Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Escrito por
@ISABEL2011N

02/01/2012#N39273

0 Actividad semanal
674 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

 

JUAN

 

 

5 años. Se acuerda apenas.

Lo despertaron de golpe.

Estaba solo en la pieza, ni la tota estaba.

Odiaba que lo mandaran a comprar fiado al almacén, contaba las monedas cien veces y nunca llegaba a 2 pesos y le daba vergüenza.

Odiaba cuando hacia mucho frío y cuando hacia mucho
calor y lo que veía en la tele y nunca había podido tocar...se lo imaginaba... pero mal, porque como nunca lo había tocado, se lo imaginaba mal.

Hosco aunque le gustaba mucho que lo acariciaran, pero nunca lo diría, no era de hombre.

Cuando se juntaba con otros pibes, se sentía peor, cualquiera tenía más que él, o por lo menos tenían una madre,  que a veces los esperaba o los defendía o les pegaba pero parecía que se preocupaba. El tenia un padre, hermanos, tíos y un abuelo, pero madre no.

Se sentía mitad ignorado, mitad no querido, aunque en la casa hubiera mucha gente.

Gritos peleas, siempre por plata o porque no había nada para comer o había poco.

Juan, vení...anda a...

Juan, tomá, llevale a...

Juan, salí, correte, andate.

Juan...

Juan veía mal, el creía que todo era así, nublado, achinaba los ojos para ver mejor.

Un día le habían dicho al padre que si lo iba a mandar al colegio, iba a necesitar anteojos...se rió... no tenia plata, ni tiempo para eso, el hospital quedaba muy lejos...era un lío.

El abuelo si se fijaba en él, pero podía poco. Casi no veía, no lo podía llevar y no tenía con que; tenía 8 o 9 nietos y pocos lo visitaban, uno era Juan, porque a él si podía preguntarle cosas, a veces...nunca se enojaba y siempre tenía algo para darle y se ponía contento cuando lo veía llegar, siempre con la tota.

Pero cuando “ había podido encontrarse con su amigo”, como decía, y estaba huraño o dormido al mediodía, Juan se daba cuenta que tenía que irse...el vino siempre arruinaba todo.
Pero si lo veía parado en la puerta hablando con algún vecino, se animaba, corría y entraba directamente; se ve que el abuelo lo conocía bien porque al rato dejaba al vecino y se sentaba con él y lo miraba. Algunas veces pasaban ratos muy largos sin hablar, mirando para afuera, y otras, así como si nada Juan decía: está seguro que mi mamá se llamaba Clara o se llamaba Negra?

-Clara se llamaba...

-Ah...

-Sabe si me llevaba con ella al trabajo?

-A veces, eras muy chico...

-Ah...

-Y cuanto hace que se murió?

-Mucho… pobre la hija...

Siempre a esa altura se le hacía un nudo en la garganta y no podía seguir con sus eternas preguntas, quería saber más pero tampoco quería que el viejo se parara y se fuera como hacía cuando todos los recuerdos se juntaban y casi lo hacían llorar.

 

 

 

El día que lo despertaron de golpe para avisarle que habia muerto, ni su hermano Marcelo estaba en la pieza (tenia 3 años más que él y era el que más lo quería, eran iguales , de adentro y de afuera. Marcelo se acordaba bien de Clara y algunas noches le hablaba de ella .

 

 

10 años. Se acuerda poco.

Con Marcelo se fueron para la casa de los Torres.

Les habían dicho que se iban a divertir, y por primera vez supo que el vino no lo arruinaba todo y pensó en el abuelo.

Hacía mucho, tanto que ya ni se acordaba,  que la tristeza y el dolor en el pecho no lo dejaban vivir.

Pronto se dio cuenta que muchos, Marcelo, los Torres y otros vivían como él con el dolor en el pecho y la urgencia por tener y por tocar, por saber si lo que había afuera era tan bueno. Lo apuraban.

Ahora siempre lo apuraban los que estaban siempre con él.

Al padre ya no lo veían; se había ido hacia años con una mujer, pero vivía por el barrio.

Los hermanos se habían disparado para cualquier lado.

El abuelo...era una historia diferente, había muerto de golpe y eso había hecho que ya el dolor en el pecho no se le fuera más. Ya no era como un dolor, sino que era como si algo lo apretara, y lo ahogaba.

Una vez estuvo en un internado 8 horas nada mas por andar solos por la calle, a Marcelo lo dejaron hasta el otro día y eso casi lo mató.

Estaba solo y sentía terror. La tota se había ido  también, una pelea con otros perros y no volvió más.

Marcelo primero y los otros que estaban siempre con él, eran todo...después no había nada.

La urgencia , el dolor en el pecho y el miedo a que no lo quisieran más con ellos, lo empujó ese día a entrar a un negocio con otros dos que ni sabía cual, le dijeron, es ahí, hace esto y esto y corré. Lo hizo, corrió y corrió, ni miró si venían los demás y el corazón se le salía.

Llegó a la estación...para llegar a la casa le faltaba un montón.

 

 

                                   

15 años.

El Sábado los habían echado de la casilla; como quedaban Marcelo y él solamente, un cualquiera se hizo fuerte y los corrió.

Se quedaron en la calle, pero ya estaban tanto ahí que no fué muy diferente.

Empezaron a dormir en la estación y con los de ahí juntaban algo de coraje para pedir. Ya no tenía ganas de hacer nada.

De la estación también tuvieron que irse.

Eso de ir de acá para allá le hacía mal, pocos los ayudaban en algo, pero lo que más necesitaban, estaba seguro que nunca lo iban a tener.

Parecía que necesariamente cualquier persona podía darse cuenta de lo que era, pero no era así. En general creían que sería comida o ropa o hasta una casa donde vivir...pero no..., además les tenían miedo.

El día que se dió cuenta, primero tuvo miedo él también, pero después se sintió fuerte, con un poder que desconocía...y eso lo alegró. Fue la primera sensación de fuerza que conoció. Hasta ese día, eran los demás los que decidían todo, incluso herirlo, hacer que su ahogo en el pecho fuese insoportable, su peso en los hombros, insostenible, su vergüenza, su miedo, su dolor no lo dejaran nunca...ahora él podía herir.

No le importaba nada si se trataba de sentirse bien.

Nada lo detenía ni lo hacia retroceder.

Ya no estaba Marcelo para que se preocupara.

Estaba solo.

 

 

 

16 años.

Se despertó en una cama de madera, había olor a humedad. Había otras camas iguales, pero sin nadie.

Esperó a que llegara alguien.

Al rato entró una mujer que le dijo que la acompañara hasta una oficina en el cuarto piso.

Allí había un médico y otra mujer. Le contaron que lo habían encontrado hacía 10 horas tirado en el subte, inconsciente, dormido desde hacía un día por lo menos, según les habían dicho los de la ambulancia que lo había llevado.

Pensó ...ojalá me muriera.

Preguntas y  preguntas, sobre su familia a las que no contestó porque no estaba seguro de lo que le convenía.

Además estaba asustado, tenía hambre y desconfiaba mucho de todos.

Pensó también que no tenía salida mientras la mujer seguía hablando y preguntando. O se quedaba ahí o era la calle otra vez.

Pensó que prefería la calle, seguro.

A pesar de lo que prefería lo llevaron a otro lugar donde había  otros chicos .

Se quedó quieto, era lo mejor, pensó.

Pensó...ojalá me muriera.

Los chicos al rato empezaron a rodearlo...preguntas, miradas, ojos, voces, roces, algún empujón.

De golpe su mente nublada, las voces cada vez mas lejanas, ganas de correr, de no parar...o de parar por fin.

 

 

Corrió, dejó todo atrás, vió la ventana y saltó.

 

Nada... ni Clara, tanto que había necesitado abrazarla…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                          FIN

 

 

 

Comentarios

Aún no hay comentarios. Iniciá una conversación acerca de este tema.