Un sueño ...


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Escrito por
@FABYE

12/12/2010#N34396

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Hubo un sueño
 
Sentada lavando se quedo dormida ...                
 
Había alguien, advirtió la presencia de una figura de carne que no logro reconocer, todo era muy confuso, la escena suponía la representación de aquel joven con quien alguna vez mantuvo una relación de novios, hoy por circunstancias de la vida residía en otro espacio y otro tiempo al nuestro. Todo delataba esa situación o alguna otra tan parecida que mas adelante y antes también había experimentado, la sensación que algo no encajaba bien en su emoción. Allí estaba en la nebulosa entre el sentir y actuar reflejado como en un laberinto, donde los espejos indican direcciones encontradas, diversas y contrapuestas.
Ella era una muchacha simple, sencilla, buena gente y algunos otros atributos. Siguió siempre el camino recto y lógico a su entender, sobre todo seguro a su calculo. Y sin embargo en cierta época comenzó a percibir que algo raspaba en su alma, una sensación ajena a lo conocido. No supo definirlo hasta muchos años mas adelante, algo que comenzó a sospechar pero temía reconocerlo, la sensación de la traición a sí misma, a estar torciendo el sentido profundo de su vida. Comenzó a sentirse como un viajero que mira desde afuera la tibieza de un hogar iluminado en una fría noche de invierno, sabia lo que esto significaba y el peso de esa comprensión latía como una enorme piedra en su ánimo.
Sin precisar el cómo, se encontraba atravesando la montaña, vivía en las cercanías de un paisaje majestuoso. En esos grandes micros de larga distancia miraba conmovida la belleza del lugar, sentía alegría por viajar en compañía de su gran ensueño, el amor hecho realidad entre los retazos de la vida. El micro se detuvo en un pequeño poblado donde se desarrollaba una feria de artesanos. Aprovecharon la ocasión sin medir en reparos e instalaron un puesto con objetos viejos y botellas, muchas de diferentes aspectos. La gente se inclinaba frente a ese despliegue de formas y colores extraños, tomaban en sus manos los objetos, esto causaba molestia al joven, - la gente no debería tocar las piezas-, ella lo calmaba diciéndole que en general eso sucedía en las ferias. Allí se quedaron, el tiempo no existía, no se sentía la noche ni el día, en el transcurrir el joven a su manera da a entender que se quedarían a vivir en ese pueblo. Ante la festividad de la joven él ríe cómplice y continua hablando, ella lo escuchaba casi sin entender, solo reconocía un idioma nuevo y extraño que la elevaba hacia el pequeño trozo de cielo que se veía entre los picos de las montañas.
Ya cercana la noche se alojaron en una hostería. La luz de la luna entraba clara y oblicua a través de la ventana, el rostro de ella se mostraba blanco y tenso, Mientras él dormía ella regresa a tomar el micro que la lleva al hogar que hasta entonces había compartido junto a algunos amigos, confía poder resolver algunas cosas y regresar antes del desayuno. El miedo a perderlo hacia que tomara determinaciones sin comentarlas, tratando de alejar todo aquello que podría robarle un instante junto a el.
En su casa le comunica a Judith, su amiga, que se va a ir a vivir al pequeño poblado de la montaña. Su amiga le pregunta que le diría cuando la llamen por teléfono.
 
-       no sé ... que me fui ... contesta algo en el aire, después lo resuelvo, debo irme estoy con poco tiempo, y aprovecha para pedirle que la lleve hasta la ciudad, -no puede hacerlo el combustible es muy caro-, al tiempo gira sobre sus espaldas diciendo que si se queda conversando no va a encontrar abierto los comercios.
 
Ella permanece mirando el espacio vacilante, formaba parte de su mundo de ilusión. Muchas veces se detenía a contemplar las imágenes de los noticieros, o el propio entorno por donde transitaba, un poco asombrada y dolorida de que todo pudiera ser tan falso y, sobre todo tan injusto. Sacude su cabeza castaña, de un castaño pálido, lacio, sin retoques que la trae a pensar como hace para regresar, esta sin dinero. Recuerda un pequeño ahorro que tiene guardado en la habitación. Se dirige a buscarlo tira del picaporte y descubre la puerta cerrada con llave. Sale corriendo para encontrar a Judith y pedirle la llave. Había llegado a una plazoleta llena de puestos, se detiene para ver si la detecta con la mirada, en las veredas la gente se detenían a comprar, conversaban, se movían, en los balcones de las casas mujeres apoyadas en el antepecho observando la escena, por las esquinas los autos cruzaban lentos y escasos. Corre velozmente hasta llegar al otro lado de la plazoleta, atraviesa una calle angosta que da a otra calle llena de puestos y negocios, mira hacia los lados y nada, piensa que no tiene mas dinero que el que lleva en el bolso, se esta haciendo tarde para retornar al pueblo de la montaña. Regresa corriendo a la casa, probablemente ya encontraría a Judith, corre sobre los techos de las edificaciones, desciende por la azotea y entra,turbada por el silencio comprueba que no había nadieallí. Ante la desesperación corre movida al compás de sus pensamientos, trepa por los techados, baja, atraviesa el patio de una finca religiosa, con el apuro y el descuido de la aflicción arrastra algunas plantas entre sus ropas. Trepa nuevamente por los techos. Al descender nota que se equivoco. Esta en otro sitio, no era el mismo lugar por donde había pasado. En ese momento pasan unos delincuentes, queda en medio de un tiroteo, trata de esconderse para no ser vista, no lo logra, los delincuentes le disparan, se arroja bajo unos tablones para protegerse, escucha una voz que le sugiere que se esconda. Le disparan para matarla, en eso momento se pregunta porque regreso podría estar en el pueblo, siempre se va queriendo regresar, porque cuando esta quiere irse. Esa pregunta sencilla tenia un sentido oculto. Sin ningún esfuerzo de la imaginación aparecieron imágenes. Recordó que en algunos momentos de su existencia se sintió sacudida por la fuerza de la intuición sin prestarle demasiada cuidado y ahora que estaba dispuesta a seguirla una amarilla luz de miel se apagaba en sus párpados.
Sabia que había cruzado la frontera de su vida, no se dio cuenta cuando, o si la frontera había ido hacia ella obligándola a cruzarla sin que pudiera hacer nada para revertirlo. Ese se convirtió en el momento más verdadero de su vida, el de su muerte, cuando el tiempo había tornadose sales de aguas, se escurría, sin mas sentido, con lo mucho por hacer y que no había hecho, que mas oportunidades podía esperar ahora que yacía en el suelo cubierta de sangre por acontecimientos externos que habían truncado inesperadamente su vida, detenido su presente y robado su futuro, donde todas las posibilidades se convirtieron irremediablemente en imposibilidades.
 
... en ese momento, en que estaba muriendo, alguien le levanta la cara del agua.
 

 

 

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