insoportablemente insoportable ( de todas clases vea !)


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Publicado por
@SALU

23/02/2010#N30672

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es verdad que ya no se lo aguanta mas , al menos yo , no me da ganas de entrar a los foros , ni leer nada ni a favor ni en contra  , aqui encontre  muchas clases de insoportables , ///// nosotros tenemos al presidente  de todos 

"El Manual del IN·SO·POR·TA·BLE"

Lección #1: Autorreferencia


Tipo: Actitud
Nombre científico: Egolocutus egocogitatum
Nombre vulgar: Autorreferencia

Cualquiera que busque ser insoportable debe comenzar por ser autorreferente. Esta es, sin duda, una de las más repugnantes actitudes que alguien pueda demostrar.

Da lo mismo si lo que cuenta es bueno o malo, siquiera digno de ser contado. Lo relevante es que en cualquier conversación logre meter su propia experiencia, su anécdota, aun cuando eso implique –en casos extremos– cambiar de tema abruptamente.

Para iniciarse en esta actitud, practique frente al televisor: sintonizando un programa de conversación o entrevistas, interrumpa constantemente a conductor y entrevistado y cuénteles sus experiencias respecto del tema que tratan. Esto le dará cierto manejo de la habilidad, y le permitirá tomar ritmo sin exponerse a agresivas miradas, e incluso golpes.

Leccion #2: Cantando


Tipo: Actitud
Nombre científico: Omnicantatum terribilis
Nombre vulgar: IPod humano

Si de verdad busca alejar a quienes se congregan a su alrededor, pocas cosas son tan efectivas como cantar todas las canciones que suenan cerca suyo.

Esta actitud requiere de cierta metodología, estudio y perseverancia, ya que su efectividad depende de un factor importante: el sujeto que busca ser insoportable debe poder cantar todas las canciones, desde la bachata al rock pesado, del folclore al country, de canciones infantiles a arias de ópera. Debe ser capaz de almacenar en su memoria varios gigabytes de música, de ahí que se conozca coloquialmente como IPod humano.

Si cantando todas las canciones que se escuchen en la comarca no logra alejar a quienes invaden su espacio, intente con la versión profesional: cante un tono más arriba o más abajo, haciendo las segundas voces a la canción original, aunque ésta no las tenga. Siendo constante en esta actitud, seguro logrará sacar de quicio hasta al más paciente. Un último recurso, que lo hará aún más insoportable: apréndase las coreografías de las canciones, cuando existan, y recréelas mientras canta.

Lección #3: El economista



Tipo: Comentario
Nombre científico: Pecuniae locutatis
Nombre vulgar: Monedero, platero

Una gran estrategia para ahuyentar a quienes se agrupan alrededor suyo es hacer comentarios respecto de dinero. No es que sea algo sucio, indigno ni nada parecido, pero se hace simplemente insoportable cuando es reiterativo.

Si alguien lo aburre con sus cuentos, no lo piense más. Pregúntele cuánto le costó ese precioso reloj que lleva en la muñeca, o cuál era el precio del auto en el que llegó al lugar. Apenas hable de su trabajo, inquiera sobre su sueldo. Si no huye, insista preguntando por porcentajes fijos y variables, bonos y gratificaciones, aguinaldos de Fiestas Patrias y Navidad.

Hable de cuánto le costó a usted tal o cual cosa, da lo mismo que las cifras sean reales. De hecho, trate de exagerarlas, aunque siempre dentro de límites verosímiles. No vaya a ser que lo descubran en su mentira. Si se siente inspirado, o definitivamente los contertulios tienen mucha paciencia, saque su as bajo la manga: lance cifras en dólares, euros, UF, UTM y demás siglas ad hoc. Con eso, seguro recupera su metro cuadrado.

Lección #4: El catastrófico



Tipo: Actitud
Nombre científico: Apocalypticus predictator
Nombre vulgar: Pesimismo severo

El pesimismo es sin duda alguna un eficiente medio de alejamiento de los indeseables. Basta con algunas simples predicciones sobre el futuro –siempre catastróficas, trágicas, ojalá dolorosas– para ahuyentar a los siempre indeseables amistosos.

Por ejemplo: cualquier comentario sobre hielo –que hay que ir a comprar más, que se está acabando, que hay que traer de la cocina– da el pie perfecto para predecir todo tipo de desastres naturales asociados al calentamiento global y el consecuente derretimiento de los hielos, partiendo por los de la Antártica y sin detenerse hasta llegar al último hielo del vaso que el indeseable tiene en su mano.

Otras opciones igualmente efectivas: predecir cirrosis apenas aparezca una cerveza; las más dolorosas formas de cáncer al encenderse un cigarrillo; sordera total si el volumen de la música está muy alto. Un caso de emergencia es predecir la muerte próxima del interlocutor. El motivo es lo de menos. Lo importante es decirle que, de seguir así, seguro morirá muy pronto. Garantizado: la huida será inmediata.

Lección #5: Disparando



Tipo: Repelente físico
Nombre científico: Fluitus expeletor
Nombre vulgar: Escupidor

Escupir mientras se habla puede ser una eficiente manera de alejar a cualquiera que se le acerque demasiado. Pero cuidado: la saliva no debe salir a mansalva y sin control. El escupidor debe lograr un manejo eficiente de sus fluidos.

Como toda destreza adquirida –si es un escupidor innato puede saltarse esta parte– sólo la práctica hace al maestro. Lo aconsejable es poner un blanco y practicar hablándole mientras se le escupe. Puede ser una toalla o una prenda de vestir, ojalá blanca. Es recomendable también comer betarragas, jugo en polvo rojo o cualquier otra sustancia que tiña la saliva, lo que facilitará la constatación de sus avances.

Luego de algún tiempo de práctica, logrará lo buscado: escupir al interlocutor aunque se encuentre a un par de metros de distancia. Imprescindible es hacerlo de manera soterrada. Nada de escupitajos evidentes, ni de aspavientos al mojar a quienes lo rodean. El maestro salival opera sin que se le mueva un pelo. Como si fuera lo más normal del mundo, deja a todos empapados. Hasta que huyen, por supuesto.

Lección #6: Buscando reafirmación



Tipo: Actitud
Nombre científico: Confirmatum necesitus
Nombre vulgar: Inseguro

Una actitud muy útil a la hora de espantar a la gente a su alrededor es tener una actitud en extremo insegura, que se evidencie en la búsqueda permanente de la reafirmación de los demás.

Para iniciarse en esta habilidad, comience por terminar todas sus frases, por irrelevantes que éstas sean, con preguntas del tipo ¿o no?, ¿no encuentras?, ¿no te parece?, y otras que busquen la confirmación de lo dicho. Se asegura de esta manera un rápido fastidio del interlocutor, que no encontrará gracioso tener que reafirmar que hace frío, que el pan está duro o cualquier otra trivialidad.

Un paso más avanzado es cambiar permanentemente de opinión, adecuándose a lo que opinen los demás participantes de una conversación. En una discusión donde haya dos puntos de vista opuestos, parta poniéndose de un lado, para luego cambiar al otro y volver al original –y así eternamente– cada vez que una posición sea expuesta. Asegurará de esta manera dos cosas: dejar en claro su inseguridad y falta de opinión propia, y hacerse absolutamente insoportable a las dos partes en discusión. Se garantiza, de esta manera, una rápida vuelta a la soledad.

Lección #7: Enfermándose



Tipo: Actitud
Nombre científico: Perpetuo doloris
Nombre vulgar: Hipocondríaco

Una técnica efectiva para volverse un completo insoportable es inventarse males físicos de manera constante. Si se suma usted a aquéllos que presentan siempre una dolencia, de seguro la gente comenzará a escasear a su alrededor.

Un primer paso es poner la enfermedad de turno en la tabla de conversación. La manera más evidente –y muy efectiva, por cierto– es responder al clásico “¿Cómo estás?”, pregunta por lo demás retórica la mayoría de las veces, con un “aquí, sobreviviendo”, para seguir con una enumeración de las dolencias. Buena parte de la gente se despedirá presurosa, arguyendo importantes trámites pendientes.

Si su interlocutor es paciente, pruebe con la enumeración de la más repugnante sintomatología: pus, infecciones en zonas sensibles, supuración, todo sirve.

Para ser un hipocondríaco eficiente, debe documentarse. En este punto las enciclopedias médicas e Internet ayudan mucho, proveyendo infinidad de novedosas enfermedades y síndromes a los cuales echar mano. Muy importante es elegir enfermedades graves y extrañas, no vaya a ser cosa que el interlocutor haya sufrido lo mismo y la conversación se extienda innecesaria y desagradablemente.

Lección #8: Reflotando el pasado



Tipo: Actitud
Nombre científico: Antiquae glorie vivere
Nombre vulgar: Vivir de glorias pasadas

Esta actitud consiste básicamente en reflotar las glorias pasadas, sean éstas propias o de la familia. Si alguna vez tuvo algo de lo que vanagloriarse, téngalo a mano. Nunca se sabe cuándo lo necesitará para volverse insoportable.

Mientras más deplorable sea la condición actual, más insoportable será la gloria reflotada. Si es usted un muerto de hambre, no dude en invocar la nobleza de su estirpe. Invocar títulos nobiliarios, o pronunciar frases como “en mi infancia comíamos sólo langosta y caviar”, cuando es sabido que hace rato apenas sale del pan y los tallarines, son altamente irritantes.

El invento es, sin duda, un punto importante en esta lección. Más de alguno dirá: “yo no tengo gloria alguna que reflotar”. No se haga problemas. Simplemente invente las glorias. Un tatarabuelo lord que llegó en barco desde su castillo en la campiña, abuelos terratenientes en el sur, el primer auto de un lujoso modelo en el país, son glorias que siempre se pueden rescatar –o inventar, ya está dicho– en caso de necesidad.

Por último, y sólo para usar en caso de emergencia, hay una gloria simple, corta, humilde, pero no por eso menos irritante: “yo era ruciecito cuando chico”. A tener presente: cualquier gloria evocada debe ser latamente desarrollada, ojalá haciendo referencias genealógicas, de riquezas, hectáreas de terrenos, datos duros que aumentarán el poder repulsivo de la gloria en cuestión.

Lección #9: Hablando en lenguas



Tipo: Comentario
Nombre científico: Aliegina verbatio
Nombre vulgar: Idiomático

Esta insoportable característica consiste en intercalar palabras, expresiones, ojalá frases completas en otro idioma, en medio del discurso pronunciado en lengua vernácula.

Un primer paso es intercalar palabras sueltas, casi al azar, mientras se habla de cualquier tema. Por ejemplo, mientras cuenta un paseo reciente califíquelo de “amazing”, para luego seguir la descripción en castellano. Más insoportable, pero siempre dentro de las palabras sueltas, está el “hello”, como queriendo decir “dónde estás parado”. Esta palabra debe ser pronunciada, eso sí, en un tono alto y ojalá algo nasal.

Un escalón más arriba está la utilización de expresiones compuestas, algo más sofisticadas que las palabras aisladas, y por supuesto más insoportables. Locuciones como “my god”, para expresar asombro, o “I can´t believe it”, mostrando incredulidad, son altamente efectivas a la hora de espantar al interlocutor.

No es necesario saber mucho para utilizar esta táctica: términos como darling, think tank, I mean, background o brain storm son altamente efectivos, y pueden ser sacados de cualquier película extranjera o columna de opinión local.

Una vez dominados los pasos precedentemente expuestos, debe ir usted por un plus: justo antes de pronunciar la palabra en cuestión, utilice el insoportabilísimo “ehhhhhmm, how do you say aaahhhhmmm”. Con esto, la huida está garantizada.

Lección #10: Intelectualismo barato



Tipo: Actitud
Nombre científico: Intelectum aparentatis
Nombre vulgar: Intelectualoide

Una efectiva forma de espantar a casi cualquiera es adoptar una actitud de intelectual. Hay que cuidar, eso sí, no llegar a serlo, ya que sólo de esta manera se logrará el objetivo.

Se puede partir citando a connotados pensadores. “Como bien dijo X”, puede ser el pie para comenzar una perorata sobre cualquier tema. Lo importante es demostrar conocimiento, y sobre todo adoptar un aire de superioridad respecto del interlocutor. Una actitud de “como soy generoso comparto contigo, pobre ignorante, mi infinito conocimiento”.

Un paso más avanzado es citar en el idioma original del pensador, y cuanto más rebuscado, mejor. Las citas en latín, alemán, ruso o griego tienen un gran valor agregado, aunque no deben despreciarse el inglés, francés y, en último caso, el español.

Si quiere especializarse, deberá investigar un poco más, de manera de poder contextualizar la cita. Revelar por qué alguien dijo lo que dijo, explicando la realidad social, el momento político o el contexto económico en que fue pronunciado, lo llevará un paso más allá.

Al adoptar esta actitud, debe estar especialmente atento a su interlocutor. Si por esas cosas del destino se encuentra con alguien que le devuelve su cita con otra, cambie rápidamente de estrategia, antes de embarcarse en un infinito intercambio de pensamientos tan ajenos como añejos.

Lección #11: Culpable soy yo



Tipo: Actitud
Nombre científico: Extremis culpae
Nombre vulgar: Culposo

Esta es una actitud eficiente en el trabajo por hacerse insoportable, con la ventaja de ser relativamente fácil de fingir. Básicamente se trata de asumir la culpa de todo lo que pasa a su alrededor, y pedir disculpas permanentemente. Frases del tipo “no eres tú, soy yo”, utilizada para terminar una relación, corresponden a etapas incipientes de esta especie.

La forma básica de esta actitud debe ser pedir perdón por todo: por lo que se hizo y molestó a alguien, por lo que no se hizo y se debería haber hecho, por lo que… cualquier cosa puede servir para convertirse en un culposo, y permite golpearse el pecho sin disimulo.

Esto último es especialmente importante: no sirve la verdadera atrición, o al menos no en su vertiente silenciosa. Para lograr ser insoportable mediante este medio, la culpa debe ser ampliamente difundida entre quienes lo rodean. Hay que ser capaz de citar constantemente, y en voz alta, a José Luis Rodríguez, El Puma, y su famosa frase de “culpable soy yo”. No es necesario cantarla, aunque puede hacerlo más insoportable aún.

Especialmente efectivo es autoinculparse de problemas, malos entendidos, disputas e incluso catástrofes evidentemente ajenas a su persona. Además, y como punto extra, sirve tener una postura física acorde a las culpas asumidas: la cabeza gacha, la voz baja y las manos tomadas cerca del pecho, ojalá moviéndose nerviosamente, denotan –o eso fingen –una compunción que terminará sacando de sus casillas a cualquiera.

Lección #12: En-fa-ti-zan-do



Tipo: Actitud
Nombre científico: Silabus separatium
Nombre vulgar: Separador de sílabas

Una forma mal entendida de enfatizar un punto de un discurso o argumento es pronunciar la palabra a destacar separando las sílabas. Y aunque mucha gente –incluidos expertos oradores –concuerda en la importancia y efectividad de enfatizar ciertos aspectos de nuestras alocuciones, esta precisa forma de hacerlo es sin duda muy desagradable.

Si bien un primer paso en esta técnica es enfatizar una palabra aislada dentro de una larga ilación, sólo un flojo en el arte de hacerse insoportable se quedará allí. Los más avanzados insufribles son capaces de separar en sílabas largas frases, e incluso discursos completos, logrando con ello reducir notablemente el número de oyentes.

Para quienes aún no son duchos en este singular arte, pero quieren iniciarse en el mismo, a continuación algunas palabras especialmente idóneas para ser separadas en sílabas: im-pre-sio-nan-te, es-pan-to-so, in-cre-í-ble, a-lu-ci-nan-te. Como ya habrá notado el lector perceptivo, se trata por lo general de adjetivos, ya que la separación busca acentuar la característica nombrada. Verbigracia, decir de algo que es “es-pan-to-so” sugiere que es peor que espantoso sin separar.

Como otras técnicas verbales, se recomienda practicar frente a un espejo antes de aventurarse frente a oyentes de carne y hueso. De esta manera podrá perfeccionar la habilidad hasta volverse de verdad in-so-por-ta-ble.

Lección #13: Invadiendo



Tipo: Actitud
Nombre científico: Invasivus severum
Nombre vulgar: Invasivo

Una de las maneras más eficaces de repeler a quienes se acercan es haciendo uso de esta desesperante actitud, que consiste básicamente en despreciar los límites de la vida privada de las demás personas.

Un primer apronte en las artes de la invasividad es preguntar por asuntos personales, que obviamente escapan de la incumbencia de quien las pregunta. Así, inquirir a un desconocido interlocutor acerca de su experiencia personal con temas médicos delicados –infecciones urinarias y enfermedades de transmisión sexual no fallan –suele resultar rápidamente en la huida del interpelado.

Una opción siempre eficiente es inmiscuirse en conversaciones privadas –cuanto más íntimas, mejor –de otras personas. Así, cuando en alguna reunión social vea a dos amigos, desconocidos para usted, conversando de la dolorosa separación o duelo de alguno de ellos, acérquese y sin previo aviso muéstrele su empatía contándole su propia experiencia (véase autorreferencia) o déle un no pedido consejo sobre cómo superar el duro trance.

Valor agregado en esta actitud es la invasividad física, que consiste en acompañar los comentarios y preguntas íntimas de palmadas en el hombro, abrazos y/o sobajeos de espalda, o cualquier otra forma de contacto físico con el desconocido, que le deje claro a este último que su tan preciado metro cuadrado fue repentinamente producto de expropiación.

Lección #14: Insoportablemente positivo



Tipo: Actitud
Nombre científico: Positivus extremus
Nombre vulgar: Imbécil buena onda

Aunque, tal como se viera en la lección #4 de este Manual, el pesimista o catastrófico es un ser insoportable, tanto o más repulsivo es el excesivamente optimista, el positivo militante, ése que está seguro de que puede encontrar lo bueno en cualquier cosa.

Una gran forma de volverse insoportable, por lo tanto, es convertirse en un ser con una sonrisa permanente de oreja a oreja, que ni siquiera pierde ante las peores situaciones, insultos o golpes. Intente, por ejemplo, mostrar dicha sonrisa en funerales, accidentes u otro tipo de desgracias, insistiendo en que “algo bueno saldrá de todo esto”.

Mantenga la sonrisa, que eventualmente se hará permanente sin necesidad alguna de esfuerzo, y salude a sus interlocutores con frases como “qué rico, qué rico, qué rico verte” (es importante la repetición), o “qué bueno que hayas venido, no sabes el gusto que me da”. Por cierto, mientras menos conozca al destinatario de las frases, mayor será su efecto repelente. Aproveche el instante para ejecutar simultáneamente la lección #13, sobando la espalda o arreglando el peinado de la contraparte, para acentuar el efecto.

Luego de repetir las citadas frases algunas veces, de seguro se llevará más de un insulto, probablemente de grueso calibre. Es su oportunidad para ir más allá y convertirse en un profesional: no caiga en la tentación de indignarse, ofenderse, ni siquiera de hacer una mueca de desagrado o reprobación. Antes bien, acentúe la sonrisa y dé las gracias a quien lo insulta, con una frase del tipo “te agradezco tu sinceridad, no es común encontrarse con gente tan transparente”. Si quiere definitivamente graduarse en esta técnica, no deje al insultante salir del asombro y noquéelo con un cierre soberbio: “Además, te agradezco doblemente, porque estoy seguro de que lo que me dices me ayudará a crecer como persona”.

Lección #15: Romanticismo en público



Tipo: Actitud
Nombre científico: Pegajosus publicus
Nombre vulgar: Meloso

Aunque por norma general las actitudes de un insoportable son personales, hay excepciones en las que la concurrencia de otra persona –llámese cómplice, coautor, colaborador o partícipe –es ineludible. Actitudes que sin la participación de otro carecen de sentido.

Es el caso de esta efectiva actitud, que logra generalmente espantar a cualquiera en las cercanías. Es, de hecho, una de las más eficientes en la tarea de convertirse en un insoportable, y consiste básicamente en prodigarse en público arrumacos, zalamerías, añuñucos y mimos. En resumen, palabras y gestos melosos por doquier.

Para ser efectiva, esta profusión de melosidades debe ser percibida por todos quienes se encuentran en los alrededores, de manera que puede ir olvidándose de secretillos al oído, salvo que los mismos generen sonoras y pícaras risas, que sí están dentro de los medios a utilizar.

El arsenal de recursos debe incluir, además de las ya mencionadas risas, palabras melosas y ridículas para referirse al otro, del tipo cuchicuchi, guagüita o gordito/a, además de los siempre detestables términos animales, del tipo gatito, perrito, monito y similares, siempre en diminutivo. No hay que olvidar, por cierto, los gestos y actitudes corporales: besos –mientras más sonoros, mejor –, abrazos y algo más, a vista y paciencia de quienes lo rodean, le asegurarán bastante más que un metro cuadrado.

Si domina todo lo anterior y quiere llegar al extremo en la práctica de esta actitud, siga este consejo: hágale a su cómplice proposiciones de carácter sexual, recuerde en voz alta sesiones amatorias de alto calibre y, por último, apriete o toque alguna zona de aquellas llamadas pudendas. Efectividad 100% garantizada.

Lección #16: Insoportablemente ganador



Tipo: Actitud
Nombre científico: Perpetuo triunfatorum
Nombre vulgar: Winner

Esta es una de las más básicas actitudes a la hora de convertirse en un ser detestable e insoportable, dado su alto grado de efectividad en el proceso de espantar a quienes nos rodean.

El primer paso es hacerse de pequeños triunfos sin importancia, pero haciendo alarde de ellos. Sacar la empanada, el canapé o el tapadito más grande de la bandeja con sólo echar una mirada es, si luego se jacta de haberlo logrado, muy efectivo para provocar rechazo. Lo mismo con el vaso más lleno, la cerveza más helada, el martini con la aceituna más grande.

Un segundo paso es constituirse en tesorero y/o recolector de cuotas para asados, regalos de cumpleaños y/o matrimonios en común y en general cualquier circunstancia que requiera de alguien que reúna el vil dinero. En cada ocasión, debe gastar ostensiblemente menos de lo que se juntó, de manera que sea evidente que está haciendo de ese supuesto favor un lucrativo negocio, en el que obviamente se lleva todos los beneficios.

El último paso en la carrera por lograr constituirse en un profesional de este arte es, derechamente, sacar grandes ventajas, que sean en extremo notorias y que, idealmente, perjudiquen a quienes lo rodean. Palabras como engaño, estafa, pillería, sinvergüenzura y otras similares no deben desanimarlo en esta noble tarea de convertirse en un winner. Una vez que se acostumbre a estas denominaciones, serán como miel para sus oídos, ya que reflejarán fehacientemente que ha logrado usted avanzar hacia el logro de la ansiada insoportabilidad.

Lección #17: El doble sentido


Tipo: Comentario
Nombre científico: Sordidus comentatio
Nombre vulgar: Doblesentidista

No se trata de un exceso de sensibilidad, ni de una extraña enfermedad que nos hace sentir el doble que los demás, sino de una excelente herramienta en la eterna labor de espantar a los demás: encontrar, en todo y cualquier comentario, el sentido vulgar, ordinario, soez o grosero, idealmente de connotación sexual.

Un primer paso –que aunque básico, resulta a veces extraordinariamente efectivo –es silbar, gritar o hacer comentarios al escuchar el número 69. El turno de atención en la carnicería, el bingo, una dirección o un teléfono que incluya la combinación numérica en cuestión pueden dar la oportunidad perfecta para iniciarse en estas lides.

Una segunda etapa consiste en buscar el doble sentido en alimentos y preparaciones culinarias. Básicamente, éstas proveen al insoportable en ciernes material menos obvio que el número citado anteriormente, pero todavía dan facilidades evidentes. Es recomendable comenzar con frutas tropicales –plátanos o bananas, mangos y papayas, entre otras –y productos cárneos. Los embutidos siempre sirven a estos efectos, y el término mismo –embutido –facilita la tarea.

Un tercer estadio en el desarrollo de los comentarios de doble sentido consiste en romper las ataduras y liberarse de la obviedad, para encontrar el sentido sexual en cualquier comentario, por inocente que sea. Así, por ejemplo, la mención de un nombre desafortunado, de una película, una canción –incluso los villancicos pueden servir en manos de un experto –o cualquier nimiedad servirá, luego de algo de práctica, para desatar al coprolálico que llevas dentro.

La satisfacción está garantizada. Luego de algunos comentarios de este tipo, los oyentes huirán despavoridos, devolviendo al doblesentidista su preciado espacio libre de la invasiva presencia humana.

Lección #18: Conectándose con los astros



Tipo: Actitud
Nombre científico: Horóscopum fanaticum
Nombre vulgar: Esotérico

"Hola, mucho gusto. Eres capricornio, ¿no?", es un saludo que puede ser la salvación frente a un recién aparecido invasor del espacio personal. Es que un buen modo de espantar a cualquiera son los comentarios y actitudes esotéricas.

El primer paso es el de confiar ciegamente en el horóscopo del diario preferido. Mejor aun si es de distribución gratuita. Vestirse de una manera o buscar ciertos números porque el oráculo del diario así lo indica es un buen comienzo.

Luego viene el segundo paso: aludir permanentemente a los signos zodiacales. La idea es dar más importancia a la fecha de nacimiento, al regente, la alineación de los astros y demás factores astrales que al nombre. N importa si se es Juan o Diego; lo importante es si se es piscis o libra. Una vez logrado esto, refuerce el efecto con los animales del horóscopo chino.

Ya afianzado en estos aspectos, haga gala de su iniciativa: puede profundizar en las estrellas y planetas hablando de la carta astral, o decantarse por la numerología, el i ching, la reflexología, el feng shui o las flores de Bach. Da lo mismo si cree en ellas o si le sirven de algo, lo que importa es mostrar que se es alternativo, esotérico, hippie.

Fundamental es la vestimenta. Una vez superado el color que indica el horóscopo, opte por túnicas, idealmente de colores tierra, que conectan con la ídem, violetas que dan energía, blancos que reflejan pureza, ojalá combinadas con sandalias o, en lo posible, derechamente descalzo. Además, no olvide los accesorios: collares, runas, rosarios tibetanos y cristales de cuarzo son complementos ideales.

Una advertencia: úsese con cuidado. Si tiene la mala suerte de toparse con otro espécimen de este tipo, corre el riesgo de tener que soportar horas de conversación.


Lección #19: Calentando la situación



Tipo: Comentario
Nombre científico: Carbonicus expeletor
Nombre vulgar: Carbonero

Una buena manera de hacerse insoportable a quienes lo rodean es emitir constantemente comentarios que buscan crear discordia. Aunque probablemente logrará por un instante que los demás no se soporten entre ellos, el efecto a mediano y largo plazo será, a no dudarlo, con usted.

El comienzo es fácil: en conversaciones o discusiones ajenas en las cuales esté presente, debe hacer comentarios simples, del tipo “ohhh, lo que dijo”, “¿es verdad eso?”, o “no sé cómo aguantas que te diga eso”. La idea es ir caldeando el ambiente entre los interlocutores, generar tensión entre ellos.

Un paso más avanzado son los comentarios un poco más elaborados, como “yo he visto sangre por menos”, “y si se van a las manos, ¿quién gana?” y otras construcciones de mayor o menor complejidad, siempre buscando la enemistad entre terceros. Una muy efectiva frase en esta etapa es la de “y entre ustedes, ¿quién manda?”, utilizada preferentemente en discusiones de pareja. De otras parejas, claro.

Una última etapa de esta lección es inventar romances, peleas, comentarios y todo tipo de rumores que siembren la discordia entre los demás. Una vez que la tensión ha alcanzado el clímax y se hace insostenible, es hora del gran final: volcarla hacia la propia persona, de manera de convertirse en el insoportable que se busca ser. Esto se puede lograr reconociendo la invención de algunos o todos los rumores, o haciendo un comentario que, por primera vez, los una a todos en su contra.

El proceso completo –desde los primeros comentarios básicos hasta la liberación de la tensión en uno –tiene una duración relativa, que puede ir desde algunas horas o minutos a varios años. Hay que considerar que, mientras más elaborados sean los comentarios y rumores, y más largo el tiempo de utilización, mayor será el efecto logrado.

Lección #20: Sabiduría prestada



Tipo: Comentario
Nombre científico: Incontinentis citatorum
Nombre vulgar: Citador


Una gran herramienta en el eterno camino de la insoportabilidad es posar de sabio o de filósofo, siempre usufructuando de la sabiduría y la filosofía ajenas. No se trata aquí de tener pensamientos y reflexiones propias, sino de disponer de las citas y frases adecuadas a cada situación.

Un primer paso es hacerse de un stock de frases simples de recordar, que sirvan a varios propósitos, citas de tipo comodín. “Las cosas no se valoran hasta que se pierden”, “todas las cosas pasan por algo”, “hay cosas peores”, “lo que no te mata te hace más fuerte”. En esta primera etapa, se permite echar mano a frases anónimas, porque simplifica la tarea al no tener que recordar quién las dijo. Si desea darles peso, puede atribuirlas a quien desee, no hay problema.

Una segunda etapa consiste en memorizar frases más específicas, para diferentes temas, y atribuibles a pensadores y filósofos reputados. En una discusión sobre el futuro, por ejemplo, puede despacharse la siguiente frase: “A esto se refería Nietzsche cuando dijo `solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado´”. Como esta, debe usted recopilar muchas, hasta crear un acervo personal de citas profundas, cultas o sensibles.

El tercer estadio en el desarrollo de esta lección consiste en citar a seres despreciables, haciéndolos aparecer como grandes filósofos o pensadores. Es en esta etapa cuando se logra el mayor rechazo de parte de quienes nos rodean. Una frase simple, del tipo “Como dice Paulo Coelho, ´sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar´”, puede ser impresionantemente efectiva a la hora de espantar a un interlocutor. Aunque sin duda, la mayor fuente de inspiración para un citador en este avanzado punto es otra. En una discusión sobre la libertad, tome aire y láncese: “Como dice el poeta Arjona,´Estoy libre y no me sirve, ¿para qué quiere la libertad en la luna un tigre? No me sirve´”. Estampida garantizada.

Lección #21: Pegado en el pasado



Tipo: Actitud
Nombre científico: Ochentia rememoratium
Nombre vulgar: Ochentero


Una efectiva arma en la tarea de hacerse insoportable es rememorar de manera permanente la década de los ochenta, despreciando todo lo que vino antes y, por supuesto, después.

Para comenzar, debe instruirse sobre algunos temas de esa época: grupos musicales, películas, modas, series de TV, dibujos animados y tecnología son un buen comienzo. Hablar de Top Gun, Cepillín, los pantalones amasados y los nevados, Europe o Vanesa Paradis, y añorarlos con frases como “ya no hay grupos como Los Prisioneros”, o “la mejor película que he visto es Cóctel” es un buen comienzo.

El siguiente paso es llenar el IPod o reproductor de mp3 de canciones ochenteras, y escucharlas cada vez que se pueda. Se debe llevar el aparato a todas partes, para que todos tengan la suerte de escuchar a artistas de la talla de Sheena Easton, Sabrina o Culture Club. Mientras busca las canciones más apropiadas al contexto, o alguna para impresionar a los concurrentes, diga frases como “yo tenía el cassette de este grupo”, o “igual está bien el IPod, pero nunca va a ser lo mismo que un walkman”.

Otro aspecto que debe manejar es el de la tecnología. Así, al ya citado comentario del walkman debe agregar frases como “sí, igual está bueno el Wii, y el Playstation también, pero no hay como el Atari. Nadie va a igualar el pong, o el Space Invaders”. Lo mismo con la música: “Muy Ipod será, pero igual tenía más estilo el cassette”.

El último paso –que aunque no es indispensable, implica un salto cuántico de insoportabilidad –es volver a vestirse a la usanza de los ochenta. Pantalones amasados, jeans nevados, poleras anchas y largas, alpargatas y mocasines hacen la diferencia. Para ellas, infaltable la chasquilla. Para ellos el jopo. Con ese look, los demás no tendrán más alternativa que huir.

Lección #22: Su atención por favor



Tipo: Actitud
Nombre científico: Atentionem captator
Nombre vulgar: Centro de mesa

Conocida con múltiples nombres a lo largo y ancho del planeta –florero, centro de mesa, pintamonos y muchos otros –esta actitud es número fijo a la hora de espantar a quienes lo rodean, y consiste básicamente en llamar la atención desmesuradamente.

La primera etapa consiste en atraer las miradas. Hablar muy alto –se necesitan varios decibeles por sobre el promedio, por lo que si el ambiente es ruidoso deberá esforzarse– es un buen comienzo. Si no dispone de un interlocutor a quien gritar, simplemente finja una conversación con su teléfono móvil, con un tono de voz elevado, como si nadie más estuviera presente. La fila del banco es el lugar ideal para iniciarse en las prácticas.

Pasar a un segundo estadio es urgente, ya que atraer la atención no basta. Una vez captada, hay que aprovecharla. Y es aquí donde debe sacar a relucir lo mejor de su repertorio: chistes añejos de los que sólo usted se ría, ojalá estruendosamente, e historias familiares que a nadie interesan, todo manteniendo los altos decibeles practicados en el primer paso, son justo lo que necesita para convertirse en un ser detestable.

Si quiere ir más allá, todavía hay un paso: interrumpa los cuentos ajenos, tomando cualquier punto del tema tratado, cualquier palabra incluso, para enganchar con una historia suya. La idea es que nadie pueda ponerse sobre usted como centro de atención.

Lección #23: ¿Dividimos?



Tipo: Actitud
Nombre científico: Debitionis divisorum
Nombre vulgar: Divisor de cuentas

Esta actitud, si bien es altamente eficiente en la tarea de convertirse en un ser insoportable, requiere de ciertas condiciones previas para poder ser llevada a cabo, como encontrarse en compañía de otras personas y disponer de una cuenta, idealmente por consumo de comidas y/o bebidas, compartida con dichas personas.

Lo más importante, sin embargo, es definirse –antes de materializarla –por una de las dos vertientes conocidas de esta actitud. Sólo de esta manera la podrá llevar a cabo exitosamente, convirtiéndose en un ser más detestable de lo que era.

Opción 1: En partes iguales. Si elige esta vertiente del divisorum, debe conciente y consistentemente pedir los platos más caros, las bebidas más costosas y cualquier cosa que suene a exótica y cara, todo esto despreocupadamente. Cuando llegue la cuenta debe adelantarse a los demás comensales y pedírsela al mozo, para leer el gran total, poner cara de asombro y decir “uff, son tantas cosas, qué complicado... mejor simplifiquemos. ¿Dividimos en partes iguales?

Opción 2: El detalle. A diferencia del método anterior, en este caso preocúpese de pedir estrictamente lo necesario, a la vez que aprovecha de devorar cualquier cosa gratuita –panes, galletas o lo que esté a la mano –además de “probar” insistentemente los platos y bebidas ajenas. Cuando llegue la cuenta, vuelva a adelantarse a los demás, mire cuánto costó lo que pidió –no lo que comió, claro –y deje el monto sobre la mesa. Un punto adicional en su insoportabilidad es calcular la propina proporcional a cada uno, y por supuesto exigir vuelto de su aporte.

Un último consejo: aunque es fácil iniciarse en esta lección en restaurantes y locales elegantes y caros, quienes desarrollan este arte pueden llegar a hacerse insoportables comprando maní en el barquito de la esquina, churros o hot dogs en el carrito del barrio o cuchuflíes en el semáforo. Practique y verá cómo lo logra.

Lección #24: Por qué no te callas



Tipo: Comentario
Nombre científico: Filtrum absentiae
Nombre vulgar: Sin filtro

Pocas actitudes causan mayor animadversión en quienes nos rodean –y por tanto, pocas nos proveen tan efectivamente de nuestro metro cuadrado– como la de disparar comentarios sin filtro alguno.

Un primer requisito es que dichos comentarios se refieran a alguien cercano a quienes los escuchan. De esta manera, podrán ellos molestarse. Mejor –y mucho más efectivo– es que los comentarios se refieran justamente a los presentes, de manera que se sientan directamente agredidos.

Frases referentes a la vestimenta, peinado, aroma y en general cualquiera relacionado con el aspecto de los aludidos son altamente eficientes. Comentar a viva voz (ver lección #22) la “espantosa camisa” o el “asqueroso perfume” de alguien presente es un excelente punto de partida.

Si quiere ir más allá en esta especialidad, deberá disponer de información adicional sobre sus interlocutores. Complicadas situaciones médicas, familiares y laborales son de gran utilidad a la hora de hacer gala de la ausencia de filtros. Preguntar en voz alta “¿superaste ya lo de tu mujer?” a un recientemente engañado, o lanzar un amistoso “¿cómo sigue la próstata?” de un lado a otro de un salón atestado de gente, son frases precisas que le permitirán despejar totalmente –y por un buen rato –su preciado metro cuadrado.

Lección #25: Aquí vengo yo



Tipo: Actitud
Nombre científico: Superiorem complexus
Nombre vulgar: Prepotente

Actitud insoportable por antonomasia, la prepotencia es una de las más eficientes formas de asegurarse ya no sólo el necesario metro cuadrado de espacio personal, sino también el espacio aéreo que se proyecta del mismo, por lo demás muy necesario considerando que el prepotente está por sobre el nivel de los demás. Si da la casualidad de que se encuentra en el agua –mar, playa o piscina sirven por igual– incluso se asegurará un equivalente a las millas de mar territorial.

Todo comienza con una actitud soberbia, mirando en menos a quienes se crucen por delante y considerándolos simples obstáculos –o al menos irrelevantes accidentes– en la propia existencia, por cierto indispensable para que el mundo siga girando. Esta actitud debe denotarse claramente en la posición corporal, el andar, el modo de mirar a los demás y la forma de dirigirse a ellos; todo debe ser hecho desde las alturas.

Una vez adecuados a esta disposición física, se tiene buena parte del camino avanzado. Ahora es cuando se debe invocar el poder –real o ficticio, propio o de un cercano– y abusar del mismo para humillar a quien ose cruzarse en su camino. Si en la frase dirigida a su interlocutor utiliza palabras complicadas, técnicas y/o en otros idiomas (ver lección #9), demostrará sin duda mayor superioridad.

Un último paso –úsese con precaución, por su alto impacto– es fundamentar su superioridad en las glorias pasadas (ver lección #8) y su alto poder económico (ver lección #3), combinación realmente explosiva que de seguro ahuyentará a quien todavía se encuentre cerca.

 

Comentarios

@BETODECAP

23/02/2010

che jose hay que leerlo todo esto naaaaaaaaaaaaaa



INSOPORTABLE VEA  
@SALU

23/02/2010



beto , como anda usted tanto tiempo ?

no lo lea , no hace falta !

 habla de boludos nada mas o insoportables que es maso lo mismo  
@YA_NI_MIRO

24/02/2010



Perdón Salu!!  No pude terminar de leerlo entero...  Llegué hasta el ochentoso y empecé a ver letras bailando  Volveré en otro momento para terminar la lectura.

Gracias.  
@BETODECAP

24/02/2010

siempre el tiene que dar la nota....

 

yo lo lei todo dice, je

siempre tirandonos con su inteligencia y poder de sintesis,a veces insoprtable vea don baires

 
@MARCE50

24/02/2010



Un poco larguito Josesito.

La gente que lo lee es porque es lo único que tiene que hacer. La proxima publicalo por partes así nos vamos interesando de a poco.

Igual gracias por el intento de copi pego.