las manifestaciones más importantes y difundidas por todo el mundo, aunque no tan conocida, la constituye desde los Estados Unidos, la "Fundation for inner peace" (Fundación para la paz interior), que edita "Un Curso de Milagros", siendo sus más fieles y entusiastas difusoras Louise Hay y Marianne Williamson.

 

            Esta "biblia del año 2000", como me gusta referirme a esa esclarecedora obra que es el curso de milagros, son tres libros "dictados" desde la "no existencia" a una escéptica psicóloga, (al leerlo se tiene la sensación de que habla Jesús en primera persona), durante muchos años.

 

            La recopilación de los escritos, se debió a que su jefe en la Universidad la convenció de ello, al punto de no haber permitido publicarlo sino hasta después de su muerte.

 

            El primer libro (todos ellos en el mismo tomo), es el texto de la filosofía del curso, que como te adelanté el párrafo anterior, me parece el evangelio para ser entendido por la gente actual. El segundo libro es de ejercicios prácticos que llevan años poder practicarlos y enseñan a des-aprender conceptos, es realmente movilizante, y algunas lecciones nos traban porque no podemos seguir hasta aprehenderlas. Y el tercer libro, llamado "Manual para el Maestro", explica la forma de difundir el mensaje, éste último, todavía no llegué a leerlo.

 

            Louise Hay es muy conocida por sus libros y videos, ha superado su cruda enfermedad y su pasado a través del Curso, y Marianne Williamson, que también cambió su vida por influencia del Curso, ahora se dedica a difundirlo, escribiendo y realizando talleres con enfermos de Sida entre otras muchas cosas.

 

            El "Curso de Milagros" es un profundo planteo de la realidad, y a la vez, propone acciones concretas pero no fáciles de practicar para modificar nuestras actitudes y creencias arraigadas de nuestra cultura.

 

***

 

            Las primeras enseñanzas que recibí en mi vida, hace más de veinte años, que me hablaban de un Dios más real que el que enseñan en las religiones, fueron las poéticas y sensibles páginas de un libro de Ernesto Cardenal (Sacerdote revolucionario y luego Ministro de Cultura de Nicaragua), llamado nada menos que "Vida en el Amor".

 

            "Todas las cosas se aman" es la primer frase de ese poema, y también decía más adelante: "Vivimos rodeados de milagros y no nos damos cuenta", y aunque en ese momento no lo "entendía" muy bien, éstas dos frases y cientos más, habían sido interpretadas por mi corazón. Y todo lo que interpreta el corazón queda grabado a fuego en nuestro ser.

 

***

 

 

            Casi al mismo tiempo, también gracias al mismo amigo, Daniel, disfruté el "Canto a mi mismo" de Walt Whitman, escrito por 1857, que también dejó su semilla. Cuando volví a leerlo, 20 años después, me di cuenta del porque ese poema puso una bisagra en mi intelecto, y también llegó muy hondo transformando mis emociones sutilmente, tanto, que escribí un larguísimo poema, que se titula: " Quiero cantar, como Walt...", que, entre otras cosas dice:

  ...

  "Quiero cantar, como Walt, ¡qué atrevimiento!

  pero a todo me atrevo, porque también comprendo,

  que no soy sólo un cuerpo, y que soy libre y sano,

  hasta la punta de mi último cabello,

  que no soy más que el aire que respiro,

  que no soy menos que todo el universo,

  que puedo hablar, cantar, reír,

  pero también llorar y lamentarme,

  que puedo ir, venir, quedarme quieto,

  saltar, correr, pisar, amar y odiar,

  pero que todo eso, no modifica en nada,

  ni una pizca, de lo que soy,

  porque yo no soy eso...

...

  Quiero cantar, como Walt, ¡despreocupado!

  sin importarme a quién, le va a llegar, que cosa,

  ni cuando va a llegarle, porque hay tiempo,

  un tiempo que se expande y se contrae,

  que va, que viene y se detiene,

 

  según lo recorramos, muy despacio

  con paso firme y lento o requeteapurados,

  pues mientras alguien busca,

  algunos sólo encuentran,

  con los ojos abiertos y las mentes atentas,

  y otros duermen su sueño durante muchos años,

  una vida, cien vidas, y hasta miles acaso,

  nos hacen falta a veces, para hallar los efectos,

  los motivos, las causas, del juego de la vida,

  y escuchar el susurro de la voz de la esencia,

  y ver al fin un día esa luz transparente,

  abriendo nuevos ojos, para entenderlo todo,

  por eso va mi canto en todas direcciones,

  sin peso y sin presiones,

  con libertad y confianza,

  a alegrar corazones, y a sembrar desencantos,

  a llegar a destino, y a quedar en la nada,

  no importa cuánto tarde en llegar a uno solo,

  tampoco lo que piensen de la letra y el modo,

  quiero sembrar mi canto,

  para que explote adentro, de mi cuerpo y el tuyo,

  como euforia, lamento, pasión, espanto, miedo,

  como angustia y sosiego, ó cualquier sentimiento,

  y produzca la alquimia de transformar el tiempo,

  en un punto cualquiera, visto desde lo eterno...

...

  Quiero cantar, como Walt, ¡como los niños!

  que cantan sin presión, sin preconceptos,

  con el alma desnuda, con dulzura,

  recordando la luz de sus estrellas,

  y llenos de alegría contagiosa,

  que se sorprenden ante todo,

  no guardan, no mezquinan,

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