1976 - 16 de setiembre - 2010 "La noche de los lápices"


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@SERGGIO

16/09/2010#N33281

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El 16 de septiembre de 1976 diez estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nro 3 de la Plata son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejercito y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que calificó al suceso como lucha contra "el accionar subversivo en las escuelas". Este hecho es recordado como "La noche de los lápices".

 

 

 

 

Quienes fueron los chicos asesinados

La siguiente es la nómina de los chicos asesinados. Los dos más grandes tenían 18 años.

DANIEL ALBERTO RACERO
"Calibre", 18 años.
Hijo de un suboficial naval peronista que murió en el 73, trabajó desde pibe como mensajero. Cuando ingresó a la UES del Normal 3 de La Plata, escribió: "Encontré una trinchera para luchar por una causa justa". Realizó labores de vacunación, recuperación de viviendas y apoyo escolar en barrios pobres y participó de la conquista del BES (Boleto Escolar Secundario). Secuestrado en la casa de Horacio Ungaro el 16/09/76 fue visto en Arana y Pozo de Banfield.

MARIA CLAUDIA FALCONE
16 años
Hija de un ex intendente peronista de La Plata, se sumó a la UES a poco de ingresar a Bellas Artes. Después del 73 participó en tareas de apoyo escolar y de sanidad en barrios pobres de La Plata. En el 75 participó activamente en la campaña por el boleto estudiantil. Secuestrada 16/09/76 en la casa de su abuela paterna, fue vista en Arana y Pozo de Banfield

MARIA CLARA CIOCCHINI
18 años
Alumna de colegios católicos, participó del scoutismo parroquial y en la UES de Bahía Blanca. Debido a los crímenes de la Triple A y la CNU en esa ciudad, a fines del 75 se mudó a La Plata donde se inscribió en Bella Artes y se fue vivir a la casa de Claudia Falcone. Fueron secuestradas juntas el 16/09/76. Fue vista en Arana y Pozo de Banfield.


FRANCISO LOPEZ MUNTANER
"Panchito", 16 años.
Hijo de trabajador petrolero peronista preso durante el Plan Conintes que en el 73 se alineó con el sindicalismo ortodoxo, Panchito marchó contra la corriente familiar: era hincha de Gimnasia y militó en la UES de Bellas Artes. Junto a Claudia Falcone participó en trabajos voluntarios en barrios humildes y en la lucha por el BES en 1975. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.

CLAUDIO DE ACHA
17 años.
Sus padres eran trabajadores con ideas de izquierda y tras el triunfo de Cámpora participó de la toma del Colegio Nacional por su democratización. Tímido y gran lector, se incorporó a la UES luego de la muerte de Perón. Como todos, participó en las manifestaciones por el BES. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.


HORACIO UNGARO
17 años.
De familia comunista, en el 74 rompió la tradición familiar y se sumó a la UES del Normal N 3. Gran lector y excelente alumno, participó de la lucha de la Coordinadora por el BES. Realizaba tareas de apoyo escolar en la villa ubicada detrás del hipódromo platense. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.

 

Los chicos que sobrevivieron

Cuatro de los pibes que, entre el 16 y 17 de septiembre fueron secuestrados, lograron su libertad entre el 78 y el 80, tras estar a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional).

PABLO DIAZ
18 años.
Hijo de un docente universitario peronista de derecha, fue expulsado de un colegio católico y recaló en "La Legión". Había militado en la UES pero en 1976 militaba en la Juventud Guevarista. Secuestrado 21/09/76. Estuvo en Arana, Pozo de Banfield, Comisaría 3 de Valentín Alsina y U-9 de La Plata (a disposición del PEN hasta 1980).

GUSTAVO CALOTTI
"Francés", 18 años.
Egresado del Colegio Nacional de La Plata, era cadete policial cuando fue secuestrado 08/09/76. Había militado en la UES pero en el ’76 ya se había desvinculado y estaba más próximo a agrupaciones de izquierda. Estuvo en Arana, Pozo de Quilmes, Comisaría 3 de Valentín Alsina y U-9 de La Plata (a disposición del PEN hasta 1979).

EMILCE MOLER
17 años. Militante de la UES en la Escuela de Bellas Artes, era hija de un comisario inspector retirado. Secuestrada el 17/09/76. Estuvo en Arana, Pozo de Quilmes, Comisaría 3 de Valentín Alsina y Devoto (a disposición del PEN hasta marzo 78)


PATRICIA MIRANDA
17 años.
Estudiante De Bellas Artes, nunca participó de las luchas por el boleto estudiantil ni tuvo militancia política. Secuestrada el 17/09/76, nunca hizo la denuncia. Estuvo en Arana, Pozo de Quilmes, Valentín Alsina y Devoto (a disposición del PEN hasta marzo

 

Comentarios

@SERGGIO

16/09/2010

Desde los pibes alemanes a la noche de los lápices, por Osvaldo Bayer.- 11/11/05 


Por Osvaldo Bayer

Etchecolatz empezó a sentirse mal, estaba en su casa y sintió dolor de cabeza y dijo que era un perseguido político. Sinvergüenzadas argentinas. El peor de los asesinos estaba en su casa y se hace el perseguido. "Político", nada menos. El verdugo más cobarde de nuestra historia se autodenomina político. La política del tiro en la nuca. Lleva siempre la escarapela argentina en la solapa. Azul y blanco. Trasfondo de nuestra filosofía social. Los asesinos están entre nosotros. Es el autor de la acción más alevosa imaginable. La prisión, tortura, muerte y desaparición de los adolescentes de la Noche de los Lápices. De adolescentes. Y lo que todavía no se ha dicho: los militares y uniformados argentinos les ganaron a los nazis. En una acción muy parecida, los argentinos mostramos mucho más poder, autoridad, la más absoluta ilegalidad en la represión.
En febrero de 1943, en plena guerra, un núcleo de estudiantes alemanes de la ciudad de Munich editó volantes contra la guerra. Su moral no les permitía soportar más eso de matarse unos a otros, bombardear ciudades asesinando madres y chicos, con la destrucción absoluta de la vida. Esos volantes los arrojaban desde los pisos de arriba al patio de la universidad. Fueron observados por el portero que los denunció de inmediato. Los estudiantes –cinco varones y una chica– recién comenzados los veinte años, fueron sometidos a un juicio, encontrados culpables de traición a la patria y guillotinados al tercer día. Todo salió en los diarios, después fueron ejecutados otros estudiantes y también el profesor Huber, quien los había apoyado. Sus bellas cabezas cayeron rodando en un tacho. Habían leído demasiada poesía, habían leído el sufrimiento en los ojos de los demás y en sus propios ojos. La guerra, no podían ni querían seguir siendo bestias. Sus cabezas fueron separadas de sus cuerpos. Pero los nazis oficializaron todo y publicaron todo, hasta el nombre del juez y del verdugo. El juez Roland Freisler quien posteriormente condenó a la horca a los rebeldes del 20 de julio. Todos con su responsabilidad en el crimen.
En La Plata ocurrió algo muy similar. Pero los héroes de la resistencia civil argentina eran más jóvenes, apenas adolescentes. Habían luchado por la rebaja del boleto estudiantil. Para que los que vivían lejos pagaran igual que los que vivían cerca. Justicia, camaradería, solidaridad, la bella palabra. Se reunían y cantaban por la calle: "Luchar, luchar, por el boleto popular", "Eso, eso, eso, boleto de un peso". Cuando llegó la dictadura pasaron a ser sospechosos. Activistas. Terroristas. Fueron secuestrados por la policía comandada por un general de la Nación, el general Camps, un enfermo mental que aplicó con un entusiasmo total las reglas de la muerte argentina: secuestro, robo de las pertenencias, humillación, tortura hasta la aniquilación, hambre, y por fin desaparición. Cada vez peor, cada vez mejor. Destruir al ser humano integralmente. Aplastarlo como a un insecto. Y total silencio ante los familiares y amigos. Desaparecido. No están ni vivos ni muertos, están desaparecidos, como se expresó ante los periodistas extranjeros el señor presidente de la Nación Argentina, teniente general Jorge Rafael Videla. Etchecolatz, Camps, Videla. Figuras de exposición en una muestra argentina que comienza con Roca. Es toda una línea. Lo que pasa es que los mapuches son chilenos. Ahí está la clave. Es decir, los militares argentinos se quedaron en la sombra, no admitieron nunca el crimen. Hasta hoy, Etchecolatz nunca lo reconoció. No sé, desaparecieron. Se habrán ido a Suecia. No, no me enteré.
En su libro, de precisión jurídica, María Seoane y Héctor Ruiz Núñez establecen que seis jóvenes prisioneras embarazadas fueron arrojadas a los calabozos de los muchachos de La Noche de los Lápices para que éstos las atendieran sin tener elementos ni conocimientos. Aquí sí los argentinos les ganamos a los nazis. Los prisioneros alemanes de Munich, tras seis días de calabozo alimentados con una ración mínima, fueron llevados a la guillotina y ahí ejecutados. Aquí, entre nosotros, fue todo más florido: picana, látigo, hambre, escupitajos, manoseo y violación para María Claudia y Clara, todo mezclado con desconocidas embarazadas humilladas hasta el hartazgo. Es que somos católicos apostólicos romanos. Los representantes de la Iglesia Católica en La Plata les dijeron a los desesperados padres: "No busquen más a sus hijos". "Recen". Monseñor Plaza.
Sophie Scholl, la joven mujer alemana de "La rosa blanca" –ese bello nombre tenía la organización antinazi de Munich– puebla hoy con su foto todos los rincones universitarios sensibles a su lucha y a su joven muerte.
Poco a poco los jóvenes rostros de los queridos María Chiocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Claudio de Acha, Horacio Angel Ungaro, Daniel Racero y Pablo Alejandro Díaz van surgiendo del horizonte estudiantil y aparecen uno por uno en las aulas de los ámbitos secundarios. La semana pasada me llamaron para hablar de ellos en el patio del Colegio Nacional Pueyrredón. Más que mis palabras se oyeron los aplausos de las manos jóvenes. Hubo lágrimas. Emoción. Dolor. Pensaron en las muertes. De sus compañeros. Desaparecidos. Ese mismo día Etchecolatz se consideró un preso político.
La pregunta es: ¿por qué tanta brutalidad, tanta impunidad? ¿Cuáles fueron los maestros y profesores de nuestros militares y policías? Hoy, salvo los que se jubilaron, siguen siendo los mismos docentes en los colegios militares y policiales. ¿Dónde asimiló Camps el instinto de hacer desaparecer? ¿Dónde aprendió Etchecolatz tanta impunidad y crueldad? Y la cobardía de negar que lo hicieron. ¿La aprendieron o les viene de familia? ¿Buscaron esa profesión porque les calmaba los instintos? La pregunta no es porque sí, viene de estudios que se hicieron sobre los nazis famosos y sus instintos desde la vida familiar.
Los crímenes nazis estaban documentados por ellos mismos. Aquí hasta Videla los niega. Un aspecto del cinismo y la mendacidad que debemos tener en cuenta para medir la personalidad de quienes establecieron la "Muerte argentina", la desaparición. Hasta la Inquisición de la Iglesia Católica quemaba vivas a sus víctimas en plazas públicas y con la presencia de la Cruz. Nuestros verdugos escondieron todo. Esa es su máxima cobardía. Que los dos partidos políticos argentinos siempre reinantes trataron de disimular con las palabras "obediencia debida" y el batacazo del indulto. Pero no es tan fácil esconder la basura debajo de la alfombra. Están los alucinados del coraje, que jamás abandonan la escoba, a pesar de las ametralladoras y las picanas eléctricas
 

@JOSELUISF

16/09/2010



Sergio, gracias por mantener en todos nosotros el recuerdo de cosas que no se pueden olvidar!

Carlos, es muy bueno el artículo del que dejaste el link.

Es la típica actitud de Macri, “si no puedo solucionar un problema se lo paso a otro” (Y vive pasandole problemas a los demás).

En su idioma, el buchonear es tan normal que quiere institucionalizarlo a través de una norma. Es notable la falta de cintura y liderazgo que tiene a raiz de su soberbia.

Lo peor de todo esto, lo mas triste y de temer, es que en noticias que tienen años de distancia entre si, podamos hacer un paralelismo y ver que de algún modo se tocan por actitudes como las de Macri y los que son como el.

Saludos

José  

@SERGGIO

16/09/2010



 

Segunda Cuarta del Colegio Nacional de La Plata

La foto de una generación

Es de 1973. Allí. Claudio de Acha está a la derecha de brazos cruzados. Tres años después fue secuestrado y asesinado. Pertenecía a una generación de pibes "para los que nada de lo humano les fue ajeno".

Por Rubén Furman

La foto fue sacada en 1973 y corresponde a la 2º 4ta. del Colegio Nacional de La Plata. Hay chicas que ríen con el pelo suelto, y pibes de pelo largo con pantalones de bota ancha.

El cuarto desde la derecha, parado, con los brazos cruzados y serio, es Claudio de Acha, hijo de una familia de trabajadores de izquierda, humildes pero instruidos.

En esa imagen aun falta un año para que Claudio, después de la muerte de Perón, decida ingresar a la peronista Unión de Estudiantes Secundarios. Lo transporta una ola incontenible que augura el cambio social, una patria para todos, la revolución. Y todavía faltan tres para que ese negrito ruloso, estudiante mediano pero gran lector, sea robado de su casa la Noche de los Lápices.

Su nombre está escrito hoy en una placa de mármol blanco ubicada en un pasillo junto a los de otros 94 alumnos y profesores, pero fotos con historias parecidas se guardan en muchos colegios del país.

En ellas hay pibes de esa generación que maduró en la resistencia a otra dictadura inquisitorial y que creyeron que el regreso del líder proscriipto marcaría el fin de todas las proscripciones.

"Claudia no necesitaba el boleto estudiantil barato, porque nosotros no teníamos problemas económicos y ella vivía a dos cuadras de la escuela. Se metió en esa lucha por solidaridad", contó alguna vez Nelva Falcone con algo de candidez.

Es que ella, María Clara, Horacio, Panchito, Daniel y Claudio, y todos los que no están en esta foto pero si en otras, tenían algo común. Eran chicos comprometidos con su tiempo para los que nada de lo humano les fue ajeno.

Los pibes de otra generación les rindieron su homenaje al proclamar:
"Vano intento el de la Noche: los lápices siguen escribiendo".
 
@SERGGIO

16/09/2010

 La  jueza Elena Liberatori se pronunció en contra de las ‘listas negras’ y declaró inconstitucional y nula, de nulidad absoluta, la resolución del Ministerio de Educación de Macri en la que se recomendaba la confección de dichos listados con los nombres de los estudiantes que participan en la toma de las escuelas secundarias. “Atenta contra los valores democráticos que rigen en la Ciudad y en el país”, dice el fallo.