Todo es blanco o negro


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Escrito por
@KOPSI

30/10/2009#N29274

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Un hombre a quien conocí accidentalmente ayer lanzó al aire su pensamiento de que no existen grises en su vida. Todo es blanco o negro.
Fue un golpe bajo. Para mí, que intento ver los colores tenues, intermedios, y en ocasiones, los pasteles fuertes que ponen esa nota de color.
Lo miré fijamente para ver si en sus oscuros ojos, y tras esa fachada de seguridad había una chispa de picardía. Fue en vano. Estaba convencido de lo que le decía.
Sobrevino entonces una charla no demasiado prolongada en la que intenté explicarle que si las cosas son de un modo u otro, catalogadas de manera absoluta, había grandes porciones de sentimientos y posibilidades que se le escapaban de sus manos.
No lo entendió así.
-       Mis conceptos son claros, y así me rijo en la vida – respondió.
Reconozco que me desconcertó y comencé a sentir esa rara sensación mezcla de estupor y pena. La alejé de inmediato. No intenté convencerlo de que si bien hay ciertas cosas que son blancas o negras, crema o marrones, existen los maravillosos colores del arco iris que la naturaleza nos prodiga tras una lluvia.
Hablé de valores morales, de códigos éticos, inclusive de leyes que enumeran taxativamente derechos y obligaciones. Precisamente para indicarle que si bien hay ciertas normativas que exigen definiciones tajantes, hay otras, referidas a la vida cotidiana, que nos permiten el libre vuelo de la imaginación y dejarnos llevar por las fantasías, por lo lúdico que todos tenemos dentro…
Fue inútil. Se mostró firme y decidido. Supongo que en mis ojos leyó desaprobación. No quise expresar eso, sino tan sólo esa profunda decepción que nace cuando tropiezo con alguien con estrechez de miras.
Cambié el tema, pero siguió en otros aspectos mostrando su rigurosa (y estoy convencida que autoimpuesta) manera de pensar.
Comprendí, entonces, que lo suyo era una fachada que usaba a menudo para amedrentar al interlocutor. Y que al ponerse a la defensiva conmigo fue para comprobar si yo le creía.
Mi respuesta fue: No desconfío de la gente, pero sí de lo que dicen, porque no nace de una convicción arraigada sino autoimpuesta.
-       Siempre me resultó difícil dialogar con una mujer inteligente – acotó.
-       Ocurre lo mismo con un hombre inteligente? – pregunté.
-       Entre hombres todo lo tenemos más claro – dijo.
-       Entre hombres que piensan como usted – dije con rapidez – Me refiero, entre iguales en pensamientos y en acciones. Ahora… lo que piensa lo traduce en acciones? Ud. y sus iguales?
-       No me confunda – dijo –
-       No es mi intención – respondí.
-       Creo que ésa es su intención y ese modo particular que tienen las mujeres de dar giros inesperados a cualquier charla intrascendente – respondió.
No dije una sola palabra más. Para qué? No lo creí necesario.
Cuando se hubo alejado quedé pensando, con tristeza, que vivimos rodeados de seres donde muchos ven todo en blanco y negro, que no saben mezclar un azul con un celeste, ni un blanco con un rojo.
Y me sentí triste, apenada. Porque esos seres no pueden apreciar el verdadero color de la vida, que aunque no nos sea enseñado lo vamos incorporando a medida que maduramos, tratando de encontrar enlaces en nuestras relaciones cotidianas o no. Que es lo que nos lleva a la comprensión de situaciones, y, a veces, de ciertas soluciones.
 
Sara Becker
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Comentarios

@CECILYA

30/10/2009



Patricia,

Si bien pertenezco a una generacion educada sin grises,  de ningun tipo, por ej esto se puede o esto no se puede, sin dudas, ni culpas ni tratados de psicología,  he aprendido,(con ayuda)  porque eso es un aprendizaje a tratar de suavizar mi conducta  a intentar a entender a otros. Pero solamente lo pude ir logrando cuando primero acepté mis propios errores es así que empecé a comprender y perdonar los errores de los demás. Esa tremenda dureza de la que hablás creo que es un refugio con el que se protegen de la no aceptación de todo aquello que no aceptan de si mismos

Cecilya