Dolina- Crónicas del Angel Gris- Pactos diabólicos en Flores


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Publicado por
@SERGGIO

06/09/2010#N33146

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Los Hombres Sabios aseguran que en los viejos tiempos, el demonio y sus subalternos paseaban con frecuencia por el barrio de Flores. Después del anochecer, en la plaza y en la estación, rondaban nobles y plebeyos infernales.
Asmodeo, inspirador del juego, visitaba las timbas.
Baal-Fagor auspiciaba inventos y descubrimientos perversos.
Uzza y Azael enseñaban a las mujeres a maquillarse, para encender la lujuria de los hombres. Y también acechaban Astaroth, Belial, Samyaza, Yekun y Belcebú, el señor de
las moscas. El propio Satán paraba en una lechería de la calle Artigas. El aspecto de los demonios permitía confundirlos con ciudadanos vulgares. Y en verdad, esto es lo que ocurría generalmente. Sólo los muy sagaces alcanzaban a vislumbrar las señales que denuncian al que viene de las tinieblas: la demasiada elegancia, los botines relucientes, un anillo en el meñique, el reloj de oro, una uña larga y afilada, un boleto en el ojal de la solapa.
Se sospecha que el propósito de aquellas presencias era la concreción de pactos diabólicos.
Manuel Mandeb juraba haber visto un carro en la noche, conducido por Mandinga. El polígrafo de Flores asustaba a los chicos imitando en pregón:
- Almas... Compro almas... Llegó el Tentador, patrona...
El músico Ives Castagnino mostraba un contrato de pragmática impreso en los talleres gráficos del Averno. Allí se establecían las condiciones generales del pacto y las obligaciones del aspirante, que eran trece.

1) Renegar de Dios.
2) Blasfemar continuamente.
3) Adorar al diablo.
4) Usar cualquier medio para no procrear.
5) Jurar en nombre del diablo.
6) Comer carne.
7) Imaginar que se tiene comercio carnal con el diablo.
8) Llevar siempre encima la imagen del diablo.
9) Lavarse la cara y peinarse de cuatro en cuatro días.
10) Bañarse cada cuarenta y dos días.
11) Mudar de ropa cada cincuenta y siete días.
12) Afeitarse cada noventa y un días.
13) No cortarse ni limpiarse las uñas jamás y comer, cada cuatro horas,
cuatro dientes de ajo.

Acordar un pacto con el demonio significaba siempre la entrega del alma. Se sospecha que en Flores algunas personas fueron efectivamente tentadas y alcanzaron a estampar firmas sangrientas para legalizar su perdición.
El abogado Antonio B. Avila fue acusado muchas veces de facilitar su oficina y los papeles sellados para estos convenios abominables. Si bien la venta de almas se mantenía en el mayor secreto, han llegado hasta nosotros los nombres y las historias de algunos condenados por voluntad propia.
No se trata - confesemos - de casos ilustres, como el del doctor Fausto, el párroco Urbain Grandier o el pintor bávaro Christoph Haizmann. Pero vale la pena conocer estos modestos tratos infernales, aunque más no sea para aprender a gambetear los engaños del Adversario.


EL BANDONEONISTA ANSELMO GRACIANI

Los músicos que pactan con el diablo alcanzan siempre una dimensión genial. No ocurría así con Anselmo Graciani. Su exigencia ante Lucifer fue poder tocar
como deseaba y soñaba. Y los anhelos musicales de Graciani eran vulgares. Cierto es que despachaba la variación de "Canaro en París" con los ojos cerrados. Pero más allá de las compadradas acrobáticas, su estilo era banal y relamido, asolado por innecesarios firuletes de cumpleaños.
Alcanzó éxito y renombre en ciertos ambientes. Ives Castagnino llegó a tocar en su orquesta y aprendió a odiarlo.
Se dice que Graciani pagará el don recibido tocando eternamente en el Tártaro, para suplicio - o solaz - de los réprobos.


DIALOGO ENTRE ASMODEO Y EL RUSO SALZMAN

Asmodeo: Soy Asmodeo, inspirador de tahúres y dueño de todas las fichas del mundo. Conozco de memoria todas las manos que se han repartido en la historia
de las barajas. También conozco las que se repartirán en el futuro. Los dados y las ruletas me obedecen. Mi cara esta en todos los naipes. Y poseo la cifra secreta y fatal que han de sumar tus generalas cuando llega el fin de tu vida.
Salzman: ¿No desea jugar al chinchón?
Asmodeo: No, Salzman. Vengo a ofrecerte el triunfo perpetuo. Con sólo
adorarme, ganarás siempre en cualquier juego.
Salzman: No sé si quiero ganar.
Asmodeo: Imbécil...! ¿Acaso quieres perder?
Salzman: No. Tampoco quiero perder.
Asmodeo: ¿Qué es lo que quieres entonces?
Salzman: Jugar. Quiero jugar, maestro... Hagamos un chinchón.


RUBEN GARMENDIA, EL PICAFLOR

No parecía un mal negocio el de Garmendia. Le garantizaron el amor de todas las mujeres. El tormento eterno era sin duda un precio razonable. Todos lo recuerdan en Flores, paseando con las mujeres más hermosas de la ciudad.
Según cuentan, las muchachas lo seguían por la calle. En las confiterías, se acercaban a su mesa para ofrecérsele redondamente. Muchas veces debía arrojarse
de los colectivos, huyendo del ardor de las pasajeras. Sus amigos lo abandonaron, temerosos de que sedujera a sus novias.
Sor Juana Inés de la Cruz dictaminó que el amor es como la sal: dañan su falta y su sobra.
Garmendia soportó como nadie la segunda desdicha. Sus amantes no se resignaban a la ausencia y se le aparecían en su casa llorando y arrojando piedras a las ventanas. En sus últimas épocas se lo veía perseguido por la muchedumbre de damas sin consuelo que le tiraban del saco.
Para complementar su desventura, se enamoró de una vecina y ya no necesitó pasión de otras mujeres. Supo, además, que la chica lo amaba desde tiempos lejanos, anteriores al pacto.
Comprendió entonces que Satán era tramposo. Se sabe que trató de disolver el vínculo, pero es poco probable que lo haya
logrado. Un marido celoso lo asesinó un 25 de mayo.


EL HOMBRE QUE ERA, SIN SABERLO, EL DIABLO.

Un caballero de la calle Caracas resolvió negociar su alma. Siguiendo los ritos alcanzó a convocar a Astaroth, miembro de la nobleza infernal.
-Deseo vender mi alma al diablo - declaró.
-No será posible - contestó Astaroth.
-¿Por qué?
-Porque usted es el diablo.


EL PEQUEÑO PACTO DE MANUEL MANDEB

No le fue fácil a Satanás tentar a Manuel Mandeb. Para empezar, cada vez que se le aparecía, el hombre salía corriendo, sin dar tiempo a presentaciones ni propuestas.
Un día, disfrazado de ferroviario, logró captar la confianza del polígrafo y finalmente le propuso el pacto de siempre.
-"En realidad, me gustaría obtener el amor de una cierta señorita. Pero no
creo que valga un alma. Es de escasa estatura."
-"Puedo darte ese amor y también riquezas y honores, para completar la diferencia".
-"Tengo una idea mejor-gritó Mandeb-. Concédame ese amor! A cambio yo cometeré cuatro inequidades, que tal vez alcanzen para condenarme.
Discutieron largo rato. Satanás aceptó sin entusiasmo el pequeño pacto, que se firmó con tinta corriente. Las inequidades fueron establecidas por escrito y eran éstas:
1) Un latricinio. Mandeb lo resolvió robándose las bolas de billar de una mesa del salón Odeón.
2) Una blasfemia.
3) Una traición. No fue sencillo cambiar de panadería pero había que cumpir.
4) La cuarta inequidad fue identificada con el propósito mismo del pacto.
Hacerse amar por alguien y no dar el alma a cambio es, por cierto, una canallada.
A fuerza de generosidades y arrepentimientos, Mandeb fue emparejando el peso de sus pecados, hasta quedar en condiciones de salvarse del infierno, ajustadamente.


EL HOMBRE QUE PEDIA DEMASIADO

Satanás: Qué pides a cambio de tu alma?
Hombre: Exijo riquezas, posesiones, honores, distinciones... Y también juventud, poder, fuerza, salud... Exijo sabiduría, genio, prudencia... Y también renombre, fama, gloria y buena suerte... Y amores, placeres, sensaciones... Me darás todo eso?
Satanás: No te daré nada.
Hombre: Entonces no tendrás mi alma.
Satanás: Tu alma ya es mía. (Desaparece)

Algunos relatos del barrio señalan la evidencia de posesiones diabólicas. Siempre se sospechó de los cantantes de jazz, porque tenían la posibilidad de hablar un idioma que desconocían. Jorge Allen se jactaba de tener un alma
inhóspita y juraba que varios demonios habían tratado de usurparla sin aguantar más de media hora.
También se habla de íncubos y súcubos que mantenían amores con personas desprevenidas.
Papini sostenía la imposibilidad de los contratos infernales. El diablo - decía - no necesita complicadas cláusulas para capturar almas. Y cabe suponer que un hombre tan estúpido como para renunciar al cielo a cambio de unos años de fortuna ya está perdido antes de firmar nada.
A mí me parece adivinar que estamos frente a una alegoría.
Tal vez no existan las cruentas rúbricas ni los rituales. Pero es posible que algunas de nuestras conductas sean - secretamente - la suscripción de un acuerdo. Quizá muchos de nosotros hemos vendido nuestra alma al diablo, al precio miserable de sentirnos satisfechos de nuestra integridad.
Creo que hoy - como entonces - los demonios andan cerca. Ya no tienen, para nuestra desgracia, el horrible aspecto que antaño daba una cierta lealtad a su malevolencia. Ahora se nos aparecen amables y sonrientes, cuando no angelicales.
Es difícil, muy difícil, reconocer al diablo, adivinar de qué modo hemos firmado e imaginar qué clase de infierno nos espera.
Me gustaría pensar que las almas puras alcanzan a percibir unas pálidas señales. Y así como muchos pactan sin saberlo, otros, sin saberlo, no pactan.
El cielo nos proteja de los demonios, de sus empleados, de sus víctimas y de los malvados que viven convencidos de su bondad.

 

 

Comentarios

@SERGGIO

08/09/2010

Lo que me costó el amor de Laura. ( A. Dolina)
Opereta Criolla
 
Hay algo que usted tiene que saber
 
Julia Zenko/Alejandro Dolina/ Marcos Mundstock
 


 

http://www.youtube.com/watch?v=oDXL26_7EpY&p=7F3A3291103C7202&playnext=1&index=49  
@SERGGIO

08/09/2010



Gracias Aimi , me acuerdo de Julia Zenko en el 83 cuando volvió la democracia , ella era del PI de Oscar Alende , la veo en un festival en Barrancas de Belgrano, varios artistas , lleno de gente aplaudiendola y ella ríendo agradecida , no puedo opinar de su música por neófito jaja , si me parece que es una de las cantantes más queribles que escuché , que linda esa primavera alfonsinista , todos en las calles felices de ser otra vez personas...

Saludos

Sergio