MEMORIAS DE DOS GEISHAS DESABRIGADAS 3


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Escrito por
@AMARULA

27/09/2012#N41914

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MEMORIA DE DOS GEISHAS DESABRIGADAS 3

 

El lunes a media mañana sonó el celular de Geisha Gorda, en él se leía el siguiente mensaje textual, proveniente del celular de Geisha Flaca: “Conocí un tipo en el Chat y quiere que el Sábado nos conozcamos”.

A lo que la Gorda le contestó “muy bien, espero que no se le muera ningún pariente ese día, como al candidato anterior”

La Flaca inmediatamente le contestó “ni me hagás acordar. La joda es que nos vamos a encontrar en un boliche, por lo que me tendrías que acompañar. Dice que va con un amigo. Vos también podrías ligar”

La Gorda ansiosa como siempre, tiró el celular sobre el mostrador del bar donde trabaja, agarró el teléfono de línea del local y marcó teléfono de línea de la Flaca.

-                            Hola – le dijo- no ves que perdemos más tiempo y plata mandándonos mensajes. ¿Porqué no me llamás por teléfono?

-                            Por que no me animaba a decirte donde quedamos en encontrarnos.

-                            ¿Dónde quedaron? ¿Ya quedaron? hoy es Lunes.

-                            Sí, ya quedamos por que él, esta semana la tiene muy cargada de trabajo y no se va a poder conectar.

-                            Bueno… vamos…- dijo la Gorda un poco incrédula por la anticipación de la cita-Pero no me dijiste dónde tenemos que ir.

-                            A La Vartola. Ya sé que no vas a querer ir, por que no querés ni cruzarte con el “Yo-yo”, pero tendrías que hacer un esfuerzo por tu amiga y en una de esas el amigo de mi amigo, no está tan mal.

 

La Gorda se quedó en silencio, mientras cavilaba que hacer. Si iba a ese boliche, el “Yo-yo” daría por hecho que ella estaba allí por que otra vez, lo iba a perdonar. Y él, sin dejar de tomar y en estado completo de ebriedad, intentaría seducirla nuevamente. Y ella con el frío del invierno a cuestas y ese instinto maternal que la caracteriza, lo terminaría perdonando. Quiso decirle a su amiga: “vos estás loca, eso es como jugar a la ruleta rusa. Hace más de seis meses que me vengo aguantando esta soledad, para que tome conciencia que está enfermo. Lo quiero, se lo gritaría, pero también le gritaría que el que no se quiere es él, y que yo no puedo estar con una persona que no se quiere, porque entonces yo tampoco me quiero”. Quiso decirle todo esto, pero le termino contestando:

 

-                            No te preocupes, el sábado vamos a La Vartola.

 

El Sábado salieron a las 23hs. tenían planeado ir a tomar un Beilys y una Amarula al Pub de la estación Martínez, hacer tiempo un rato, tomar un taxi y llegar a la Vartola tipo 1.30hs.

Pero la mujer propone y Dios dispone: cuando llegaron al Pub de la estación estaba hasta las pelotas, no había ni un lugarcito en la barra para amurarse.

Salieron con el pico seco.

-                            ¿Vamos hasta Libertador caminando?- preguntó Geisha Gorda a Geisha Flaca, que lucía una minifalda espectacular acompañada de unas botas taco aguja-

-                            Si nos vamos de acá caminando, vamos a tener que ir hasta La Vartola caminando ¿Llegaré con las botitas puestas, o me tendré que descalzar en la barranca?

-                            Hagamos como quieras, yo con mis botas de montar truchas, puedo caminar hasta la luna- comentó la Gorda-

-                            Vamos, pero despacito- contestó la Flaca y comenzaron a caminar por Alvear en dirección al río.

-                            ¿Te llamó el tipo del Chat para ver dónde se encuentran?

-                            No. Quedamos en que yo le mandaba un mensaje cuando estemos por entrar.

-                            Y ¿estás segura que va a ir? ¿no se hablaron en toda la semana?

-                             Estoy segura que va a ir, insistió tanto que me hizo pensar que era algo serio. No hacía falta que volviéramos a hablar, me ha dado su palabra de hombre.

 

La Gorda suspiró y dijo:

 

-                            Los hombres han perdido la palabra y para ellos echarse un polvo, si, es algo sumamente serio.

-                            No me pinchés el globo porfi -dijo la Flaca mientras cruzaban Libertador- Tomemos algo en Company. (Ya habían caminado desde Santa Fe 10 cuadras)

 

Entraron y La Gorda empezó a ponerse nerviosa, primero no encontraba una mesa que le gustase y después no había nada que le apeteciera de tomar.

Se levantó y le dijo a la Flaca:

 

-                            Vamos afuera que quiero fumar.

-                            Afuera hace frío.

-                            Y adentro no puedo fumar- dijo la Gorda y salió. La Flaca se sentó resignada, en la mesa que su amiga eligió.

-                            ¿Qué te pasa?- preguntó la Flaca-

-                            Llamá a la moza y pedime un café.

-                            ¿Un café vas a tomar, no querés algo que te levante un poco el espíritu?

-                            No. Tengo que estar sobria por si me cruzo con mi ex.

-                            Pero si tan mal te pone ir a ese boliche de mierda, me lo hubieses dicho antes- se acerco la camarera y pidió- dos cafés, uno con cianuro que me quiero suicidar!

 

Se quedaron en silencio hasta que trajeron los cafés y entonces La Gorda comenzó a hablar:

 

-                            Es que quiero ir, no es justo que yo no pueda ir donde quiero, por que el “Yo-yo” se cree que ese lugar es de su propiedad. Si yo misma lo llevé por primera vez, si antes no conocía nada más que el bar de la plaza, el muy infeliz.

-                            Bueno Gordita, entonces pensá en relajarte y en que tu ex no se va a poder ni acercar, por que vamos a pasar la noche con dos machos espectaculares.

-                            Sí, si- dijo la Gorda incrédula-

-                            ¿Sabés lo que nunca me dijiste?

-                            ¿Qué?

-                            ¿Por qué a tu ex todos lo llaman el “Yo-yo”?

-                            Por que va y vuelve hasta las manos.

La Flaca se rajó una carcajada que se dieron vuelta para mirarla hasta los que estaban adentro del bar.

-                            Vamos - dijo la Flaca y dejó el dinero sobre la mesa-

-                            Esperá que me cayó mal el café y tengo que ir urgente al baño.

 

La Gorda corrió hasta el water y se demoró un buen rato. Cuando regresó dijo.

-                            No sé si voy a llegar en estas condiciones al boliche dejá que me tome dos loperamidas y esperemos unos minutos.

 

La Gorda se las tragó sin agua, y cuando estuvo segura de que podía llegar hasta el río sin desgraciarse los pantalones blancos y ajustados que llevaba, dijo:

-                            Vamos, es ahora o nunca.

-                            ¿Estás segura?

-                            Si voy a ir respirando hondo como me enseñaron en meditación y modulando las vocales para depurar mis chacras, vos si querés me podés acompañar.

 

Y fueron bajando la barranca las dos, (entre las garitas de vigilancia de las mansiones más caras de zona norte), en plena madrugada, vocalizando los mantras para controlar entre otras cosas los esfínteres.

Al llegar a la vía (diez cuadras más), los tacos agujas de La Flaca se le incrustaron entre el asfalto y el barro y La Gorda tuvo que empujarla para sacarla del aprieto.

Caminaron hasta el boliche (tres cuadras más) entre los bocinazos y las guarangadas de los tipos que pasaban en auto por la calle.

El de vigilancia les avisó:

-                            Hay demora para entrar. Estamos con la capacidad completa.

 

Las mujeres se miraron con entereza. Donde iban a ir, tenían que esperar, no había opción.

Mientras esperaban, en la puerta del lado de afuera, podían observar la multitud de gente conocida que estaba en el lugar.

La Flaca le envió un mensaje de texto al tipo del Chat y esperó con el celular en la mano que le conteste.

Pasaron 15 minutos y aún no habían podido entrar y el tipo del Chat no había contestado tampoco.

La Flaca lo llamó.

El celular del tipo estaba apagado.

Cuando fueron las próximas a entrar y les abrieron las puertas para cobrarles la entrada, las dos pudieron ver a unos pocos metros la silueta inestable de “Yo-yo”.

Ambas se miraron y no hubo nada que decir, se conocían bien. Salieron por donde habían entrado, volvieron a cruzar la vía y subieron penosamente la barranca.

Mientras tanto La gorda primero dijo:

-                            Todos los hombres son iguales.

-                            Algunos son peores- contestó la flaca.

 

Tenían la intención de tomarse un trago, en el Pub de la estación de Martínez (23 cuadras más), pero era tan tarde que estaba cerrado. Siguieron caminando hasta "The 1" (Pacheco y Santa fe 8 cuadras más)) y allí por fin, se pudieron sentar tranquilas, a tomar ese trago que se venía posponiendo durante toda la noche:

 

-  Un Beilys y una Amarula- pidió La Gorda, mientras la Flaca se descalzaba y ponía sus pies de princesa sobre el piso frío, en la invernal y solitaria madrugada.

 

 

Comentarios

@ANSOGUAT

27/09/2012



Larguiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimooooooooooooooooooo  
@OJOSVERDES

27/09/2012

 pero esto no lo publicaron hace una semana? cua...

 
@KUKITYTA

27/09/2012



Majito, son varios cuentos de los mismo personajes.


Muy buenas estas crónicas de las geishas mas argentas del mundo!!

Ruth  

ARG

ARG

MUJER de 53 en Villa Pueyrredon

Optimista, divertida, independiente. Me importan los afectos y las relaciones si

¿CONOCERLA?

NO

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ARG

ARG

HOMBRE de 54 en San Miguel

Soy un buen tipo, divertido, alegre, de buen humor, con hijas grandes dos nietos

¿CONOCERLO?

NO

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