"Diccionario del diablo" Ambrose Bierce


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@NACBRE

04/01/2012#N39291

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Buenas!

Les dejo algunas definiciones del "diccionario del diablo" de Ambrose Bierce. Pueden no estar de acuerdo con alguna que otra, pero no dejan de ser muy divertidas de la A a la Z.

http://www.ciudadseva.com/textos/otros/dicdia03.htm (acá está el diccionario completo)


Aborígenes, s. Seres de escaso mérito que entorpecen el suelo de un país recién descubierto. Pronto dejan de entorpecer; entonces, fertilizan.

Abstemio, s. Persona de carácter débil, que cede a la tentación de negarse un placer. Abstemio total es el que se abstiene de todo, menos de la abstención; en especial, se abstiene de no meterse en los asuntos ajenos.

Aburrido, adj. Dícese del que habla cuando uno quiere que escuche.
Academia, s. Escuela antigua donde se enseñaba moral y filosofía. Escuela moderna donde se enseña el fútbol.

Acusar, v.t. Afirmar la culpa o indignidad de otro; generalmente, para justificarnos por haberle causado algún daño.

Admiración, s. Reconocimiento cortés de la semejanza entre otro y uno mismo.

Alba, s. Momento en que los hombres razonables se van a la cama. Algunos ancianos prefieren levantarse a esa hora, darse una ducha fría, realizar una larga caminata con el estómago vacío y mortificar su carne de otros modos parecidos. Después orgullosamente atribuyen a esas prácticas su robusta salud y su longevidad; cuando lo cierto es que son viejos y vigorosos no a causa de sus costumbres sino a pesar de ellas. Si las personas robustas son las únicas que siguen esta norma es porque las demás murieron al ensayarla.

Alianza, s. En política internacional la unión de dos ladrones cada uno de los cuales ha metido tanto la mano en el bolsillo del otro que no pueden separarse para robar a un tercero.

Amistad, s. Barco lo bastante grande como para llevar a dos con buen tiempo, pero a uno solo en caso de tormenta.

Amor, s. Insania temporaria curable mediante el matrimonio, o alejando al paciente de las influencias bajo las cuales ha contraído el mal. Esta enfermedad, como las caries y muchas otras, sólo se expande entre las razas civilizadas que viven en condiciones artificiales; las naciones bárbaras, que respiran el aire puro y comen alimentos sencillos, son inmunes a su devastación. A veces es fatal, aunque más frecuentemente para el médico que para el enfermo.

Autoestima, s. Evaluación errónea.

Batalla, s. Método de desatar con los dientes un nudo político que no pudo desatarse con la lengua.

Bigamia, s. Mal gusto que la sabiduría del futuro castigará con la trigamia.

Boca, s. En el hombre, puerta de entrada al alma; en la mujer, vía de salida del corazón.

Cabo, s. Hombre que ocupa el último peldaño de la escalera militar; cuando un cabo cae en combate, el golpe es menor.

Calamidad, s. Recordatorio evidente e inconfundible de que las cosas de esta vida no obedecen a nuestra voluntad. Hay dos clases de calamidades: las desgracias propias y la buena suerte ajena.

Cañón, s. Instrumento usado en la rectificación de las fronteras.

Capital, s. Sede del desgobierno. Lo que provee el fuego, la olla, la cena, la mesa, el cuchillo y el tenedor al anarquista, quien sólo contribuye con la desgracia antes de la comida.

Celo, s. Cierto desorden nervioso que afecta a los jóvenes e inexpertos. Pasión que precede a una prosternación.

Cerebro, s. Aparato con que pensamos que pensamos. Lo que distingue al hombre contento, con "ser" algo del que quiere "hacer" algo. En nuestra civilización y bajo nuestra forma republicana de gobierno, el cerebro es tan apreciado que se recompensa a quien lo posee eximiéndolo de las preocupaciones del poder.

Cerradura, s. Divisa de la civilización y el progreso.

Cínico, s. Miserable cuya defectuosa vista le hace ver las cosas como son y no como debieran ser. Los escitas acostumbran arrancar los ojos a los cínicos para mejorarles la visión

Cobarde, adj. Dícese del que en una emergencia peligrosa piensa con las piernas.

Cómplice, s. El que con pleno conocimiento de causa se asocia al crimen de otro; como un abogado que defiende a un criminal, sabiéndolo culpable. Este punto de vista no ha merecido hasta ahora la aprobación de los abogados, porque nadie les ofreció honorarios para que lo aprobaran.

Compromiso, s. Arreglo de intereses en conflicto que da a cada adversario la satisfacción de pensar que ha conseguido lo que no debió conseguir, y que no le han despojado de nada salvo lo que en justicia le correspondía.

Conferencista, s. Alguien que le pone a usted la mano en su bolsillo, la lengua en su oído, y la fe en su paciencia.

Conocido, s. Persona a quien conocemos lo bastante para pedirle dinero prestado, pero no lo suficiente para prestarle. Grado de amistad que llamamos superficial cuando su objeto es pobre y oscuro, e íntimo cuando es rico y famoso.

Conversación, s. Feria donde se exhibe la mercancía mental menuda, y donde cada exhibidor está demasiado preocupado en arreglar sus artículos como para observar los del vecino.

Deber, s. Lo que nos impulsa inflexiblemente en la dirección del lucro, por la vía del deseo.

Desgracia, s. Enfermedad que se contrae al exponerse a la prosperidad de un amigo.

Desmemoria, s. Don que otorga Dios a los deudores, para compensarlos por su falta de conciencia.

Difamar, v. t. Atribuir maliciosamente a otro vicios que no hemos tenido la oportunidad ni la tentación de practicar.

Disculparse, v. i. Sentar las bases para una ofensa futura.

Distancia, s. Único bien que los ricos permiten conservar a los pobres.

Egoísta, s. Persona de mal gusto, que se interesa más en sí mismo que en mí

Elocuencia, s. Arte oral de persuadir a los tontos de que lo blanco es blanco. Incluye el don de hacer creer que cualquier color es blanco.

Elogio, s. Tributo que pagamos a realizaciones que se parecen a las nuestras sin igualarlas

Emoción, s. Enfermedad postrante causada por el ascenso del corazón a la cabeza. A veces viene acompañada de una copiosa descarga de cloruro de sodio disuelto en agua, proveniente de los ojos.

Espalda, s. Parte del cuerpo de un amigo que uno tiene el privilegio de contemplar en la adversidad.

Fanático, adj. Dícese del que obstinada y ardorosamente sostiene una opinión que no es la nuestra.

Fiador, s. Tonto que poseyendo bienes propios se hace responsable de los que otro confía a un tercero. Felipe de Orleans, queriendo designar para un alto cargo a uno de sus favoritos --un noble disoluto--, le preguntó qué garantía podía ofrecer. "No necesito fiador" --repuso el noble-- "puesto que puedo daros mi palabra de honor". Divertido, preguntó el Regente: "eso, ¿cuánto vale?" Repuso el noble: "Señor, vale su peso en oro".

Filosofía, s. Camino de muchos ramales que conduce de ninguna parte a la nada.

Funeral, s. Ceremonia mediante la que demostramos nuestro respeto por los muertos enriqueciendo al sepulturero, y refirmamos nuestra congoja mediante gastos que ahondan nuestros gemidos y duplican nuestras lágrimas

Genealogía, s. Estudio de nuestra filiación hasta llegar a un antepasado que no tuvo interés en averiguar la suya.

Hipócrita, s. El que profesando virtudes que no respeta se asegura la ventaja de parecer lo que desprecia.

Ignorante, s. Persona desprovista de ciertos conocimientos que usted posee, y sabedora de otras cosas que usted ignora.

Imaginación, s. Depósito de mercaderías que poseen en común los poetas y los mentirosos.

Imprevisión, s. Satisfacción de las necesidades de hoy con las rentas de mañana.
 

Injusticia, s. De todas las cargas que soportamos o imponemos a los demás, la injusticia es la que pesa menos en las manos y más en la espalda.

Infortunio, s. Especie de fortuna que siempre llega.

Inmigrante, s. Persona inculta que piensa que un país es mejor que otro.

Ladrón, s. Comerciante candoroso. Se cuenta de Voltaire que una noche se alojó, con algunos compañeros de viaje, en una posada del camino. Después de cenar, empezaron a contar historias de ladrones. Cuando le llegó el turno a Voltaire dijo:--Hubo una vez un Recaudador General de Impuestos --y se calló. Como los demás lo alentaron a proseguir, añadió:--Ese es el cuento.

Legal, adj. Compatible con la voluntad del juez competente.

 

Monseñor, s. Alto título eclesiástico, en cuyas ventajas no reparó el fundador de nuestra religión.

Optimista, s. Partidario de la doctrina de que lo negro es blanco. En cierta oportunidad un pesimista pidió auxilio a Dios. Ah --dijo Dios--, tú quieres que yo te devuelva la esperanza, la alegría.
--No --replicó el pesimista--. Me bastaría si crearas algo que las justificara.
--El mundo ya está todo creado --repuso Dios--, pero te olvidas de algo: la mortalidad del optimista.

Paciencia, s. Forma menor de la desesperación, disfrazada de virtud.

Pagano, s. Ser descarriado que incurre en la locura de adorar lo que puede ver y sentir.

Pasaporte, s. Documento que se inflige traidoramente a un ciudadano que sale de su país, denunciándolo como extranjero y exponiéndolo al ultraje y la reprobación.

Peatón, s. Para un automóvil, parte movediza (y audible) del camino.

Peligro, s. Bestia salvaje que el hombre desprecia cuando está dormida, y de la que huye cuando despierta.

Perseverancia, s. Virtud interior que permite al mediocre alcanzar un éxito sin gloria

Piratería, s. Comercio sin los pañales de la fantasía, tal como Dios lo hizo.

Planear, v t. Preocuparse por el mejor método de conseguir un resultado casual.

Portátil, adj. Expuesto a propiedad mutable merced a vicisitudes de la posesión.

Preferencia, s. Sentimiento o estado de ánimo inducido por la creencia errónea de que una cosa es mejor que otra.
Un filósofo antiguo estaba convencido de que la vida no es mejor que la muerte. Un discípulo le preguntó por qué, entonces, no se suicidaba.
--Porque la muerte no es mejor que la vida --respondió el filósofo-- Pero es más larga.

Realidad, s. El sueño de un filósofo loco. Lo que queda en el filtro cuando se filtra un fantasma. El núcleo de un vacío.

Reconsiderar, v. t. Buscar una excusa para una decisión ya tomada.

Renunciar, v. t. Ceder un honor a cambio de una ventaja. Ceder una ventaja a cambio de otra ventaja mayor.

Responsabilidad, s. Carga desmontable que se traspasa fácilmente a las espaldas de Dios, el Destino, la Fortuna, la Suerte, o el vecino. Los aficionados a la astrología suelen descargarla en una estrella.







 

 

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